Guatemala
El acuerdo de paz firmado en Madrid entre los distintos bandos guatemaltecos ha sido saludado con toda clase de leg¨ªtimos entusiasmos. Desde que en 1954 el coronel Castillo Armas, con la ayuda de la CIA, derrib¨® al Gobierno constitucional de Arbenz, Guatemala ha vivido una cruel guerra civil en el marco instigante de la guerra fr¨ªa. Algunos sectores guatemaltecos recelan ahora de instrumentos democratizadores como la nueva polic¨ªa, organizada seg¨²n patr¨®n de la Guardia Civil, polic¨ªa democr¨¢tica pero militarizada. Fue el Gobierno del PSOE el responsable de la exportaci¨®n, del modelo, bajo el embrujo de aquellos tiempos en que Barrionuevo & Co. descubrieron a la Benem¨¦rita.Entre los primeros militares espa?oles que fueron a Guatemala a montar el invento, el oficial Yag¨¹e dej¨® una excelente impresi¨®n, pero ¨²ltimamente los sucesivos gobiernos espa?oles, y muy especialmente el del PP, han ocultado la identidad de los oficiales asesores, a pesar de los requerimientos de diferentes instituciones defensoras de los derechos humanos para conocer el curr¨ªculo de los urdidores de polic¨ªas democr¨¢ticas pero militarizadas. Se incuba la sospecha de que el Gobierno espa?ol ha exportado a Guatemala a algunos oficiales implicados en procesos relacionados con el terrorismo de Estado. La sombra de Intxaurrondo inquieta en Guatemala, y m¨¢s inquietar¨¢ si se mantiene el ocultismo sobre los t¨¦cnicos enviados para conseguir una polic¨ªa democr¨¢tica y, no lo olvidemos, militarizada.
Tras m¨¢s de cuarenta a?os de discurso de la raz¨®n democr¨¢tica roto por militares aventureros, es l¨®gico el recelo ante una polic¨ªa militar adiestrada seg¨²n pautas culturales de ignorada y por ello temible procedencia y finalidad. Tras 40 a?os de terror militarizado, s¨®lo falta que Espa?a contribuya a incubar los huevos de futuras serpientes.
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