Ruidos
La coyuntura espa?ola est¨¢ llena de ruidos y de realidades virtuales. La confusi¨®n (los ruidos) es lo contrario de la informaci¨®n, seg¨²n se ha demostrado en un seminario sobre Los medios de comunicaci¨®n y las transformaciones pol¨ªticas, celebrado esta semana en la sede de El Escorial de la Complutense. En el pasado fue la ausencia o la limitaci¨®n de la informaci¨®n; hoy la manipulaci¨®n funciona en t¨¦rminos de asfixia, de sobreabundancia de noticias sin priorizar, para que no se pueda profundizar con facilidad sobre lo que sucede, para dificultar la distinci¨®n entre lo cierto y lo falso, lo principal de lo accesorio, se enga?a, pero no se oculta. Pues bien, en estos dos meses largos de nuevo Gobierno la ¨²nica realidad real es el paquete de medidas aprobado por decreto ley, que disminu¨ªan los impuestos de las rentas del capital y liberalizaban algunos sectores. Por ahora, el resto, las privatizaciones, las intenciones laborales,. las reformas fiscales, la congelaci¨®n salarial de los funcionarios... s¨®lo son declaraciones, en la mayor parte de las ocasiones contradictorias. El que mejor mantiene el tipo es Rodrigo Rato, que suele aparecer para decir lo que ya es seguro que va a hacer o lo que se est¨¢ estudiando, sin rotundidades que luego se diluyen en la nada. Lo dem¨¢s son ruidos.?Qu¨¦ pas¨® con el verdadero d¨¦ficit que dej¨® el PSOE? ?En qu¨¦ proyectos concretos se produjo el recorte de 200.000 millones de pesetas? ?Cu¨¢les son los n¨²meros de la nueva financiaci¨®n auton¨®mica? ?En los presupuestos de qu¨¦ ejercicio se va a producir la reforma -y la rebaja- del IRPF? ?Y el ahorro de los 5.000 altos- cargos que se iban a suprimir? La respuesta est¨¢ en el viento y ahora llega otro lote de inc¨®gnitas: ?subir¨¢ la gasolina con el objetivo de incrementar los ingresos p¨²blicos, ?habr¨¢ aumento de grav¨¢menes disfrazados de tasas en algunos servicios p¨²blicos?, ?quien va a pagar el exceso del gasto farmac¨¦utico, los usuarios o los laboratorios?, etc¨¦tera.Mientras tanto, comienzan a hacerse los principales n¨²meros de los Presupuestos de 1997 y las contradicciones dejan de ser te¨®ricas. Tres cuartas partes del gasto p¨²blico est¨¢ comprometido de antemano, no queda apenas presupuesto para el Ministerio de Fomento (inversi¨®n p¨²blica) y los gastos estructurales, aquellos que se reproducen ejercicio tras ejercicio, permanecen intactos. Cumplir los criterios de convergencia no significa conseguir un a?o el 3% de d¨¦ficit p¨²blico, sino mantenerlo e incluso disminuirlo en los ejercicios futuros.
Por sus promesas electorales y poselectorales, por ser m¨¢s papistas que el Papa en el gasto social, el PP puede verse envuelto en una din¨¢mica a la francesa, en la que los ciudadanos no perdonen ni el recorte ni haber sido enga?ados. Tambi¨¦n el gasto social puede tocarse sin afectar a su funci¨®n: ?por qu¨¦ tiene el mismo acceso a productos farmac¨¦uticos subvencionados un pensionista con rentas y patrimonio altos que otro con rentas bajas y sin patrimonio? Recientemente, en estas mismas p¨¢ginas, el soci¨®logo Enrique Gil Calvo citaba un argumento de Mishra: el giro neoliberal no se produce en el volumen total del gasto social, que crece, sino en su distribuci¨®n sectorial que se modifica sustancialmente en beneficio de las clases medias urbanas y en detrimento del resto de las clases subordinadas, cuyos gastos asistenciales y no contributivos se recortan sustancialmente. Y esta redistribuci¨®n regresiva se produce sobre todo por dos procedimientos: sustituci¨®n de impuestos directos por indirectos, y concentraci¨®n del gasto en derechos universales mientras se anulan o reducen los derechos sectoriales.
Otro debate para polemizar sin ruidos.
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