Proteger a nuestros hijos

Hay cr¨ªmenes para los que no se encuentran palabras. ?Qu¨¦ inimaginable sordidez existe en la mente de quienes buscan lucrarse mediante la utilizaci¨®n de ni?os como objetos sexuales? ?Qu¨¦ tipo de monstruos son capaces de mantener en cautividad a ni?as y dejarlas morir de hambre lentamente? La tr¨¢gica suerte sufrida por M¨¦lissa Russo, Julie Lejeune y un n¨²mero indeterminado de j¨®venes raptadas en B¨¦lgica aviva la necesidad de enfrentarse a este tipo de cr¨ªmenes execrables. La posibilidad de que estos asesinos formen parte de una intrincada red internacional de tr¨¢fico de ni?os debe despertar a los pol¨ªticos europeos en un tema como el de la protecci¨®n de nuestros hijos. Es significativo que la repugnancia de los ciudadanos de a pie en B¨¦lgica por estos asesinatos se haya transformado en indignaci¨®n contra la forma en que las autoridades han llevado el caso. (...)Si se demuestra que los autores hab¨ªan sido condenados anteriormente por delitos similares, (...) todo apuntar¨ªa a que se han cometido grav¨ªsimas negligencias. (...) La doctrina de que hay que atender tanto a los derechos del criminal como a los de la v¨ªctima, en otro tiempo de moda, parece hoy obsoleta. (...)

El fracaso en mantener entre, rejas a quienes cometen agresiones sexuales contra ni?os y enfrentarse a la realidad de la delincuencia internacional ofrecen un panorama que en nada satisface la demanda de los ciudadanos de proteger a sus hijos. (...)

24 de agosto