Noticias de Gabo
Pocos d¨ªas antes de su presencia en el Festival Internacional de Cine en el que entrevist¨® a Jacques Lang, Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez lleg¨® a Cartagena de Indias acompa?ado de su mujer, Mercedes, y de un inmenso malet¨®n con setecientos folios que contienen la primera versi¨®n inacabada de su nueva obra. Noticia de un secuestro, que as¨ª se titula, gira alrededor de un suceso dentro del mundo del narcotr¨¢fico colombiano y de la figura del antiguo dirigente del cartel de Medell¨ªn Pablo Escobar, aunque ¨¦ste no es el protagonista del texto.Perfeccionar este libro, que su autor duda en calificar como novela o reportaje, es una de las actividades en las que est¨¢ inmerso Garc¨ªa M¨¢rquez. Pero la vacilaci¨®n sobre el g¨¦nero de la obra revela subliminalmente la otra obsesi¨®n en la que el premio Nobel est¨¢ trabajando: poner en marcha su Taller de Periodismo, que arrancar¨¢ dentro de unos d¨ªas en el Centro Cultural Espa?ol de Cartagena con la asignatura de Libertad de Expresi¨®n. Un mes m¨¢s tarde, en Barranquilla (la escuela de Garc¨ªa M¨¢rquez no tiene una sola sede), el escritor dar¨¢ personalmente el primer seminario dedicado al g¨¦nero period¨ªstico del reportaje. Entre los materiales que manejar¨¢ estar¨¢n, sin duda, esbozos de su Noticia de un secuestro y la indagaci¨®n que ha dirigido, con un grupo de periodistas, sobre un suceso que aconteci¨® hace poco tiempo, que estremeci¨® a todo el mundo y cuyas conclusiones oficiales divergen frontalmente de las que ha elaborado el equipo de investigaci¨®n de Taller de Periodismo.
Garc¨ªa M¨¢rquez repite una y otra vez la importancia de la planificaci¨®n del trabajo period¨ªstico, que siempre debe fundamentarse en la investigaci¨®n; con su escuela quiere "proporcionar m¨¦todos pr¨¢cticos para la identificaci¨®n de temas y la averiguaci¨®n de noticias, haciendo que los periodistas regresen a las fuentes de la realidad, es decir, de los hechos. Con una actitud cr¨ªtica, pues muchas veces se basan en lo que dicen otros medios o los archivos, sin una comprobaci¨®n f¨¢ctica, o se atienen a las declaraciones de las fuentes oficiales y a la informaci¨®n superficial de las ruedas de prensa". Tambi¨¦n quiere desarrollar el uso apropiado de herramientas "como la libreta de notas y la grabadora, de manera que se eviten vicios tan comunes como la transcripci¨®n mec¨¢nica de las grabaciones".
Estos d¨ªas, la prensa colombiana publicaba un art¨ªculo de Garc¨ªa M¨¢rquez sobre Felipe Gonz¨¢lez que hab¨ªa aparecido previamente en Le Nouvel Observateur. Otra de las obsesiones (por llamarlas de alg¨²n modo) que manifiesta el escritor en las conversaciones privadas es el destino de "sus presidentes", aquellos a los que considera sus amigos y que est¨¢n pasando por dificultades de distinto signo: Fidel Castro, C¨¦sar Gaviria, Salinas de Gortari, Carlos Andr¨¦s P¨¦rez y, especialmente, Felipe Gonz¨¢lez. En el art¨ªculo cuenta una velada con el presidente espa?ol poco antes de las elecciones generales de 1993, cuando ya se hab¨ªa corrido el velo de la corrupci¨®n en nuestro pa¨ªs: "?l nos hizo una relaci¨®n descarnada y minuciosa de los hechos que hab¨ªan provocado el desastre, pero no se le notaba un indicio de rabia, ni de amargura ni consternaci¨®n, sino acaso un sentimiento de verg¨¹enza por unas faltas que no eran suyas, pero que ¨¦l tendr¨ªa que cargar para siempre".
Garc¨ªa M¨¢rquez le pregunta: "Una vez me dijiste que te retirar¨ªas de la pol¨ªtica a los 50 a?os. Ya tienes 52". Y le responde Gonz¨¢lez: "Siempre pens¨¦ que 50 a?os era una buena edad para retirarse, pero uno termina por descubrir que no dependemos por completo de nosotros mismos". El art¨ªculo termina con una enso?aci¨®n del socialista espa?ol: "Si alguna vez no me encuentran, que me busquen en Cartagena de Indias".
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