Par¨ªs exhibe la brutal carnalidad de Bacon
El Centro Pompidou expone una retrospectiva con 86 obras del artista
Las premoniciones de Bacon son el fruto de un prop¨®sito: "Crear im¨¢genes que sean concentrados de realidad". Y tambi¨¦n: "Quiero hacer la mejor pintura del grito humano". Y a?ade a¨²n: "Es muy dif¨ªcil saber por qu¨¦ una pintura afecta directamente al sistema nervioso". En el Pompidou se presentan 86 de esos dardos, gritos o cubitos de realidad, 79 de ellos pinturas, y el resto, obras sobre papel.La exposici¨®n ha sido concebida por David Sylvester, cr¨ªtico y amigo personal del pintor. La selecci¨®n permite un recorrido por la impresionante trayectoria vital y art¨ªstica de Bacon, desde los a?os treinta hasta 1992, cuando falleci¨® en Madrid. Los 17 tr¨ªpticos -entre ellos los dedicados a la muerte de George Dyer, el amigo-amante que se suicid¨® en 1971- tienen un gran protagonismo.
En los cuadros no es expl¨ªcito el impacto que caus¨® en el pintor el rechazo de que fue objeto por parte de su padre cuando ¨¦ste descubri¨® los h¨¢bitos homosexuales del hijo, pero s¨ª lo es, en cambio, el trauma y el placer, el dolor y su b¨¢lsamo. Bacon dec¨ªa que le gustaban los hombres "debido a la calidad de su carne". Los retrata en todas las posiciones, a menudo sacadas de los luchadores de Muybridge, en la tela convertidos en amantes. El alcohol desempe?a su papel como tranquilizante. El lo constata cuando dice que "a veces la bebida me ha llevado a ser un poco m¨¢s libre", o cuando se refiere a "mi vida, esa que llevo entre bares y discotecas. La preocupaci¨®n por Esquilo o por Shakespeare, por la tragedia m¨¢s pura, por captar la esencia del drama, ¨¦sa puede que s¨ª corresponda al enfrentamiento familiar originario. Se deja traslucir la importancia que la literatura ten¨ªa para Bacon. Amaba a los poetas griegos y se reclamaba seguidor de Shakespeare, de Racine, de Proust y de Baudelaire, entre otros. Rechazaba, en cambio, a autores como Claudel y Plat¨®n.
Cuatro periodos
La exposici¨®n est¨¢ organizada en cuatro periodos. El primero muestra algunas de las raras telas anteriores a la guerra que han sobrevivido a la furia purificadora de Bacon. Luego encontramos las im¨¢genes de la inmediata posguerra, los personajes escapados del desastre. Entre 1962 y 1970, la imagen se hace tentacular, los cuerpos se enlazan y retuercen, los tr¨ªpticos proliferan, la pintura se hace m¨¢s dram¨¢tica o narrativa. Un grupo de seis obras triples, realizadas entre 1971 y 1976, iluminado con luz natural, constituye, seg¨²n David Sylvester, el n¨²cleo de la antol¨®gica, con los retratos de Dyer, Edwards y ¨¦l mismo. Los grandes cuadros del ¨²ltimo periodo, con sus grandes superficies de colores contrastados y rostros que se desvanecen, paisajes cada vez m¨¢s relacionados con la fisiolog¨ªa -lavabos, retretes- cierran el recorrido. La idea de relacionarlo con el de Lucien Freud a partir de la estricta militancia figurativa aparece como muy forzada.Bacon dec¨ªa admirar a Pablo Picasso, Rembrandt, Vel¨¢zquez, D¨¦gas, Cimabue o Miguel Angel, y detestar a Vermeer o La Gioconda. Viendo su trabajo se comprenden perfectamente sus preferencias, incluso las que parecen m¨¢s dif¨ªciles de conciliar con su personalidad u obra.
La exposici¨®n genera la edici¨®n o reedici¨®n de numerosos libros, entre ellos un cat¨¢logo espl¨¦ndido y vol¨²menes de Leiris, Kundera y Sollers. Carlos Freire expone sus fotograf¨ªa del pintor, y en el propio Pompidou programan un ciclo de pel¨ªculas en las que el artista o sus cuadros desempe?an un papel importante. S¨®lo se echa en falta, de antemano, una en¨¦sima posici¨®n de The last tango in Paris (El ¨²ltimo tango en Par¨ªs), la pel¨ªcula de Bertolucci que le debe tanto al mundo y los colores de Bacon -expl¨ªcitamente citado en los t¨ªtulos de cr¨¦dito- como a Marlon Brando.
El horror
Nacido en 1908 en Dublin, de padres ingleses, Bacon, habr¨¢ retratado el horror del siglo, ha intuido en su pintura lo que tienen de especial los ¨²ltimos cien anos cuando se habla de muerte. Sus cuadros son sangrientos, con cuerpos humanos convertidos en carne, bocas abiertas hasta lo imposible. Los personajes proceden de la vida moderna, con una marcada predilecci¨®n por los interiores oscuros.Bacon dec¨ªa que lo que m¨¢s detestaba en la pintura era que pudiese acabar sirviendo para decorar interiores. Era un oficio que conoc¨ªa por que ¨¦l mismo trabaj¨® como decorador de ¨¦xito hasta que pudo dedicarse a pintar. El deseo de pintar lo descubri¨® en 1928, en Par¨ªs, al ver cuadros de Picasso. De este primer per¨ªodo se han conservado pocas obras y en ellas la sombra de Picasso es en realidad excesiva. El resto es Bacon puro.
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