"?Qui¨¦n nos devuelve a nuestros muertos?"

Ya no creo en la Justicia". Carmelo Vaquero, el padre de Jaime, la primera v¨ªctima del aceite de colza adulterado, era as¨ª de rotundo al mediod¨ªa de ayer. Acababa de enterarse "en la calle" del fallo del Tribunal Supremo. "?Cu¨¢nto vale una vida? ?Siete millones y medio de pesetas, 15 millones? Por ese precio, es como para coger una, pistola y empezar a disparar", exclamaba. De inmediato, reflexionaba y matizaba: "Lo innegable es que a nuestros muertos no hay quien nos los devuelva, que han pasado 16 a?os, que seguirnos con nuestras dolencias a cuestas, que tengo a otros tres hijos con invalidez...".Escepticismo. ?sa es la figura. Porque ahora llegar¨¢ otro penoso proceso: el de evaluar el grado de enfermedad de cada cual y, en consecuencia, la indemnizaci¨®n a percibir. Lo proclama Mar¨ªa Sierra, la presidenta del grupo de afectados representado por la OCU. A ella misma, de 60 a?os, que sufre "aplastamiento de v¨¦rtebras y problemas cardiacos", un tribunal m¨¦dico le ha rebajado recientemente la invalidez "absoluta" que se le hab¨ªa reconocido con anterioridad. "A¨²n no hemos estudiado a fondo la. sentencia, pero seguro que hay muchas cosas que recurrir", concluye.