Jospin, a prueba
EL CONGRESO del Partido Socialista franc¨¦s ratific¨® el domingo pasado la elecci¨®n, hecha directamente por los militantes del partido, de Lionel Jospin c¨®mo candidato para la presidencia de la Rep¨²blica. Esta victoria holgada, con un 60% de los votos y con mayor¨ªas m¨¢s fuertes en los departamentos de vieja tradici¨®n socialista, ha dejado a su contrincante Henri Emmanuelli (el secretario del partido) en mal lugar. A ra¨ªz de la decisi¨®n de Delors de no presentarse a la batalla por el El¨ªseo, Jospin adelant¨® su candidatura sin despertar gran entusiasmo: tiene escaso prestigio en los c¨ªrculos externos al partido; es considerado como una persona de aparato, si bien en los ¨²ltimos a?os, despu¨¦s de su larga gesti¨®n como ministro de Educaci¨®n, se ha mantenido al margen de los enfrentamientos entre las fracciones.Con la elecci¨®n de Jospin, los grandes derrotados dentro del socialismo franc¨¦s son Mitterrand y Fabius, siendo este ¨²ltimo el delf¨ªn escogido por el a¨²n presidente de la Rep¨²blica. Fabius es hoy por hoy impresentable a causa del proceso que a¨²n tiene pendiente por la contaminaci¨®n de la sangre con sida cuando ¨¦l era jefe del Gobierno. Pero Emmanuelli se dej¨® instrumentalizar para lanzarse a una campa?a cuyo objetivo era sobre todo cerrar el paso a Jospin, dejando as¨ª el espacio libre para la futura carrera de Fabius. En realidad, este enfrentamiento entre socialistas para decidir la candidatura ha sido completamente absurdo. A los electores, que son los que deber¨¢n decidir cuando llegue la hora de votar al presidente de la Rep¨²blica, les da la impresi¨®n de que el PS no busca la persona m¨¢s capacitada para la alta misi¨®n presidencial, sino utilizar la elecci¨®n como elemento de la batalla interna.
En ese orden de cosas, los que han mostrado m¨¢s sensatez han sido los militantes de base al escoger a Jospin: ¨¦ste, en comparaci¨®n con el secretario en ejercicio del partido, es una persona con mas acceso a la opini¨®n p¨²blica, conocido por su trabajo en el Gobierno, y probablemente capaz de alcanzar la segunda vuelta, aunque con escasas oportunidades frente a Balladur. Tal es hoy la m¨¢xima aspiraci¨®n del Partido Socialista, que ha perdido toda esperanza de alcanzar la presidencia: Delors la enterr¨® con su negativa.
Dentro del espacio, bastante limitado en que tiene que moverse, Jospin est¨¢ enfocando su campa?a con buen sentido: todos los dardos los dirige contra Balladur, dejando que Chirac (quiz¨¢ peor enemigo de los socialistas en una visi¨®n a largo plazo) tenga que concentrar tambi¨¦n sus ataques en la misma direcci¨®n. Cuanto m¨¢s encarnizada sea esa lucha dentro de la derecha, y cuantos menos votos obtenga Chirac, mayor posibilidad para Jospin de superarle y de pasar a la segunda vuelta.
El candidato socialista propone en su plataforma una disminuci¨®n a cinco a?os del mandato presidencial (hoy, siete), lo cual responde a un sentimiento muy general de una opini¨®n p¨²blica harta de los 14 a?os que Mitterrand ha estado en el El¨ªseo. Jospin defiende, por otra parte, una pol¨ªtica muy europe¨ªsta, un programa econ¨®mico con una preocupaci¨®n social mayor de lo que ha caracterizado al Gobierno actual y, m¨¢s concretamente, un impuesto especial sobre los capitales dedicados a la especulaci¨®n.
En todo caso, la originalidad de la actual campa?a francesa es que a¨²n no se sabe si ser¨¢ re?ida por dos candidatos de la derecha, e incluso del mismo partido (Balladur y Chirac), o si el partido del presidente saliente lograr¨¢ entrar en la segunda vuelta. De esto ¨²ltimo depende que Jospin sea la figura llamada a dirigir el Partido Socialista en su intento de recuperar el poder. Pero ¨¦sa es una perspectiva que no parece pr¨®xima: la victoria en las presidenciales est¨¢ fuera de su alcance.
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