R. I P.
Felipe Gonz¨¢lez nos vendi¨® en el 82 un traje listo para llevar que nos ca¨ªa como un guante. Luego result¨® que se ensuciaba mucho y que no lavaba bien, pero nos dur¨® 13 a?os, aunque al final daba asco ver al cuerpo social con las solapas llenas de lamparones que parec¨ªan condecoraciones inversas. Por desidia, o porque no ten¨ªamos otra cosa en el armario, nos hicimos mayores dentro de aquella indumentaria de tergal, y un d¨ªa, al pasar por delante del espejo de la propia estima, nos dio un ataque de terror. As¨ª que dejamos la legislatura a medias y fuimos corriendo a la urna para cambiar de traje, que no de chaqueta. Esta vez, como el cuerpo hab¨ªa echado est¨®mago, y presentaba algunas desproporciones, tuvimos que hac¨¦rnoslo a medida. Por eso nos est¨¢ tan ajustado.Adem¨¢s, dada la experiencia anterior, elegimos tonos oscuros, que se ensucian menos y hacen juego con la edad de Fraga, que es la del estado de ¨¢nimo de nuestra democracia. Nos hemos hecho un traje de luto, en fin, lo que significa reconocer que estamos viudos de veleidades ut¨®picas como las del 82, cuando cualquier prenda nos ca¨ªa bien. Ahora podemos discutir si Isabel Tocino quedar¨ªa mejor en la costura o en la sisa; si el tejido deber¨ªa tener m¨¢s pa?o catal¨¢n o menos fibra vasca; si la trama presenta una ligera imperfecci¨®n a la altura de Justicia. Pero todo eso son cuestiones menores. Lo importante es que se trata del tipo de traje con el que uno acudir¨ªa a un funeral o a un examen psicot¨¦cnico, porque est¨¢ pensado para las situaciones de derrota.
Con ¨¦l, y a los sones de una m¨²sica triste, ma non troppo, entraremos en Maastricht y en el siglo XXI, mientras el otro se cae a pedazos en la oscuridad del armario v¨ªctima de las larvas tipo Rold¨¢n que el PSOE deposit¨® minuciosamente en sus costuras. R. I. P.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
