Pilar Serrano, viuda de Donoso, escritora
Lo que anteayer dec¨ªan de ella quienes le conocieron bien es que, gracias a su abnegaci¨®n, su esposo, el novelista Jos¨¦ Donoso, muerto hace un mes en Santiago de Chile, hab¨ªa hecho con el reposo y la relativa felicidad de los escritores una obra narrativa que se parec¨ªa mucho a su personalidad y que no hubiera existido sin ella. Mientras Mauricio W¨¢cquez, que fue amigo de la pareja y vecino perenne de los dos en Chile, en Baleares y en la localidad aragonesa de Calaceite -"su hija Pilarcita se hac¨ªa caca en mis rodillas"-, Fanny Rubio y Mario Paoletti, todos ellos escritores, se expresaban as¨ª sobre ella en un congreso de homenaje en Murcia.Corr¨ªa por las redacciones de los peri¨®dicos chilenos la noticia de que Pilar Serrano, la mujer de la que se hablaba, acababa de morir en un hospital de Santiago, despu¨¦s de una enfermedad larga que concluy¨® con un ataque cardiaco. Hace dos meses, Jos¨¦ Donoso estaba preocupado por la salud de su esposa. "Quien est¨¢ mal es Pilarcita", dec¨ªa, mientras ¨¦l arrastraba la elegancia de su buen humor, ya deca¨ªdo , por la feria del libro de Santiago. ?l muri¨® al comenzar enero. Sus amigos -Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, Jorge Edwards, Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, Guillermo Cabrera Infante, el boom entero- siempre dijeron que esta pareja estaba tan unida que hasta enfermaba al tiempo. La paradoja justiciera de la vida ha hecho cierto esto hasta el final.
Pilar Serrano -la llam¨¢bamos Pilar Donoso, naturalmente, pero tampoco se llamaba as¨ª: era Mar¨ªa Esther desde que naci¨® hace 71 a?os- era tambi¨¦n escritora, y asombr¨® con su sensibilidad narrativa en Espa?a y en su tierra; pero siempre tuvo la voluntad de ocultarse detr¨¢s de la bambalina de su abnegaci¨®n. Cuando Donoso cumpli¨® 70 a?os y en Chile le festejaron como el h¨¦roe literario y parad¨®jico que fue el autor de El obsceno p¨¢jaro de la noche, Pilar se qued¨® en casa uno de los d¨ªas principales de la fiesta para que ¨¦l se divirtiera sin cortapisas. "Es su d¨ªa, se merece este d¨ªa para ¨¦l solo". ?sa fue la norma de su vida. Eran tan iguales, en tantas cosas, que hablaban en cascada, sin interrumpirse, y continu¨¢ndose. Cuando dialogaban con los dem¨¢s lo hac¨ªan con el reposo de las novelas de Donoso, y en la conversaci¨®n siempre estaba, presente o como referencia, su ¨²nica hija, a la que Donoso tambi¨¦n llamaba Pilarcita. Dec¨ªa W¨¢cquez en el congreso de Murcia que la pareja Donoso naci¨® para conversar. Estar¨¢n de nuevo conversando. -
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