Un profesional del milagro
Meses despu¨¦s de que la Filmoteca Nacional, en un alarde poco menos que suicida, decidiese programar la ¨²ltima realizaci¨®n de Theo Angelopoulos, suceso al que no me pude sustraer en su momento, el estreno, ya oficial, de La mirada de Ulises volvi¨® a dejarme sin respiraci¨®n durante las casi tres horas de sus sobrecogedoras im¨¢genes.Angelopoulos propone a quien se halle, de antemano, predispuesto a aceptar su discurso -ciertamente no f¨¢cil de digerir a veces, sobre todo si lo analizamos a la luz de los dictados schwarzenegger-stallonianos- un an¨¢lisis estremecedor sobre la condici¨®n humana a las puertas del siglo XXI.
A este respecto hay dos cuestiones que se me antojan dignas de consideraci¨®n: no estoy muy seguro de admitir la tesis de que "una imagen vale por mil palabras", pero si alguien pretende queme adhiera a este discutible fundamento, no tiene m¨¢s que recordarme La mirada de Ulises, porque Angelopoulos ha realizado la proeza de conseguir, con uno de los di¨¢logos m¨¢s escuetos y austeros de la historia del cine y la portentosa, presencia, repleta de genialidad y sabidur¨ªa, de Harvey Keitel que la casi ausencia de palabras no haga incomprensible el discurso f¨ªlmico propuesto.
Y por otra parte, frente al derroche de medios t¨¦cnicos y humanos, frente a la violencia de la que hoy d¨ªa hacen gala algunos aprendices de directores -Tarantino, Rodr¨ªguez y dem¨¢s- para criticar o ensalzar el belicismo en ciernes, Angelopoulos ofrece, sobre todo en la hora final que nos habla del holocausto de Sarajevo, una de las secuencias m¨¢s violentas, secas y estremecedoras de todos los tiempos: la pantalla pr¨¢cticamente cubierta por la niebla, dir¨ªase en plano casi congelado; unos gritos lejanos, unos disparos que nos hacen saltar como un resorte de la butaca; unos cuerpos inertes sobre el suelo y, finalmente, la mirada entre alucinada e incr¨¦dula de Ulises-Keitel. Angelopoulos, m¨¢s que un director de cine, es, por La mirada de Ulises, un profesional del milagro.-
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