Contradanza italiana
LO ?NICO que est¨¢ claro en Italia es que las elecciones de marzo de 1994, que deb¨ªan ser el pistoletazo de salida para la fundaci¨®n de una II Rep¨²blica, han dejado todav¨ªa las espadas en alto. Por ello, tras la dimisi¨®n presentada esta semana por Lamberto Dini, al frente de un Gobierno de gesti¨®n, seguirnos sin saber si habr¨¢ elecciones anticipadas o si cabe una reconducci¨®n del primer ministro por alg¨²n tiempo m¨¢s. La raz¨®n es que no le acaban de salir las cuentas a ninguna formaci¨®n pol¨ªtica, hasta el punto de que el ex jefe (le Gobierno Silvio Berlusconi ya no aspira a elecciones, anticipadas porque ve declinar su estrella pol¨ªtica.Contrariamente a todo lo que dec¨ªa hasta fecha reciente, el magnate pol¨ªtico busca ahora una coalici¨®n de amplia base que realice las reformas necesarias -como la de la ley electoral- que aseguren la formaci¨®n de mayor¨ªas de gobierno y, eventualmente, la continuidad de su partido, Forza Italia, quiz¨¢ como protecci¨®n para su eventual regreso al mundo de la empresa. No olvidemos que Berlusconi puede ser objeto de acciones judiciales por presuntas irregularidades en la conducci¨®n de su grupo industrial.De igual forma, el, l¨ªder de la izquierda no comunista, Massimo d'Alema, no tiene tampoco ninguna prisa en acelerar los comicios porque se le desagrega su hipot¨¦tica coalici¨®n de gobierno con el alejamiento del federalista Umberto Bossi -la Liga- y los democristianos de Mario Segni. En estas condiciones, s¨®lo el aliado mayor de Berlusconi, el ex neofascista Gianfranco Fini, y los marxistas de Refundaci¨®n Comunista, los dos extremos del arco parlamentario, siguen apoyando la coyuntura electoral. Tanto unos, como otros, porque en la fragmentaci¨®n previsible del voto tendr¨ªan una buena oportunidad, sobre todo los primeros, de hacer regular acopio para casa.
De ese fluir de expectativas de las que cabe esperar a¨²n todo tipo de rectificaciones de un d¨ªa para el siguiente se deduce una cosa: a una C¨¢mara muy dividida podr¨ªa sucederle otra igual de poco concluyente. Y si a eso a?adimos que Italia ostenta desde el 1 de enero, hasta el 30 de junio, la presidencia de la Uni¨®n Europea se sigue que un Gobierno presidido por Dini puede permanecer alg¨²n tiempo en el poder. A su favor figura la obra realizada, que, aunque modesta en lo material -austeridad presupuestaria, reforma de las pensiones-, es notable por la imagen de seriedad que ha dado en su acci¨®n p¨²blica.
As¨ª concluyeron como hab¨ªan comenzado las sesiones de esta semana en la Asamblea Nacional, con la dimisi¨®n anunciada de Dini y la incapacidad del Parlamento de deducir proposiciones alternativas de poder. En estas condiciones, el presidente Oscar Luigi Scalfaro comenzar¨¢ la semana pr¨®xima consultas para ver por d¨®nde orienta el embrollo. Las alternativas m¨¢s probables son, bien la ampliaci¨®n del Gabinete actual, manteniendo a Dini a su cabeza, para afrontar reformas de fondo o convocar elecciones para mayo o junio.
Italia ha dado, desde marzo de 1994, pasos m¨¢s que estimables hacia la normalizaci¨®n de su vida pol¨ªtica con la persecuci¨®n del entramado de la corrupci¨®n, pero da la sensaci¨®n de que hasta que se ponga alg¨²n tipo de punto final a la liquidaci¨®n de una o varias generaciones de pol¨ªticos, y de que unas elecciones arrojen mayor¨ªas claras, lo que no se lograr¨¢ sin una reforma electoral a fondo, va a ser dif¨ªcil hablar de una aut¨¦ntica II Rep¨²blica, la de las manos limpias, y un serio intento de cumplir las condiciones de acceso a la primera velocidad europea que imponen los acuerdos de Maastricht. Como nada de eso est¨¢ claro, nada parece tampoco moverse en el escenario institucional italiano, al tiempo que todos su actores se agitan para decir en las m¨¢s variadas posturas acrob¨¢ticas que ignoran qu¨¦ es lo que m¨¢s les conviene.
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