Los indios sientan a Texaco en el banquillo

En noviembre de 1993, despu¨¦s de m¨¢s de veinte a?os de verse forzados a andar por caminos salpicados de petr¨®leo, de sorber agua contaminada por constituyentes t¨®xicos de petr¨®leo y de ba?arse en manantiales cuyas aguas conten¨ªan un alto porcentaje de metales pesados, los ind¨ªgenas de la regi¨®n de Oriente de la Amazonia en Ecuador decidieron defenderse contra el culpable de todas sus aflicciones. S¨®lo que, en este caso, el malo de la pel¨ªcula no era el tradicional cacique de la zona, sino Texaco, la empresa petrolera estadounidense cuya explotaci¨®n ha convertido su tierra natal en un "basurero t¨®xico".Para que su queja no cayera en saco roto, sin embargo, los ind¨ªgenas decidieron demandar a Texaco donde m¨¢s le pudiese doler, es decir, en los tribunales de Estados Unidos, donde no hubiese el riesgo de que los intereses financieros de Ecuador, un pa¨ªs cuyo sustento depende del petr¨®leo, influyesen de alguna manera. Utilizando una ley norteamericana poco conocida del siglo XVIII que admite querellas extranjeras por injurias que resulten de una violaci¨®n de ley internacional, los indios abofetearon a la multinacional, la cuarta empresa petrolera norteamericana y quinta en el mundo, con un pleito de 1.500 millones de d¨®lares (200.000 millones (le pesetas), acus¨¢ndoles de haber llevado a cabo una pr¨¢ctica de racismo medioambiental que pon¨ªa en peligro la salud de m¨¢s de 30.000 personas.

Bola de nieve

As¨ª lleg¨® el caso de Mar¨ªa Aguinda et alia versus Texaco a los tribunales de la peque?a ciudad de White Plains (a una hora de Manhattan), donde la multinacional tiene su sede, en noviembre de 1993. Pero all¨ª no se par¨®. M¨¢s bien se convirti¨® en una bola de nieve que ha ido ganando velocidad y fuerza. Tanta fuerza, de hecho, que a comienzos de la primavera desat¨® lo que podr¨ªa acabar siendo una guerra frontal entre el Gobierno de Ecuador y la empresa que le ayud¨® a transformarse en el segundo poder petrol¨ªfero de Latinoam¨¦rica, despu¨¦s de Venezuela.Debido a un extra?o giro del destino y a la ca¨®tica trayectoria pol¨ªtica de Ecuador -que ha tenido tres presidentes, incluido el populista Abdal¨¢ Bucaram, en ¨²ltimos tres a?os- el caso ha destino y a la ca¨®tica trayectoria trascendido incluso las m¨¢s grandes expectativas de los ind¨ªgenas.¨ªtica de Ecuador -que ha teni- des expectativas de los ind¨ªgenas. El juez original se compreti¨® a o¨ªr el pleito sin la participaci¨®n del Gobierno; pero su muerte, el a?o pasado, lo dej¨® en manos de otro juez, que lo ha archivado hasta que Ecuador renuncie oficialmente a su soberan¨ªa. El pa¨ªs andino dio un primer paso en esa direcci¨®n cuando se sum¨® al pleito el pasado 25 de abril; al dar su apoyo a los ind¨ªgenas en una corte extranjera, de alguna manera se daba por entendido que hab¨ªa una renuncia de autonom¨ªa. Ahora se espera que Ecuador se pronuncie oficialmente sobre la cuesti¨®n de soberan¨ªa para que el caso pueda proceder.

Y ah¨ª est¨¢ la segunda batalla. Texaco amenaza con replicar con su propio pleito contra Ecuador si el Gobierno da ese ¨²ltimo paso. La petrolera insiste en que ¨¦ste no puede sumarse al pleito, habiendo formado parte del consorcio petrol¨ªfero Texecuador, que desarroll¨® la zona -la empresa estatal de petr¨®leo Petroecuador ten¨ªa un 62,5% de participaci¨®n en el proyecto-.

La historia particular de Texaco y los ind¨ªgenas de la Amazonia empez¨® en 1967, cuando la multinacional, junto a la petrolera Gulf, descubri¨® un dep¨®sito petrol¨ªfero bajo un bosque tropical

de 32 millones de acres y procedi¨® explotar los recursos naturales de la zona. A lo largo de los a?os setenta y ochenta, Texaco -con la ayuda de Petroecuador, ya que Gulf se retir¨®- construy¨® un oleoducto que atraviesa los Andes y desemboca en el puerto de Esmeralda. La empresa insiste en que la zona se benefici¨® de su presencia. Como dice un portavoz de Texaco: "Si sigues el desarrollo del petr¨®leo en Ecuador, te das cuenta que hace un camino paralelo al aumento en la calidad de vida en el pa¨ªs".