Ambici¨®n de futuro contra nostalgia del pasado gran debate de la campa?a
Los norteamericanos deben escoger ma?ana no tanto entre la izquierda y la derecha como entre el futuro y el pasado. Si Clinton se ha situado en una moderada posici¨®n de centro-izquierda y Dole enn zona templada de centroderecha, la gran diferencia entre los dos principales aspirantes a ocupar la Casa Blanca ha estribado m¨¢s bien en la direcci¨®n de su mirada hacia el futuro en el caso de Clinton, hacia el pasado en el de Dole.
Siendo la situaci¨®n del pa¨ªs buena con una econom¨ªa saludable, la delincuencia en descenso y ning¨²n enemigo serio en el exterior, parece l¨®gico que el electorado se sienta m¨¢s atra¨ªdo por la visi¨®n de futuro de Clinton que por lainostalgia de Dole.Clinton, ha hablado durante su campa?a del inminente sigIo XXI y de los retos que supone para Estados Unidos: liberalizaci¨®n y mundializaci¨®n de la econom¨ªa, primac¨ªa de las tecnolog¨ªas y las actividades relacionadas con la informaci¨®n y la comunicaci¨®n, inexorabilidad de la sociedad multicultural.
Mientras que la campa?a de Cl¨ªnton ha sido optimista, positiva y presidencial, Dole ha hecho una campa?a nost¨¢lgica, negativa y confusa. Cuando Clinton invitaba a mirar sin miedo en direcci¨®n al siglo XXI, Dole recordaba la II Guerra Mundial, en la que fue gravemente herido en un brazo. Cuando el presidente mencionaba los m¨¢s de diez millones de puestos de trabajo creados durante su primer mandato, Dole dec¨ªa que EE UU vive "el peor momento econ¨®mico del siglo". Cuando Clinton hac¨ªa propuestas concretas y modestas sobre la sanidad, la educaci¨®n y el medio ambiente, Dole denunciaba el car¨¢cter tornadizo de su rival.
El programa con el que Clinton se ha presentado ante el electorado sintetiza esa posici¨®n de centro con un ligero barniz de izquierda y atenci¨®n hacia el futuro que ha sabido construirse en sus primeros cuatro a?os en la Casa Blanca. Para centrarse, Clinton ha arrebatado a los republicanos algunos de sus temas tradicion¨¢les, y, por ejemplo, se proclama el campe¨®n de la seguridad ciudadana con el plan ya en marcha de enviar 100.000 nuevos polic¨ªas a la calle, su defensa de la pena de muerte en determinados delitos y su infatigable lucha contra los partidarios -entre ellos Dole y otros republicanos- de la libertad de llevar armas de fuego. Asimismo exhibe la importante reducci¨®n del d¨¦ficit presupuestario realizada durante su estancia en la Casa Blanca como una prueba s¨®lida de que no puede asociarse su figura- a la del cl¨¢sico "derrochador" dem¨®crata. Y va m¨¢s lejos que los republicanos en la denuncia de las drogas al desencadenar toda una campana contra eltabaco.
Pero, al mismo tiempo, Clinton ofrece un leve barniz de izquierda cuando se erige en defensor de los ¨²ltimos restos de protecci¨®n social estadounidense, en particular los programas de asistencia a ancianos y pobres. O cuando, en contra de Dole, proclama su apoyo a la filosof¨ªa de la discriminaci¨®n positiva a favor de las mujeres, los minusv¨¢lidos y las minor¨ªas.
El futuro, seg¨²n Clinton, exige a EE UU esfuerzos particulares en cuatro campos. El primeroes la educaci¨®n, puesto que, afirma, s¨®lo los pa¨ªses que tengan una poblaci¨®n laboral muy cualificada ser¨¢n competitivos en la inexorable econom¨ªa planetaria. Al respecto, Clinton opone que el Gobierno federal apoye la formaci¨®n universitaria y profesional mediante un programa de 43.000 millones de d¨®lares de cr¨¦ditos a los estudiantes y deducciones fiscales a sus familias. Vinculada a este frente est¨¢ la inform¨¢tica, por lo que Clinton sostiene que Washington debe ayudar a que cada aula de cada escuela p¨²blica tenga ordenado-res conectados a Internet. La necesidad de seguir saneando el aire y el agua y de crear nuevas reservas medioambientales es la tercera de sus propuestas. Por ¨²ltimo, Clinton cree que EE UU no debe ser "el gendarme del mundo", pero s¨ª "el pacificador del mundo".
A esos temas, Dole ha opuesto esencialmente su oferta de rebajar la presi¨®n fiscal en un 15%. Pero, si los norteamericanos odian los impuestos m¨¢s que nadie, esta vez no parecen haberse entusiasmado demasiado con la rebaja prometida.
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