Porrazos nucleares en la Baja Sajonia
Concluye con 50 heridos la batalla entre miles de polic¨ªas y ecologistas por unos residuos
, Un despliegue sin precedentes de la polic¨ªa alemana y 3.000 activistas del movimiento nuclear han librado una guerra de guerrillas durante 24 horas en torno al transporte de un contendor con residuos radiactivos al centro de almacenamiento temporal de Gorleben (a unos 130 kil¨®metros de Hannover). Los 15.000 agentes que participaron fueron decisivos en la batalla, que termin¨® con 50 heridos y 30 detenidos en el bando de los antinucleares.El enfrentamiento ha tenido tambi¨¦n mucho de guerra de nervios y de espionaje desde que comenzaron a sonar los tambores, cuando el contenedor sali¨®, un d¨ªa antes, del centro de acondicionamiento de material nuclear en Le Hague, al noreste de Francia. El movimiento ecologista franc¨¦s hab¨ªa colocado esp¨ªas para alertar a sus colegas alemanes del env¨ªo del paquete caliente. Sin embargo, el primer filtro no dio resultado, y el paquete fue transportado de Francia a Alemania sin problemas.
En la frontera, los activistas alemanes consiguieron detectar el contenedor de 120 toneladas, bautizado con el nombre de Castor, y comenz¨® la guerra. El envase no pasaba inadvertido. Adem¨¢s de las caracter¨ªsticas del tren (con locomotoras delante, atr¨¢s y en medio, vagones cargados de polic¨ªa y el Castor), varios helic¨®pteros iban marcando la senda.
La central de los ferrocarriles en Francfort hab¨ªa reservado varios itinerarios alternativos para que el tren nuclear burlara a sus perseguidores. ?stos trataron de eliminar rutas levantando traviesas. Tambi¨¦n inutilizaron la catenaria el¨¦ctrica, pero las locomotoras eran Diesel. Un recorrido de poco m¨¢s de tres horas se convirti¨® en 16 horas.
Al alba, el Castor iba a ser trasladado del tren a un cami¨®n especial en la estaci¨®n de Dannenberg, a 18 kil¨®metros de su destino final. En el pueblo saj¨®n a¨²n no hab¨ªan comenzado a cantar los gallos cuando los helic¨®pteros y sus focos alumbraron el horizonte. Los ecologistas se despertaron, y en menos de una hora, los ej¨¦rcitos estaban frente a frente. El Castor sali¨® a la carretera, para encontrarse a un centenar de metros la primera barricada ardiendo. Los 9.000 polic¨ªas encargados de la protecci¨®n del tramo final desenfundaron las porras y los ca?ones de agua.
Entre los antinucleares estaban tambi¨¦n algunos agricultores de la regi¨®n, que no quieren junto a sus campos un basurero nuclear. Los que no mov¨ªan voluntaria mente sus tractores eran desplazados a la fuerza sin ninguna consideraci¨®n. A los botellazos y pedradas de los manifestantes respondi¨® la polic¨ªa con m¨¢s agua y m¨¢s porra.
Los 18 kil¨®metros hasta Gorleben se cubrieron en un tiempo r¨¦cord de seis horas y siete minutos. Hace un a?o, cuando se traslad¨® el primer contenedor, necesitaron siete horas y 14.000 policias.
Tambi¨¦n esta vez se ha batido el r¨¦cord del coste de la operacion, que superar¨¢ los 55 millones de marcos (casi 5.000. millones de pesetas). El Gobierno de Baja Sajonia, que debe atesorar la basura nuclear, exige que la Federaci¨®n se haga cargo de la factura, pero ning¨²n pol¨ªtico se ha dado por enterado.
En los pr¨®ximos a?os ser¨¢n necesarios 110 transportes de este tipo para los residuos ya acumulados de las centrales nucleares alemanas. Luego tendr¨¢n que ir a un cementerio definitivo, porque en Gorleben s¨®lo se enfr¨ªan para rebajar los 400, grados de su calor interior. En veinte o treinta a?os volver¨¢n a ser patatas calientes.
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