"No hay pol¨ªtica econ¨®mica alternativa que no sea reducir el d¨¦ficit p¨²blico"
Pregunta. En estos momentos el debate Central est¨¢ en el esfuerzo que tiene que hacer Espa?a para reducir el d¨¦ficit p¨²blico hasta el 3% del PIB en 1997 y as¨ª poder participar en el grupo de pa¨ªses que constituyan la Uni¨®n Monetaria. ?Existe una pol¨ªtica econ¨®mica alternativa que no exija un recorte tan duro del d¨¦ficit?Respuesta. La reducci¨®n dr¨¢stica de d¨¦ficit p¨²blico es algo fundamental para mantener el crecimiento de la econom¨ªa en condiciones de baja inflaci¨®n y menores tipos de inter¨¦s. Es, adem¨¢s, un requisito para formar parte de la Uni¨®n Monetaria. No existe una pol¨ªtica econ¨®mica alternativa que no sea la de reducir el d¨¦ficit p¨²blico. Por lo tanto, no hay que hacerlo s¨®lo para la Uni¨®n Monetaria de 1999, sino tambi¨¦n porque es un prescindible para nuestra econom¨ªa, dentro o fuera de esa Uni¨®n.
P. ?Qu¨¦ opina de quienes plantean mantener una pol¨ªtica expansiva de gasto p¨²blico jara asegurar la recuperaci¨®n econ¨®mica?
R. Los expansionistas no se dan cuenta de que la econom¨ªa es hoy global y los mercados no permiten desviaciones de los criterios ortodoxos. Creo que el castigo que recibi¨® la pol¨ªtica de Carlos Solchaga es un buen ejemplo de eso.
P. ?Cu¨¢l fue el error de Solchaga?
R. Los errores de Carlos Solchaga fueron fundamentalmente dos: permitir que se incrementara sustancialmente el d¨¦ficit p¨²blico en un periodo de bonanza y dejar que la peseta se sobrevalorara de forma escandalosa.
P. ?Piensa entonces que el problema de verdad son los tipos de inter¨¦s? ?Con un d¨¦ficit alto los mercados nos penalizar¨¢n los tipos de inter¨¦s y provocar¨¢n una recesi¨®n?
R. Efectivamente, los mercados nos penalizar¨¢n si no se hace un esfuerzo importante en la reducci¨®n del d¨¦ficit, y la ¨²nica salida ser¨¢ poner freno a las tensiones, don un endurecimiento de la pol¨ªtica monetaria. Naturalmente, todo esto puede cercenar la reactivaci¨®n de la econom¨ªa. Deber¨ªamos evitar caer en este c¨ªrculo vicioso.
P. La otra cara del d¨¦ficit es la capacidad de ahorro de una econom¨ªa. ?C¨²al es su opini¨®n sobre el ahorro de Espa?a?
R. El ahorro nacional bruto ha mostrado una baja de un 2% del PIB entre 1985 y 1994 (del 20,7% al 18,7% del PIB). Esta evoluci¨®n es en gran medida atribuible al efecto desahorrador del sector p¨²blico, que con sus crecientes necesidades de financia cion ejerce un efecto negativo sobre el ahorro del resto de los sectores. Creo que el problema del ahorro y su distribuci¨®n sectorial, no s¨®lo en Espa?a sino tambi¨¦n en, la mayor¨ªa de los pa¨ªses industriales, es un problema serio que tiene planteado la econom¨ªa mundial.
P. ?Entonces s¨®lo es un problema del sector p¨²blico?
R. El sector privado, sobre todo en Estados Unidos, tambi¨¦n ahorra menos que antes, pero todos los expertos est¨¢n de acuerdo en que la clave la tiene el sector p¨²blico, cuyas pol¨ªticas (bienestar, altas recaudaciones) han desalentado el ahorro privado.
P. ?Propone alguna medida para mejorar el ahorro del sector privado?
R. A mi modo de ver, el problema del ahorro privado no es tanto una cuesti¨®n de medidas -que evidentemente algo pueden hacer- como de establecer una nueva relaci¨®n entre el sector privado y el p¨²blico. En la medida en que ¨¦ste sea menos patemalista y poderoso, el sector privado tendr¨¢ que asumir mayores responsabilidades, y el ahorro es un elemento para ello.
P. El ahorro y el d¨¦ficit est¨¢n tambi¨¦n relacionados con la libertad de movimientos de capitales. Qu¨¦ opina de la opini¨®n de Martin Feldstein, quien sostiene que el problema no es la:excesiva liberalizaci¨®n de los mercados sino su segmentaci¨®n.
R. Le¨ª con mucha, atenci¨®n la opini¨®n de Feldstein sobre los recientes problemas de M¨¦xico en The Economist y realmente me pareci¨® una ingenuidad atribuirlo a la segmentaci¨®n del mercado de capitales. En realidad, mientras haya gobiernos. distintos con pocas pol¨ªticas, diferentes, los mercados de capitales actuar¨¢n de forma distinta -es decir, se fragmentar¨¢n- en unos u otros pa¨ªses. Es inconcebible -y da?ino- que los mercados no distingan entre la calidad de las pol¨ªticas.
P. Volviendo a nuestro pa¨ªs. El paro. ?No cree que en general los pol¨ªticos parece que han tirado- la toalla y no se atreven a afrontar en serio el problema del desempleo?
R. No, creo que los pol¨ªticos hayan tirado la toalla respecto al problema del paro. Es un tema que les preocupa tanto o m¨¢s que el resto de la sociedad. Pero para atajarlo hay que ir liberalizando el mercado laboral y esto tiene muchos enemigos, o si se prefiere, unos cuantos, pero muy poderosos. Pero la gravedad del problema llevar¨¢, se quiera o no a un acercamiento a un mercado laboral m¨¢s flexible y libre.
P. ?En qu¨¦ medidas de flexibilidad piensa?
R. La mayor flexibilizaci¨®n del sector laboral ha de pasar por la concesi¨®n de una mayor autonom¨ªa a las partes para establecer las condiciones de empleo y despido, dentro de un marco, claro est¨¢, de reglas m¨ªnimas. El problema actual es que estas reglas m¨ªnimas son muy intervencionistas y contrarias a los intereses de los empresarios, que responden plantillas.
P. En Francia el problema del desempleo ha provocado un gran debate. ?Qu¨¦ opina de la reducci¨®n de la jornada laboral?
R. No creo que la reducci¨®n de la jornada laboral sea una soluci¨®n. La idea puede parecer atractiva, pero encierra un planteamiento intervencionista. Adem¨¢s, hist¨®ricamente la reducci¨®n de jornada ha sido el resultado del progreso de la productividad, no del fracaso del empleo.
P. Usted se ha manifestado en contra de subvencionar el trabajo. ?Alguna otra propuesta?
R. Me he manifestado en contra de subvenciones al trabajo porque esconden el problema y detraen parte del valor a?adido. La experiencia y el sentido com¨²n demuestran que s¨®lo donde hay un grado importante de libertad del mercado laboral se crea empleo de verdad. El coste: salarios reales m¨¢s bajos. La pregunta a la que la sociedad tendr¨¢ que contestar finalmente es si prefiere unos pocos trabajando con salarios altos (con el resto en paro) o muchos trabajando con sueldos m¨¢s bajos. Desde el punto de vista global, el valor a?adido -es decir, la creaci¨®n de riqueza- ser¨ªa sin duda mayor en la segunda opci¨®n.
P. Catalu?a est¨¢ cerca del 50% del nuevo empleo de Espa?a. La industria est¨¢ registrando una fuerte expansi¨®n. ?C¨®mo lo interpreta?
R. Catalu?a, como zona de fuerte industrializaci¨®n, se adelanta en las recesiones y muestra mayor empuje, en las reactivaciones. Adem¨¢s, Catalu?a est¨¢ aprovechando su especial posici¨®n geoestrat¨¦gica con vistas a la Uni¨®n Europea y una de las prioridades de su Gobierno es el est¨ªmulo a la empresa. Estos y otros factores cuentan mucho.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.