Un poco de optimismo
Todo lo que ante mis ojos ha pasado durante estos ¨²ltimos d¨ªas no pod¨ªa llevarme a otro sitio que no fuera a una reflexi¨®n, m¨¢s o menos profunda, que intenta levantar una moral que se me figura bastante ca¨ªda.Un tiempo en el que atacar al reality show y a la m¨¢quina de la verdad est¨¢ de moda, un tiempo en el que desprestigiar es una actividad rentable, y el morbo act¨²a como la gallina de los huevos de oro, un tiempo as¨ª necesita un repaso. Y es que son muchos los que critican a los criticadores, con la pretensi¨®n de arreglar algo, pero estropeando lo que queda. Y son muchos tambi¨¦n los que lloran los tiempos perdidos, y sue?an con los ambientes buc¨®licos de su juventud, que quedaron atr¨¢s en el tiempo y, peor a¨²n, en la distancia, cuando atendieron la llamada de una ciudad que promet¨ªa dinero y progreso. Esta, esta precisamente, es la actitud equivocada. Parece ser que algunos piensan que el romanticismo se encuentra en las oscuras calles del Toledo de B¨¦cquer, y s¨®lo ah¨ª. Pues bien, ?qui¨¦n les ha dicho a ustedes que es as¨ª? Las cosas no son as¨ª de simples. El romanticismo no s¨®lo est¨¢ donde te lo ense?an, sino donde lo buscas.
Todas y cada una de las cosas de este mundo presentan todas y cada una de las facetas que se puedan imaginar, s¨®lo hay que mirar desde el ¨¢ngulo adecuado, porque hay bondad incluso en la peor de las felon¨ªas, y hay belleza en el m¨¢s terrible esperpento. Intentemos sentarnos en una de esas butacas que nos ense?an una vida diferente, a ver si as¨ª nos olvidamos de lo que hay que olvidarse, y nos dejamos de realismos,porque la sand¨ªa ser¨¢ verde, pero al tragar lo tragas rojo.
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