Metaseparatismo a la italiana
Umberto Bossi, que hoy anuncia la independencia de la Padania -in¨²til consultar diccionarios-, sabe que eso no va a ser; los cientos de miles de ac¨®litos que se han congregado estos ¨²ltimos d¨ªas en una sucesi¨®n de m¨ªtines y carnavales a lo largo del Po no lo ignoran tampoco; los varios millones de ciudadanos que dieron su voto a la Liga en las legislativas de abril est¨¢n perfectamente al tanto de que secesi¨®n no habr¨¢.?Qu¨¦, entonces, proclaman, vitorean y votan?
Las motivaciones del l¨ªder nordista son d¨¦ dos ¨®rdenes. En primer lugar, Bossi, que pudo ser una vez m¨¦dico pero no consta que tenga diploma alguno, es m¨¢s que un pol¨ªtico profesional. Es aquel que s¨®lo existe en funci¨®n de su particular teatro de polichinela, gracias al cual vive de la pol¨ªtica tanto cuanto m¨¢s fustiga a los pol¨ªticos, les hace culpables de las desgracias del Norte -la regi¨®n m¨¢s rica de la UE- y se erige en pol¨ªtico meta-pol¨ªtico tanto como promueve una meta-secesi¨®n padana.
No se trata, s¨®lo, de que viva en lo material de la pol¨ªtica, sino que, a diferencia de otros profesionales de la cosa p¨²blica, con posiciones de retaguardia a las que ce?irse cuando elecciones o designaciones los quitan de en medio, Bossi ha de pedalear constantemente para no caerse de la bicicleta, de la que se desplomar¨ªa hacia la nada. Por ello, raramente puede aceptar oferta alguna del Gobierno de Roma, ni siquiera la impensable secesi¨®n, porque eso podr¨ªa hacerle a un lado para dar paso a los que de verdad fueran a gobernar ese mal sue?o de pa¨ªs.
Este nuevo carnaval de Venecia revela no tanto, de otro lado, la fuerza como la relativa debilidad de Bossi. Si en abril hubiera sacado unos miles de votos m¨¢s, estrat¨¦gicamente repartidos, hoy tendr¨ªa la llave de la mayor¨ªa en el Parlamento y podr¨ªa dictar a la coalici¨®n que gobierna Prodi o al polo que sigue a Berluscoi, los t¨¦rminos de su contubernio padano sin recurrir a encantaciones de secesi¨®n. Igualmente, en las municipales de mayo, su partido sufri¨® un lac¨®nico revolc¨®n que le persuadi¨® de que hab¨ªa que pasar al contrataque, con su impecable sentido de la teatralidad indolora, o resignarse a presidir la asfixia paulatina de su movimiento.
En segundo t¨¦rmino, lo que no hay que descartar nunca con Bossi es la posibilidad negociadora, aunque sea una negociaci¨®n sin objeto preciso. Por ello, la proclamaci¨®n de la independencia se hace, pese a todo, con una florentina prudencia. De aqu¨ª a un a?o, dice, habr¨¢ Padania, uniformada de arriba a abajo, pero con p¨®lizas y tampones, togas e instancias a la autoridad; nada de armas de fuego, que las carga el diablo.
Bossi dispara por elevaci¨®n excitando a sus masas a que no se muevan y salgan en la foto para tener algo con lo que asustar a Roma. Decir que el l¨ªder padano es federalista o separatista ser¨ªa, por ello, un vano intento de nombrar lo innombrable. Bossi es el creador y jefe de un movimiento popular con ra¨ªces en la realidad fiscal: pagar menos y controlar lo que se pague en un ¨¢rea indefinida del Norte de Italia, es lo que mueve proclamas, v¨ªtores y sufragios. ?Pero, c¨®mo se define eso?
Apostemos por meta-secesionismo, la amenaza de separaci¨®n de continuo blandida ante Roma, que es medio y fin a un tiempo para sostener un caudillismo civil a la italiana. Es dif¨ªcil pensar hoy un federalismo convencional que acomode a Bossi, e imposible creer en una Padania real que lo entronice. El personaje meta-pol¨ªtico que encarna le impulsa naturalmente a mejorar sus posiciones para negociar. Pero, ni ¨¦l sabe exactamente qu¨¦, excepto que en ese futuro figure prominentemente Umberto Bossi.
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