Mal absoluto
Me pregunto si existe el mal absoluto. Cualquier crimen tiene una explicaci¨®n. Presenta siempre una ¨²ltima veladura donde el asesino m¨¢s abyecto refleja su aspecto humano. Incluso el fan¨¢tico que para salvar la humanidad hace saltar por los aires una guarder¨ªa infantil lleva ¨¦l mismo ¨¦l cerebro lleno de terror: un deslumbramiento neurol¨®gico que podr¨ªa ser considerado enfermedad t¨ªpica de los hombres, y no de los tigres ni de las ratas. Me pregunto si el mal puede alguna vez tocar fondo y convertirse en un morbo que s¨®lo se alimenta de s¨ª mismo en plena oscuridad, donde ya no se vislumbra ning¨²n vestigio humano. He tenido esta sensaci¨®n, el espanto fr¨ªo, ante la amenaza de muerte a plazo fijo de un inocente por parte del terrorismo etarra. Si alguien quiere saber en qu¨¦ consiste el mal absoluto, puro o metaf¨ªsico, no tiene m¨¢s que atender a este caso pr¨¢ctico. Cualquier naci¨®n alcanza su independencia despu¨¦s de muchos desgarros sociales, pero las convulsiones que preceden a la libertad de un pueblo siempre tienen un lado heroico e ineludible que despu¨¦s se exaltar¨¢ en las escuelas. En cambio si alg¨²n d¨ªa el Pa¨ªs Vasco logra la independencia, tendr¨¢ que olvidar a estos patriotas del tiro en la nuca, puesto que ning¨²n Estado puede sustentarse con honor en cr¨ªmenes demasiado s¨®rdidos ni agradecer su origen a una mafia sin un m¨ªnimo de grandeza. Por, otra parte, hoy el Pa¨ªs Vasco es un cuerpo social infectado por una septicemia. No s¨¦ de ninguna enfermedad infecciosa que se cure con el bistur¨ª. Las infecciones agudas no se operan. Cuando se les aplica el hierro, el mal se extiende hasta los ¨²ltimos entresijos del organismo. Este golpe fatal de ETA, que ya no busca sino la maldad absoluta, ha provocado una reacci¨®n muy pura. Por primera vez, el dolor de la sociedad comienza a responder a un sentimiento primario de solidaridad sin gritos de histeria ni reacciones patrioteras. Alg¨²n d¨ªa, esta pesadilla acabar¨¢. Sin duda, el vencedor ser¨¢ el que hoy mismo, sin esperar a ma?ana, siembre palabras, palabras, palabras y no pistolas.
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