Surin provoca la envidia de Christie
El canadiense convalida la rapidez de la pista del Sant Jordi, con el brit¨¢nico de espectador

Medio escondido junto al palco de autoridades, Linford Christie presenci¨® la final de 60. metros. La imagen reflejaba la dura dial¨¦ctica que mantienen bajo cuerda, los atletas y la Federaci¨®n Internacional de Atletismo. Las estrellas quieren dinero. Nebiolo no lo concede. Por ahora. Desde su condici¨®n de espectador, Christie presenci¨® la carrera con envidia: la pista de Barcelona es excelente. Gan¨® el canadiense Bruny Surin, otro velocista de origen caribe?o, con 6,46s, la mejor marca del mundo. Con Christie en carrera, el registro se habr¨ªa acercado al r¨¦cord mundial (6,41s).La primera jornada de los Mundiales se disput¨® en la pista y en el palco. La ausencia de estrellas ha desinflado la competici¨®n y ha provocado un cierto desinter¨¦s entre los aficionados. El Palau Sant Jordi registr¨® media entrada -5.200 espectadores por la ma?ana y 8.400 por la tarde, seg¨²n la organizaci¨®n- Los ¨²nicos momentos de pasi¨®n se produjeron al margen de las finales de la velocidad. Manuel Mart¨ªnez ara?aba la medalla en lanzamiento de peso y Arcos se met¨ªa entre los mejores en salto con p¨¦rtiga.
Las dos pruebas de 60 metros se ajustaron a los pron¨®sticos. Vencieron el canadiense Surin y la jamaicana Merlene Ottey. Sus marcas estuvieron por encima de lo esperado. Surin, un atleta nacido en Hait¨ª y residente en la ciudad canadiense de Toronto, reedit¨® su t¨ªtulo mundial. Aunque habitual en los grandes campeonatos, a Surin le falta dar un estir¨®n para colocarse junto a Christie, Burrell, Lewis o Mitchell. La impresi¨®n es que est¨¢ mejor dotado para la pista cubierta que para los 100 metros. Sin embargo, su tiempo (6,46s) puede homologarse con un tiempo de 9,93 o 9,94s en los 100 metros. Con esta marca, Surin estar¨ªa en condiciones de batirse con los mejores especialistas de la velocidad.
Merlene Ottey dio 30 zancadas para cubrir los 60 metros y ganar la carrera. Fueron 30 zancadas elegantes y cadenciosas, como siempre ocurre con la atleta jamaicana. Despu¨¦s de tantos, a?os, Ottey todav¨ªa puede mirar a sus rivales por encima del hombre. Probablemente lo har¨¢, puesto que es una mujer con fama de arrogante. Lo m¨¢s sorprendente es su resistencia a la oxidaci¨®n que produce la edad., Consigui¨® la segunda mejor marca del a?o (6,97s) y dej¨® muy lejos a la alemana Pastchke y a la estadounidense Guidry.
Para Ottey, la temporada de invierno ha servido para proseguir su recuperaci¨®n tras un a?o de lesiones. Los indicadores son excelentes. Habida cuenta de que la carrera de 60 metros le viene corta, lo normal es colocar a Ottey otra vez entre los 10,70 y los 10,80s para los 100 metros.
Mientras se ventilaban las carreras de velocidad, Primo Nebiolo meditaba sobre las numerosas ausencias que ha sufrido la competici¨®n. Nebiolo, un hombre extraordinariamente controvertido, ha llevado el atletismo de la miseria a la riqueza. Ahora las estrellas quieren su parte. Este combate se libra desde hace algunos a?os. La oferta de premios monetarios est¨¢ pr¨¢cticamente asegurada desde el pr¨®ximo ano.
En las condiciones actuales, el caso Niyongabo es muy representativo. Niyorigabo, el ¨²nico mediofondista junto a Cacho capaz de poner en peligro la hegemon¨ªa de Morceli, volvi¨® el pasado mi¨¦rcoles a Italia despu¨¦s de un incidente en el aeropuerto de El Prat. Lleg¨® sin visado y pas¨® dos horas en el aeropuerto a la espera de la resoluci¨®n de los tr¨¢mites. Finalmente volvi¨® a Italia, donde reside el atleta de Burundi. El incidente tuvo una primera lectura pol¨ªtica. Desde el entorno de Niyongabo -atleta represen tado por el italiano Enrico Dionisi- se habl¨® de una actitud cuando menos sectaria de las autoridades espa?oles. El secretario de Estado para el Deporte, Rafael Cort¨¦s Elvira, desminti¨® la acusaci¨®n y manifest¨® que se hab¨ªa enviado una carta a Ni yongabo en la que se le ped¨ªan disculpas. El caso fue m¨¢s lejos. Nebiolo le ofreci¨® un avi¨®n par ticular para que viajara a Espa?a. Niyongabo no respondi¨®. La sensaci¨®n es que el atleta, como tantas otras estrellas, ha tomado cualquier excusa para ausentarse y presionar a Nebiolo.
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