Los archivos y el honor
El autor de este art¨ªculo, historiador, entra en la pol¨¦mica sobre el Archivo Hist¨®rico Nacional, con sede en Salamanca. "Lo lamentable es hacer de este tema una confrontaci¨®n en que entran en juego s¨ªmbolos e intereses pol¨ªticos.
Hace 20 a?os, el archivo de la guerra civil en Salamanca era todo menos acogedor. Segu¨ªa oliendo a la represi¨®n pol¨ªtica que estuvo en la base de su fundaci¨®n, para servir de centro de datos en la santa tarea de limpiar de rojos y masones a Espa?a. Serv¨ªan los documentos ex guardias civiles; uno de ellos, cordial y bondadoso, "el se?or Paco". De otros, mejor no acordarse. As¨ª, hasta la transici¨®n, cuando el archivo sufri¨® una transformaci¨®n radical, convirti¨¦ndose de guarida siniestra en un centro de documentaci¨®n hist¨®rica ejemplar, gracias al buen trabajo de unos profesionales, a quienes designaremos por sus nombres de Maite y Antonio, y sus subordinados. El resultado: un gran archivo hist¨®rico de la guerra civil espa?ola y sus antecedentes, el mejor de Espa?a y uno. de los mejores de Europa para el periodo.Ciertamente, el AHN (secci¨®n guerra civil) es un archivo nacido de un expolio, y eso explica su configuraci¨®n, como amasijo de papeles oficiales, de organizaciones sindicales y pol¨ªticas, de militantes, casas del pueblo, que deb¨ªan servir para confeccionar listas de personajes a perseguir y eliminar. Por eso el complemento de los papeles originales es el gigantesco fichero con casi dos millones de espa?oles susceptibles de ser reprimidos. De ah¨ª el valor de conservar la unidad de este archivo. El argumento de que recuperar documentos equivale a borrar simb¨®licamente la represi¨®n se destruye a s¨ª mismo: justamente esa coexistencia de fuentes y fichas es lo que recuerda el alcance de la actuaci¨®n franquista.
Resulta comprensible la tentaci¨®n del rescate. De la Generalitat, del PSOE, de la UGT, del PCE y, tambi¨¦n, de las personas. ?Por qu¨¦ va a seguir ah¨ª la ficha de mi padre?, podr¨ªa decir yo mismo. Pero, ?qu¨¦ se consigue con ello? Si el archivo es una cuesti¨®n de honor, conced¨¢moslo, que cada cual recupere lo suyo. Pero o todos o ninguno. Y entonces Franco alcanza una victoria p¨®stuma. Conseguir¨¢ lo que su pol¨ªtica de incautaciones y silencios forzados no logr¨®: eliminar la memoria de la guerra civil.
Desde la perspectiva profesional de historiador, lo lamentable es hacer de este tema una confrontaci¨®n en que entran en juego s¨ªmbolos e intereses pol¨ªticos. No parece que el se?or Pujol se interese demasiado, seg¨²n me cuentan mis colegas de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona, por el peque?o y cordial archivo de la Generalitat que ocupa el viejo edificio de la Soli, al borde del traslado a una inc¨®moda localizaci¨®n en Sant Cugat del Vall¨¦s. Me temo, pues que es cuesti¨®n de principios y de imagen, aspecto que evidentemente no se lograr¨ªa resolver con la l¨®gica microfilmaci¨®n del antiguo fondo "pol¨ªtico-social" de Barcelona en Salamanca, suficiente para hacer posible aquello que deber¨ªa constituir el objeto de los archivos pol¨ªticos, convertirse en historia merced al trabajo de los historiadores. A quienes, de veras, ese trabajo les renta poco. Bien estar¨ªa la entrega simb¨®lica de los documentos propios de la Generalitat como instituci¨®n, pero incluir en el paquete los fondos pol¨ªticos y sindicales de todo cuanto se encontraba en Barcelona durante la guerra ser¨ªa, pura y simplemente, un acto de desmantelamiento del Archivo Hist¨®rico Nacional de Salamanca y de dispersi¨®n de fondos. Al margen del p¨¦simo simbolismo que podr¨ªa suponer la consideraci¨®n de una Catalu?a unitaria como ¨²nica v¨ªctima del expolio franquista. El expolio afect¨® tambi¨¦n a Euskadi, a Madrid, a Valencia, a los republicanos que acompa?aron al Gobierno de Negr¨ªn en Catalu?a, a los comunistas y a la CNT. La de 1936-1939 no fue una guerra de Espa?a contra Catalunya, que justificar¨ªa la restituci¨®n a los sucesores de los dem¨®cratas vencidos, sino una guerra del general Franco y los suyos contra la Rep¨²blica espa?ola, dentro de la cual se encontraban la Generalitat y el Gobierno vasco.
Esos fondos fueron a parar a Salamanca. Podr¨ªan estar en Madrid, en Segovia, en Valencia o en Barcelona. Lo importante es su reuni¨®n en un punto, y el establecimiento de los medios para que las reproducciones microfilmadas lleguen a todos los centros (como la Fundaci¨®n Pablo Iglesias o el Archivo del PCE) a efectos de completar los archivos de organizaci¨®n e institucionales. Pero las fotos oficiales parecen tener m¨¢s importancia. Cuando se han perdido ocasiones tales como la obtenci¨®n en microfilme del Archivo del Ej¨¦rcito Sovi¨¦tico, en su fondo sobre la guerra de Espa?a, ofrecido desde Mosc¨² y dejado escapar por el Ministerio de Cultura sin entablar siquiera negociaci¨®n, lo que ahora ocurre es l¨®gico y justifica mi dura calificaci¨®n de tal pol¨ªtica: pasiva y, perd¨®nenme, se?ores, la expresi¨®n, disparatada.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.