Agostinho da Silva, el ¨²ltimo profeta portugu¨¦s
El profesor Agostinho da Silva, fil¨®sofo, poeta y escritor portugu¨¦s, fallecido el domingo en Lisboa con 88 a?os, era considerado como el ¨²ltimo representante de la corriente mesi¨¢nica-libertaria, que fue uno de los elementos originales de la cultura portuguesa y que tuvo en el padre Antonio Vieira, Luis Vaz de Camoens y Fernando Pessoa sus expresiones m¨¢s destacadas. Nacido en 1906 en Barca de ?vila, cerca de la frontera espa?ola, con estudios universitarios en Oporto y Par¨ªs (una tesis sobre Michel de Montaigne), la dictadura de Salazar, que interrumpi¨® su carrera docente, determin¨® el destino de este "aventurero cultural" que estuvo exilado hasta 1969 en Espa?a, Francia, Estados Unidos y Brasil, donde vivi¨® 25 a?os y fund¨® cuatro universidades.
Estaba orgulloso de no tener carn¨¦ de identidad, ni tarjeta de visita, ni n¨²mero de identificaci¨®n fiscal, s¨®lo un pasaporte que le permiti¨® viajar por el mundo, conocer los pueblos de los cinco continentes y dominar 15 idiomas, adem¨¢s del griego y lat¨ªn cl¨¢sico, consider¨¢ndose "ciudadano del mundo" y "fil¨®sofo errante". Ecl¨¦ctico, heterodoxo, rebelde a toda disciplina hasta en el pensamiento, cultiv¨® el "g¨¦nero humilde del mero comentario", conciliando con falsa modestia todas las contradicciones: racionalismo y esoterismo, hedonismo y estoicismo, contemplaci¨®n y acci¨®n, hizo la apolog¨ªa de la "metaf¨ªsica del acaso". Entre sus numerosas obras destacan Reflexao ¨¢ margem de literatura portuguesa (1957), Sentido hist¨®rico das civiliza?oes cl¨¢ssicas (1929), A religi¨¢o grega (1930), Um Fernando Pessoa (1959).
Redescubierto en 1980, cuando Portugal iniciaba su integraci¨®n en la Comunidad Europea, se convirti¨® en punto de referencia del "revivalismo nacionalista". Seg¨²n Agostinho da Silva, Portugal estaba destinada a cumplir una misi¨®n -un "destino"- providencial de "regeneraci¨®n espiritual del universo", y lleg¨® a proponer la creaci¨®n de una fundaci¨®n que comprar¨ªa todas las tierras disponibles para, en ellas, restablecer el viejo "comunitarismo ib¨¦rico" y la abolici¨®n de todos los sistemas coercitivos, de las escuelas a los impuestos pasando por la familia.
Fue, en cierta medida, prof¨¦tico cuando denunci¨® hace 20 a?os el paro como anticipaci¨®n del fin de la civilizaci¨®n industrial y mercantil: "Los parados van a ser mucho peor que los esclavos y los germanos que invadieron el imperio (romano) destruy¨¦ndolo todo". ?Piensan que los j¨®venes van a soportar ver la producci¨®n de cosas que no son para ellos?". Pero no dej¨® ninguna receta para enfrentar el magno problema, a no ser el de "dejar que las cosas acontezcan ( ... ) Los llamados pueblos industrializados produjeron muchas m¨¢quinas y destruyeron muchas personas ( ... ) Navegar contra el viento fue un descubrimiento portugu¨¦s. Tenemos que volver a ser portugueses. El destino nos ayudar¨¢".-
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