Cuatro escenarios para la Uni¨®n Monetaria
Cuatro podr¨ªan ser los escenarios con los que Espa?a se enfrentar¨ªa a la hora de entrar en la Uni¨®n Monetaria Europea (UME) en 1999.El primero ser¨ªa el escenario de estancamiento. Si las econom¨ªas continentales europeas no consiguen crecer en su conjunto a unas tasas cercanas al 2% en 1997 y en el primer trimestre de 1998, no se cumplir¨ªan los criterios fiscales de convergencia de d¨¦ficit p¨²blico y deuda sobre el PIB por casi ninguno de los pa¨ªses potencialmente miembros.
Ante esta posibilidad no existen m¨¢s que dos opciones. La primera ser¨ªa posponer en uno o dos a?os la Uni¨®n Monetaria, lo que es posible, ya que el art¨ªculo 109 J, apartado 4, establece que 11 si al final del a?o 1997 no se hubiese establecido la fecha para el comienzo de la tercera fase de la Uni¨®n Monetaria, ¨¦sta comenzar¨¢ el 1 de enero de l999". Es decir, se podr¨ªa establecer una fecha posterior a 1999, aunque el esp¨ªritu del legislador de dicho art¨ªculo era m¨¢s bien que se pudiese establecer una fecha anterior a 1999. Ahora bien, la decisi¨®n hay que tomarla dentro de este a?o, no se puede esperar al Consejo Europeo en 1998.
La segunda opci¨®n consistir¨ªa en modificar al alza los valores de referencia del 3% y el 60% del PIB, respectivamente, incluidos en los Protocolos del Tratado. Para ello ser¨ªa necesaria una decisi¨®n por unanimidad de los 15 pa¨ªses miembros, lo que podr¨ªa evitar tener que reformar el tratado y volverlo a ratificar por los respectivos Parlamentos (art¨ªculo 6 del Protocolo 6). La probabilidad de este escenario es muy baja, a menos que ocurra alguna crisis imprevista, ya que la recuperaci¨®n se est¨¢ consolidando.
El segundo ser¨ªa el escenario de rigidez, que resultar¨ªa de un intento de interpretaci¨®n estricta de los valores de referencia de los criterios de d¨¦ficit y deuda p¨²blicos en la decisi¨®n final del Consejo Europeo de la primavera de 1998. Aunque todas las autoridades econ¨®micas y monetarias de la Uni¨®n Europea insisten una y otra vez sobre la aplicaci¨®n estricta de los criterios, lo que es comprensible, ya que hay que dar un mensaje de disciplina y de ajuste para acercarse lo m¨¢s posible, la realidad es que el criterio de deuda p¨²blica sobre el PIB s¨®lo lo pueden cumplir Luxemburgo (9%), el Reino Unido (57%) y Francia (58%). Si no se puede aplicar estrictamente este criterio, habr¨¢ fuertes presiones para que la flexibilidad se extienda tambi¨¦n al criterio de d¨¦ficit p¨²blico, al menos para los pa¨ªses que vayan a estar cerca del 3% del PIB.
La ¨²nica opci¨®n posible, si se adopta radicalmente el principio de rigidez, ser¨ªa "parar el reloj" un cierto tiempo o retrasar unos meses m¨¢s el examen previsto para la primavera de 1998, para dar tiempo a que Alemania y Finlandia pudiesen llevar su ratio de deuda sobre el PIB al 60%, ya que se encuentran entre el 61% y el 62%.
Sin embargo, esta opci¨®n tiene dos problemas: por un lado, se iniciar¨ªa la Uni¨®n Monetaria s¨®lo con cuatro pa¨ªses y, por otro, las elecciones francesas en mayo de 1998 van a hacer muy dif¨ªcil retrasar varios meses la reuni¨®n decisiva del Consejo Europeo. Por tanto, este escenario es tambi¨¦n muy poco probable y en todo caso llevar¨ªa, como el anterior, a retrasar la Uni¨®n o a cambiar los valores de referencia.
El tercero ser¨ªa el escenario de flexibilidad, que resultar¨ªa de aplicar literalmente los criterios de convergencia tal y como est¨¢n redactados en el Tratado y sus protocolos. Es decir, aplicar con total rigidez los dos criterios de inflaci¨®n y tipos de inter¨¦s y aplicar, con la flexibilidad permitida por el Tratado, los dos criterios fiscales de d¨¦ficit p¨²blico y, de deuda p¨²blica sobre el PIB. Esta interpretaci¨®n literal permitir¨ªa que pr¨¢cticamente todos los pa¨ªses de la Uni¨®n Europea, salvo quiz¨¢ Grecia, pudieran ser miembros potenciales de la Uni¨®n Monetaria en 1999.
Este escenario, que ser¨ªa el m¨¢s probable, tambi¨¦n plantea problemas importantes.. Esta soluci¨®n flexible no es aceptada, en principio, por Alemania ni por otros pa¨ªses del n¨²cleo duro. El Gobierno alem¨¢n necesita, para poder tomar una. decisi¨®n favorable, conocer la posici¨®n de sus dos C¨¢maras legislativas y, sobre todo, atender a la opini¨®n del Tribunal Constitucional alem¨¢n sobre si la estabilidad del euro va a ser lo suficientemente elevada y sostenible como para que ¨¦ste avale el cambio del marco a la moneda ¨²nica. De ah¨ª que el Gobierno alem¨¢n, consciente de la alta probabilidad de este escenario, haya propuesto el Plan de Estabilidad, recientemente aprobado, que, aunque va a ser muy riguroso, su aplicaci¨®n va a permitir cierta flexibilidad.
Asimismo, tanto el Instituto Monetario Europeo como el Gobierno alem¨¢n y el Bundesbank est¨¢n cambiando su discurso pasando el acento desde la necesidad de una aplicaci¨®n estricta e inflexible de los criterios de convergencia hacia la sostenibilidad, en los a?os posteriores, del esfuerzo de ajuste presupuestario. Por ello, de acuerdo con lo establecido en el Tratado de Maastricht, en su art¨ªculo 104.3, que establece que en la decisi¨®n "tambi¨¦n se tendr¨¢ en cuenta la situaci¨®n econ¨®mica y presupuestaria a medio plazo", empiezan a declarar que, a la hora de decidir qui¨¦n entra y qui¨¦n no, tendr¨¢n tanta importancia como el resultado del d¨¦ficit presupuestario alcanzado en 1997 los niveles de d¨¦ficit del presupuesto aprobado para 1998 y de la previsi¨®n para 1999. En definitiva, ¨¦ste es el escenario m¨¢s probable, ya que podr¨ªa conseguir una mayor¨ªa cualificada de votos, pero depende de que lo acepte Alemania. Si no lo acepta, no puede haber Uni¨®n Monetaria y se tendr¨ªa que retrasar la UME o intentar buscar un punto de consenso, "parando el relej" si es necesano.
El cuarto ser¨ªa el escenario de consenso. Este se dar¨ªa si no hay escenario flexible ni retraso, y deriva de que, probablemente, la decisi¨®n final no ser¨¢ por votaci¨®n, sino una larga negociaci¨®n pol¨ªtica de consenso. La raz¨®n de no votar es muy clara: ning¨²n jefe de Estado o de Gobierno va a asumir el coste pol¨ªtico externo de bloquear la decisi¨®n y evitar que haya Uni¨®n Monetaria, ni va a sufrir el coste pol¨ªtico interno de votar a favor de autoexcluir su pa¨ªs de la primera velocidad. Adem¨¢s, existe un art¨ªculo del Protocolo 10 del Tratado que impide que se ejerzan minor¨ªas de bloqueo.
Un escenario de consenso significar¨ªa dos velocidades; es decir, que la mayor¨ªa de los pa¨ªses entrasen en 1999 y alguno o algunos lo hicieran m¨¢s tarde. Para conseguir dicho consenso ser¨ªa n cesario iniciar la Uni¨®n con una masa cr¨ªtica suficiente de como m¨ªnimo ocho pa¨ªses; es decir, la mayor¨ªa de los 15. ?Qui¨¦nes podr¨ªan entrar en esta mayor¨ªa? L¨®gicamente, aquellos que tuvieran mejores niveles relativos de cumplimiento de los criterios y adem¨¢s quisieran entrar. Alemania, Francia, Holanda, Luxemburgo, Austria, Irlanda y Finlandia estar¨ªan casi seguro en el grupo inicial, porque su grado de cumplimiento podr¨ªa ser relativamente mayor. El Reino Unido, Dinamarca y Suecia tambi¨¦n podr¨ªan incorporarse, pero es muy probable que decidan no entrar en 1999, sino esperar a ver c¨®mo funciona dicha Uni¨®n y entrar m¨¢s adelante.
Grecia no entrar¨ªa en ning¨²n caso en la primera ronda. Los casos m¨¢s discutidos para llegar a un consenso ser¨ªan, por tanto, el de B¨¦lgica, por un lado, y los de Italia, Espa?a y Portugal, por otro.
A menos que se decidiese que el criterio de deuda p¨²blica contase poco a la hora de decidir qui¨¦n entra y qui¨¦n no, B¨¦lgica lo tendr¨ªa dif¨ªcil, ya que es el pa¨ªs, com¨²n 130% del PIB, m¨¢s alejado de los 15 en el cumplimiento de este requisito. Por otro lado, Italia es el pa¨ªs de los cuatro dudosos que tiene mayores dificultades para cumplir los criterios de deuda y de d¨¦ficit p¨²blico en conjunto. Sin embargo, va a ser muy dif¨ªcil admitir a B¨¦lgica, Espa?a y Portugal y dejar fuera a Italia, uno de los pa¨ªses grandes fundadores de la Comunidad Europea, en compa?¨ªa de Grecia, y va a ser a¨²n m¨¢s dif¨ªcil dejar a B¨¦lgica fuera por el apoyo incondicional que va a tener por parte de Alemania y del n¨²cleo duro y por tener mejor grado de cumplimiento relativo en los otros tres criterios. Por tanto, no hay que descartar que B¨¦lgica entrase e Italia, Espa?a y Portugal pudieran quedarse temporalmente fuera durante uno o dos a?os.
Si as¨ª fuera, ?qu¨¦ condiciones podr¨ªan exigir estos tres pa¨ªses para aceptar quedarse fuera uno o dos a?os? S¨®lo lo aceptar¨ªan si, por ejemplo, se les asegurase de antemano la entrada definitiva tras la espera y si el mecanismo cambiario de bandas estrechas con el euro incluyese una intervenci¨®n ilimitada por parte del Banco Central Europeo para defenderles de ataques especulativos, siempre que no afectase a la estabilidad de precios del euro. Es decir, para poder salvar pol¨ªticamente la cara, estos tres pa¨ªses tendr¨ªan que ser tratados como verdaderos pre-ins y quedar s¨®lo como realmente outs los pa¨ªses que hubiesen optado voluntariamente por quedarse fuera (Reino Unido, Dinamarca y Suecia) m¨¢s Grecia.
En suma, para que un pa¨ªs como Espa?a se asegure la entrada en 1999 y evite ser objeto de una dura negociaci¨®n pol¨ªtica necesitar¨¢ tener un mejor y m¨¢s sostenible cumplimiento relativo de los criterios de convergencia que otros pa¨ªses que hoy est¨¢n m¨¢s cerca de conseguirlo.
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