Los hospitales recurren a donantes antes excluidos para compensar la falta de ¨®rganos
Ahora se utilizan ¨®rganos de enfermos cerebrales y ancianos
La disminuci¨®n de donantes j¨®venes fallecidos en accidente de tr¨¢fico ha obligado a los coordinadores de trasplantes a buscar ¨®rganos entre personas de edad avanzada o aceptar a donantes que antes figuraban en el grupo de los excluidos. "Hace unos a?os, los donantes de tr¨¢fico supon¨ªan el 65%. Hoy se han quedado en tan s¨®lo el 35%, una cuarta parte de los trasplantes que se realizan. Treinta puntos de descenso en tan poco tiempo es mucho", afirma el coordinador nacional de trasplantes, Rafael Matesanz, quien rechaza cualquier desconfianza sobre esta pr¨¢ctica.
La entrada en vigor de la Ley de Seguridad Vial a mediados de 1992 ha sido decisiva en este giro. Hasta entonces, la tasa anual de trasplantes renales dibujaba una l¨ªnea en continuo ascenso, con oscilaciones en torno al 5% de crecimiento anual.A partir de junio de 1992 la tasa descendi¨®, hasta situarse a finales del a?o pasado en los mismos niveles alcanzados en el momento de aplicarse la ley, es decir, crecimiento nulo. Si hace unos a?os la mayor¨ªa de los donantes eran j¨®venes, a finales de 1993 los donantes que superaban los 45 a?os han pasado a encabezar la lista. Los mayores de 60 tambi¨¦n han ascendido y superan ya el 10%.
Este giro se muestra particularmente relevante en las grandes ¨¢reas urbanas como Madrid o Barcelona, que han registrado "descensos muy espectaculares", de hasta un 30% en los accidentes y muertes de tr¨¢fico. Esta misma tendencia, aunque no tan acusada, se detecta en las comunidades aut¨®nomas lim¨ªtrofes con el Mediterr¨¢neo, pero no as¨ª en las del norte de la Pen¨ªnsula.
Cautelas reforzadas
Para mantener siquiera estable esta tasa (en el trasplante de ri?¨®n), los coordinadores de trasplantes han compensado la falta de cad¨¢veres de j¨®venes en accidentes de tr¨¢fico con ¨®rganos procedentes de donantes afectados por hemorragias cerebrales, tumores intracraneales, dolencias que no afectan a los ¨®rganos trasplantables y que en algunos casos figuraban en listas de "excluidos", igual que los ancianos. "El h¨ªgado de un cad¨¢ver con m¨¢s de 74 a?os era inaceptable; ahora no lo es", confiesa Rafael Matesanz.El recurso a este tipo de donantes ha obligado a reforzar las cautelas para evitar que el remedio aplicado resulte peor que la enfermedad y que se puedan transmitir enfermedades de los donantes a los receptores.
En Espa?a, pa¨ªs que ocupa el primer lugar del mundo en n¨²mero de operaciones de trasplantes, esta circunstancia s¨®lo ha ocurrido en un caso, precisamente el del juicio suspendido ayer en C¨¢diz. Rafael Matesanz hab¨ªa sido citado a comparecer en el proceso. En su opini¨®n, el caso ha sido instrumentalizado pol¨ªticamente y el hecho de que haya ocupado los medios de comunicaci¨®n durante m¨¢s de seis a?os ha motivado la par¨¢lisis de donaci¨®n de ¨®rganos en toda la Andaluc¨ªa occidental.
Condiciones
Los aspirantes a donantes, cuando han fallecido por afecciones en el sistema nervioso, son aceptados siempre que no hayan sido intervenidos. Aunque su salud aparente sea buena, quedan autom¨¢ticamente descartados, ya que las operaciones quir¨²rgicas facilitan la circulaci¨®n del agente infeccioso en el momento de la intervenci¨®n."Los riesgos siempre existen", a?ade Rafael Matesanz, "pero es peor que se pierdan vidas, como ha ocurrido en Andaluc¨ªa", por el p¨¢nico injustificado que origin¨® el caso.
La medicina de los trasplantes carece de armas para erradicar los riesgos. Las armas est¨¢n en manos de la sinceridad de las familias de los donantes y depositadas en lo que cuenten sobre el historial cl¨ªnico del familiar perdido.
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