Montserrat: infinidad
Vosotros, pues, hab¨¦is de orar as¨ª: 'Padre nuestro que est¨¢s en los cielos, / santificado sea el tu nombre'..."A esta monta?a la han nombrado, apellidado, moteado: le han dicho castillo, nav¨ªo, llamarada de fuego de piedra, sexo viril, m¨²sica inacabada... Y nunca nada dar¨¢ con la infinidad de Montserrat, que es Catalu?a, es comunidad mon¨¢stica y es santuario mariano de la Moreneta: y el subconsciente popular la asimila a su ser. Hemos culminado la subida de Montserrat en el momento preciso, a las 13.30 horas, cuando los 80 monjes benedictinos abandonan el trabajo y la oraci¨®n y acuden al refectorio. Nos han convidado a su mesa; en este comedor, obra del arquitecto catal¨¢n Puig i Cadalfaech, las mesas alargadas acogen a los monjes y a los hu¨¦spedes cuando ¨¦stos no son n¨²mero abultado; hoy son 17.
De pie se canta "bendice se?or estos alimentos..."; nos sentamos en mesa de monjes; el silencio es de rigor; un monje inicia la lectura en catal¨¢n de un fragmento de la Biblia; aparecen los benedictinos cocineros con mandil blanco empujando el carro sobre el que est¨¢n colocadas fuentes con el primer plato del almuerzo: macarrones con tomate, exquisitos; en las mesas ya estaban dispuestos los platos y cubiertos y frascas con agua unas y otras con vino blanco, fresco; el vino, muy honesto, llega al monasterio de un familiar de un monje que cultiva la vi?a en los campos de batalla del Ebro; los benedictinos usan servilleta que sacan de una bolsita de tela; de segundo, hoy, bacalao al pil-pil; de postre, peras del tiempo; todos los monjes pelan la pera con cuchillo y tenedor. Ha pasado media hora justa; concluy¨® el almuerzo y en pie se canta "gracias Se?or ... Este monasterio fundado en el siglo XI con el lema Ora et labora dado a la vida interior contrasta con el santuario de la Virgen de Monserrat, s¨ªmbolo popular; pero los a?os han creado un bloque, monjes, la Virgen y los catalanes; aqu¨ª se celebra la simb¨®lica de Catalu?a; el a?o pasado subi¨® Sergi Bruguera en bicicleta con Indur¨¢in como mec¨¢nico para celebrar sus ¨¦xitos ten¨ªsticos; aqu¨ª se casaron el presidente Pujol y la cantante Montserrat Caball¨¦; por este lugar han pasado el Papa, los Reyes, el pr¨ªncipe Felipe, el Dala? Lama, Flerning...
El trabajo de la comunidad mon¨¢stica incide en el pueblo devoto; los monjes tienen una editorial que publica 80 libros al a?o y en tiempos franquistas sacaba a la luz Serra d'or, revista mensual escrita en catal¨¢n como todo lo benedictino; sus p¨¢ginas acog¨ªan a catalanistas perseguidos por la dictadura, incluso ateos, como Manuel Pedrolo, escritor y autor teatral que un d¨ªa de los a?os sesenta, en Par¨ªs, nos descubri¨® con mucho elogio el premio Nobel irland¨¦s Samuel Beckett; la identidad catalana del monasterio es palpable desde su fundaci¨®n, "pero hoy hay que analizar su significado recorriendo tantos siglos de historia y no qued¨¢ndose en el franquismo; hay que pensar, por ejemplo, que ahora cualquier grupo de personas puede reunirse donde quiera, y no tiene que venir aqu¨ª a encerrarse como entonces", nos matiza nuestro cicerone el monje Jordi Castanyer.
En Montserrat los benedictinos acogen a dos millones, largos de peregrinos y turistas al a?o: el doble que el museo Picasso de Barcelona; hay cafeter¨ªa, restaurantes, self-service, cama para mil personas. Aqu¨ª cantan la salve todos los d¨ªas los 50 ni?os de la Escolan¨ªa, la escuela musical m¨¢s antigua de Europa que ya cit¨® Alfonso X el Sabio en Las Cantigas, entran a los 10 a?os en r¨¦gimen de internado, estudian cuatro a?os, cantan y todos aprenden a tocar el piano y otro instrumento.
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