La guerra del vodka
Rusia cierra su frontera con Georgia a un convoy de 10.000 toneladas de alcohol
Mil camiones, cada uno de ellos con 10 toneladas de vodka o alcohol en bruto, han pasado varios d¨ªas bloqueados en la frontera entre Georgia y la Rep¨²blica cauc¨¢sica de Osetia del Norte. Su objetivo es entrar en Rusia, donde el precio de su mercanc¨ªa se multiplicar¨ªa por cinco. Muchos siguen todav¨ªa all¨ª, confiados en poder cruzar la l¨ªnea, por las buenas o por las malas; otros se dirigen al Caspio, a trav¨¦s de Azerbaiy¨¢n, donde esperan embarcar el precioso l¨ªquido y, burlando la vigilancia de las patrulleras, alcanzar su destino. El resto conf¨ªa en una ruta terrestre que les permitir¨ªa entrar en Rusia por Daguest¨¢n.Decir vodka es decir algo importante en todos los pa¨ªses surgidos de las cenizas de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, empezando por la propia Rusia. El vodka es el responsable directo de que haya millones de alcoh¨®licos, pero es de lo poco que le queda a mucha gente para hacer m¨¢s soportable la dura batalla por la supervivencia. Siempre fue as¨ª. Por eso, desde el zarismo, el poder ha controlado el mercado de esta bebida nacional.Mija¨ªl Gorbachov implant¨® en los tiempos de la perestroika una especie de ley seca y puede que ¨¦sa fuera una de las principales causas de que empezara a perder popularidad. A Bor¨ªs Yeltsin, cuya afici¨®n a los licores de alta graduaci¨®n (40 grados tiene el vodka) es conocida, ni siquiera se le pas¨® por la imaginaci¨®n semejante disparate. Sin embargo, consciente de la importancia econ¨®mica del asunto, implant¨®, un monopolio estatal y prohibido, en marzo, la entrada de alcohol desde el extranjero.Esta medida alter¨® la ruta de los trasportistas. Antes llegaban sobre todo a trav¨¦s de Ucrania y Bielorrusia, hasta que ambos pa¨ªses prohibieron el tr¨¢nsito. Georgia no hizo lo mismo y, por eso, los camioneros se buscaron su salario del vodka en esta Rep¨²blica cauc¨¢sica. Las 10.000 toneladas de alcohol, clave de la actual crisis, entraron sin problemas por el puerto georgiano de Poti y esperaban entrar en Osetia del Norte, ya en Rusia, por el puesto de Verjni Lars. Ya lo hab¨ªan hecho otras veces, incluso tras la prohibici¨®n de Yeltsin. Pero esta vez fue diferente, y ni los sobornos a los aduaneros sirvieron de nada.
El jefe del servicio de fronteras de Rusia, general Andr¨¦i Nikol¨¢iev, amenaz¨® con emplear la fuerza si los camiones intentaban cruzar ilegalmente la frontera. En algunos peri¨®dicos se dijo incluso que est¨¢ dispuesto a utilizar la aviaci¨®n. La administraci¨®n regional de Osetia del Norte pidi¨® a Mosc¨² moderaci¨®n, tal vez pensando en la fortuna que se iba a perder, ya que es en esa rep¨²blica donde el alcohol se convierte en vodka, se embotella y se etiqueta.
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