Resucitar Sarajevo
A los dos a?os del estallido b¨¦lico, arquitectos bosnios y occidentales preparan la reconstrucci¨®n de la ciudad
ENVIADO ESPECIALReconstruir Sarajevo va a exigir algo m¨¢s que una paz segura, cre¨ªble va a exigir much¨ªsimo dinero. En 24 meses de guerra, de cuyo estallido hoy se cumplen dos a?os, han ca¨ªdo sobre la ciudad dos millones de proyectiles, seg¨²n la fr¨ªa contabilidad de las Fuerzas de Protecci¨®n de las Naciones Unidas (Unprofor). Casi el 100% de los edificios del casco urbano est¨¢ marcado por las cicatrices de la barbarie. Infraestructuras b¨¢sicas como agua, electricidad, tel¨¦fono o transporte no funcionan o lo hacen de modo muy deficiente. El silencio de la artiller¨ªa serbia, forzada por el ultim¨¢tum de la OTAN a retirarse 20 kil¨®metros del centro, ha provocado una eclosi¨®n de visitas interesadas a Sarajevo.
Unos vienen simplemente a hacerse la foto; otros, los m¨¢s, a tomar posiciones de ventaja. Los edificios m¨¢s emblem¨¢ticos de Sarajevo, como la Biblioteca Nacional, corren el peligro de convertirse en el objeto de una desordenada codicia publicitaria internacional, como ya ocurriera en verano con los ni?os bosnios heridos por la guerra.
Iv¨¢n Strauss, de 66 a?os, uno de los arquitectos de moda en Sarajevo antes de la guerra, dise?ador en 1983 del hotel Holliday Inn, no pudo cumplir el a?o pasado su gran sue?o: acudir a la exposici¨®n universal de Sevilla y visitar la remozada Barcelona de los Juegos Ol¨ªmpicos. Hoy, aprovechando el reposo de artilleros y francotiradores serbios, pasea tr¨¦mulo entre las destruidas torres gemelas del centro de negocios, otro de sus edificios.
La reconstrucci¨®n de la ciudad hay que realizarla sin precipitaci¨®n", asegura apoyado en la pared de una casa en ruinas. "Las prioridades est¨¢n, para m¨ª, muy claras: devolver el techo de sus casas a muchas familias, darles agua y electricidad, ofrecerles la oportunidad de revivir".
Aunque le cuesta confesarlo, Iv¨¢n prepara, a la luz de una vela, planos y proyectos para el futuro. Cientos de papeles en los que imagina una ciudad inmortal. "Me gustar¨ªa tener la oportunidad de reconstruir mis propios edificios", dice. Tocado con una gorra de lana, como las que usaba el canciller alem¨¢n Helmut Schmidt, charla del ma?ana como si ¨¦ste ya hubiera amanecido en Sarajevo. "Todo el mundo se empe?a en reconstruir la Biblioteca Nacional [que ardi¨® en agosto de 1992, v¨ªctima de un bombardeo serbio], sin saber que ese edificio fue concebido como Ayuntamiento, y eso es lo que debe volver a ser", exclama fingi¨¦ndose molesto. Tras esbozar una amplia y provocadora sonrisa, a?ade con calma, fren¨¢ndose: "Si lo que queremos es una biblioteca nacional, pues habr¨¢ que hacer una nueva".
A Haris Pasovic, director de teatro y organizador de un segundo encuentro entre arquitectos de Sarajevo y otros procedentes e Europa y Estados Unidos, le indigna que le pidan un c¨¢lculo del coste aproximado de la reconstrucci¨®n de Sarajevco. "No s¨¦ cu¨¢nto dinero costar¨¢ recuperar la imagen de la ciudad, pero s¨ª s¨¦ cu¨¢nto ha costado destruirla: 10.000 muertos y 15.000 heridos, muchos de los cuales est¨¢n mutilados... Ya hemos pagado bastante por todo esto y no podemos volver a pagar".Lebbeus Woods, arquitecto neoyorquino, acaba de aterrizar, por tercera vez, en Sarajevo. "Los cambios del ¨²ltimo mes resultan incre¨ªbles, incluso hay sem¨¢foros en algunos cruces... A pesar de ello, creo que pasar¨¢ alg¨²n tiempo antes de que llegue el primer dinero, pero eso no es malo, porque nos permite pensar ahora con mayor libertad".
Woods, vestido con una elegante camisa de seda azul, no quiere hablar en exceso de la reconstrucci¨®n de la ciudad, le parece una falta de tacto hacerlo delante de Stjepan Ros y Tanja Dimitrijevic, dos c¨¦lebres arquitectos locales. Pese a ello, se lanza sin temor: "Desde luego, la obra no se podr¨¢ realizar como en los tiempos del comunismo, con una planificaci¨®n central y sin problemas de dinero; eso se ha acabado. Habr¨¢ que trabajar con la iniciativa privada y con las leyes del mercado. No creo que sea necesario redise?ar urban¨ªsticamente nada, bastar¨¢ con hacer como en Varsovia despu¨¦s de la II Guerra Mundial: rehacer los edificios significativos piedra a piedra, como en una rehabilitaci¨®n".
Thom Mayne, norteamericano, con m¨¢s pinta de aventurero del Camel Trophy que de arquitecto, duda que las ciudades tengan un esp¨ªritu que deba tenerse en cuenta a la hora de reedificar. "Yo no s¨¦ cu¨¢l es el esp¨ªritu de Nueva York", exclama. En Sarajevo, se le indica, hay un esp¨ªritu de convivencia de tres culturas, como en la vieja Toledo, un encuentro entre Occidente y Oriente y un m¨¢s reciente esp¨ªritu de resistencia. Tras unos segundos, Mayne afirma: "En Sarajevo habr¨¢ que tener en cuenta la tragedia que ha ocurrido. Esta debe incorporarse a la ciudad". El alem¨¢n Ekkehard Rehfeld coincide en que uno de los valores sobre los que debe asentarse el futuro de la renacida Sarajevo es en el cl¨¢sico No pasar¨¢n. "Lo ¨²nico que hemos llegado a construir en dos a?os", r¨ªe ir¨®nico el bosnio Stjepan Ros, "es una enorme c¨¢psula de supervivencia. Sin ella estar¨ªamos todos muertos". Su mujer, Tanja Dimitrijevic, otra conocida arquitecta de Sarajevo, subraya que es "muy importante que cualquier obra tenga en cuenta a la gente. En la futura reconstrucci¨®n de Sarajevo deben estar antes las personas que los edificios, porque a veces la tentaci¨®n de algunos arquitectos es hacer justo lo contrario". El austr¨ªaco Florian Haydn asiente: "Sin gente no hay arquitectura posible".
Woods y el austr¨ªaco Florian Haydn rechazan con firmeza la idea de que la rehabilitaci¨®n de Sarajevo se pueda transformar en una vasta operaci¨®n publicitaria, en una loca carrera en la que cada pa¨ªs occidental trate de colocar su bandera en un edificio. de la ciudad. "El peligro no es inminente, desde luego. No creo que llegue un solo marco, d¨®lar o ecu hasta que haya una paz estable y garant¨ªas de que la guerra se ha terminado", afirma una fuente civil de Unprofor en la capital bosnia.
Mientras la fama de Sarajevo como ciudad m¨¢rtir arrastra la mayor parte de la atenci¨®n mundial, otros lugares destruidos por la guerra, como Mostar, deber¨¢n conformarse con mantenerse en un injusto segundo plano, aunque en el caso de la capital de Herzegovina el Gobierno turco ya se ha mostrado dispuesto a ayudar en la reconstrucci¨®n del puente viejo, herencia del sult¨¢n otomano Suleim¨¢n el Magn¨ªfico. Los primeros planos del nuevo puente viejo han mostrado algunas de las dificultades que esperan: croatas y musulmanes difieren en el dise?o.
Mientras se elucubra sobre bibliotecas y puentes, la gente tapa sus ventanales sin cristal con pl¨¢sticos o utiliza las goteras de sus techos como inesperados manantiales de agua potable. Para ellos, rehabilitar la ciudad no es una cuesti¨®n sentimental ni de imagen ni siquiera un negocio, es, tan s¨®lo, cuesti¨®n de supervivencia.
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