La Cruz Roja afronta la elecci¨®n de presidente con la peor crisis de su historia en democracia
La mayor ONG y Asuntos Sociales vuelven a contradecirse en los datos de p¨¦rdidas

Cruz Roja Espa?ola, nacida por decreto de la reina Isabel II en 1864, es hoy un gigante humanitario al que hace andar una legi¨®n de 10.000 trabajadores, 146.000 voluntarios y 620.000 socios. Controlada por el poder pol¨ªtico de cada momento, esta organizaci¨®n tiene los pies de barro. "Si el presidente estornuda se dan de baja 50 socios", dice un ex responsable de Cruz Roja. Carmen Mestre, la ¨²ltima presidenta, no ha estornudado. Ha dimitido tras demostrarse que su gesti¨®n ha da?ado a la entidad, situ¨¢ndola en una grave crisis econ¨®mica y de imagen. En un tiempo r¨¦cord -esta semana- habr¨¢ sustituto.
La Cruz, Roja supo adaptarse a la monarqu¨ªa absoluta, a la Rep¨²blica, a la guerra y al franquismo. Pero a¨²n no se ha acoplado a la democracia. Dentro de la instituci¨®n es un clamor, en el que est¨¢ incluso la dimisionaria Carmen Mestre, la petici¨®n de democracia interna. Pero mientras llega, a¨²n habr¨¢ que asistir esta semana a la elecci¨®n por parte del Gobierno del presidente de una organizaci¨®n no gubernamental (ONG).El proceso democratizador lo puso en marcha el primer presidente socialista de la instituci¨®n, Leocadio Mar¨ªn, que se hizo cargo de ella entre 1985 y 1989. "Hasta entonces, la estructura era totalmente vertical. El Gobierno designaba a un presidente y ¨¦ste, a su vez, a los presidentes regionales", explica Mar¨ªn. "Introdujimos el sistema de ternas, elegidas en la instituci¨®n para que el Gobierno nombre a uno de los tres candidatos s¨®lo como paso intermedio". Ese es el paso que se ha mantenido despu¨¦s y el que ha hecho posible que la crisis de la Cruz Roja llegue al Parlamento, obligue a dar explicaciones a la ministra de Asuntos Sociales Cristina Alberdi y ponga en riesgo incluso el esca?o de su antecesora Matilde Fern¨¢ndez.
Guerra de cifras
Las malas cuentas de resultados obtenidos por la presidenta Carmen Mestre al frente de Cruz Roja Espa?ola han provocado la crisis. La defensa del equipo de Mestre y la propia Matilde Fern¨¢ndez ha consistido en presentar una situaci¨®n de partida catastr¨®fica dif¨ªcil de controlar. Pero hay versiones que lo desmienten. "Cuando llegu¨¦", explica Leocadio Mar¨ªn, "encargu¨¦ una auditor¨ªa a Arthur Andersen. El resultado fue que la auditora aseguraba que era imposible auditar las cuentas por falta de datos contables. Hicimos una auditor¨ªa cada a?o y en la ¨²ltima felicitaron a la instituci¨®n por la labor realizada a este respecto".
Uno de los t¨¦cnicos que trabaj¨® con Mar¨ªn -Mestre se deshizo del equipo de su predecesor- reconoce que la deuda con la Seguridad Social generada fundamentalmente en los hospitales era importante, pero a?ade: "No era ni la mitad de esos 7.500 millones que hay pendientes seg¨²n la auditor¨ªa de 1992".
La guerra de las cifras se ha desatado y los datos -cuando los hay- no coinciden. Carmen Mestre, una vez cesada de su puesto, ha realizado un informe econ¨®mico en el que asegura que la deuda acumulada de la entidad es de 10.000 millones y no de 15.000, como inform¨® Asuntos Sociales. El mismo informe habla de radicales recortes de las p¨¦rdidas en 1993 y 1994, con datos que parecen haber salido de la nada en s¨®lo quince d¨ªas. Cuando este peri¨®dico los pidi¨® la v¨ªspera de la dimisi¨®n de Mestre dijeron no estar disponibles.
Otro dato revelado ahora por Mestre es a¨²n m¨¢s inquietante: De la deuda de 1992 con la Seguridad Social y la Hacienda P¨²blica, 625 millones de pesetas corresponden a la oficina central. Este dato echa por tierra el argumento de Asuntos Sociales de por qu¨¦ Cruz Roja ha recibido subvenciones estatales a pesar de no estar al d¨ªa en este pago, lo que es un requisito legal imprescindible: "Se canalizaban todos los programas humanitarios a trav¨¦s de la oficina central, que s¨ª est¨¢ al corriente de pagos".
Carmen Mestre ha aplicado a su gesti¨®n una filosof¨ªa que muchos comparten: deshacerse de la r¨¦mora de los hospitales y de los "activos ociosos" como son los inmuebles de poca utilidad. La organizaci¨®n, que naci¨® y se dio a conocer por la asistencia m¨¦dica, canaliza su actuaci¨®n hoy en d¨ªa hacia la inmigraci¨®n, la poblaci¨®n refugiada, la drogadicci¨®n o la asistencia a los ancianos. "En pa¨ªses como el nuestro, donde hay una sanidad universalizada, nuestros hospitales sobran", explican. De hecho, en los cinco ¨²ltimos a?os el n¨²mero de hospitales ha descendido de 27 a 22, y muchos de los que funcionan lo hacen concertadamente con el Insalud o el servicio regional de salud correspondiente.
?Cu¨¢nta gente en plantilla trabaja para Cruz Roja? ?Cu¨¢nta ha pasado a depender de la Administraci¨®n sanitaria? Los datos no siempre est¨¢n disponibles. La cifra de 10.000 trabajadores corresponde a la memoria de 1990. Ahora, Cruz Roja asegura tener 5.200, lo que es casi imposible si se tiene en cuenta que s¨®lo en Catalu?a hay 2.100. La de los voluntarios -146.000- es la dada esta semana por la organizaci¨®n. Tres d¨ªas antes, la propia Mestre enviaba a este peri¨®dico la cifra de 133.886 voluntarios.
La instituci¨®n, a medida que la democracia se hac¨ªa adulta, ha ido encerr¨¢ndose en s¨ª misma haciendo gala de una tremenda opacidad, como denunciaron recientemente los trabajadores. La nueva sede -fruto de la pol¨¦mica permuta de edificios de 1991- es una buena muestra de ello. Un guarda jurado toma nota del carn¨¦ de identidad antes de entrar siquiera al recinto del aparcamiento y unas c¨¢maras de circuito cerrado vigilan el per¨ªmetro del edificio. Dentro, un m¨ªnimo de tres conserjes, avisados ya por el guarda jurado, reciben al visitante, al que incluso acompa?an hasta el despacho correspondiente.
"La Cruz Roja es una instituci¨®n maravillosa en la que la gente trabaja con entusiasmo", dice un presidente regional. "Nadie est¨¢ aqu¨ª por la ideolog¨ªa, por ser de un partido u otro. Pero a veces tenemos paracaidistas".
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