El candidato de Milosevic toma ventaja sobre el 'ultra' Seselj en las elecciones a la presidencia serbia
Si Milutinovic debe acudir a una segunda vuelta, su rival ser¨¢ Seselj, un populista ultracionalista defensor de la Gran Serbia. Ser¨¢ la cuarta vez en tres meses que los serbios deber¨¢n acudir a las urnas para intentar elegir presidente. El puesto est¨¢ vacante desde que Slobodan Milosevic lo abandonara en julio, por imperativo constitucional y tras dos mandatos consecutivos (la ley proh¨ªbe una nueva reelecci¨®n), para transformarse en presidente de la disminuida Yugoslavia, es decir, la federaci¨®n de Serbia con su ap¨¦ndice Montenegro, y desde ah¨ª seguir manejando los hilos del pa¨ªs.Esta vez no hay fiscalizaci¨®n internacional de los comicios, lo que imped¨ªa anoche verificar las denuncias de manipulaciones de urnas en colegios remotos o de trifulcas entre partidarios de los dos candidatos principales.
Lo que queda de la oposici¨®n serbia, la coalici¨®n Unidos (Zajedno), rota en verano y agrupada ahora en torno a los partidos nacionalistas moderados de Zoran Djindjic y Vesna Pesic, considera que estas presidenciales, "celebradas en un clima de linchamiento pol¨ªtico", no re¨²nen las m¨ªnimas garant¨ªas democr¨¢ticas. Djindjic, efimero alcalde de Belgrado hasta ser destronado por su antiguo aliado Vuk Draskovic, hab¨ªa predicho que la elecci¨®n no iba a ser v¨¢lida, como sucedi¨® en octubre, al no alcanzarse el 50% de participaci¨®n fijado en la Constituci¨®n. Fall¨®, pero le queda a¨²n la esperanza de la segunda vuelta.
Hab¨ªa 7,2 millones de votantes potenciales para elegir entre siete candidatos. Una sola papeleta -que en la regi¨®n de Kosovo figuraba impresa en caracteres cir¨ªlicos y en alban¨¦s- recog¨ªa los nombres de los aspirantes, de los que s¨®lo tres ten¨ªan de antemano alguna posibilidad. El ministro de Exteriores y ac¨®lito de Milosevic, Milan Milutinovic, del Partido Socialista (ex comunista) gobernante; el ultranacionalista Vojislav Seselj, un antiguo protegido de Milosevic en cuyo programa figura rehacer las fronteras de Serbia con Croacia y Bosnia, y Vuk Draskovic, que codirigi¨® Unidos y que pretende la restauraci¨®n mon¨¢rquica.
La pugna real enfrentaba desde el principio a Milutinovic, que como comunista ortodoxo lamin¨® en los a?os setenta la incipiente democratizaci¨®n universitaria yugoslava, y al fascista Seselj, jefe del Partido Radical. Una victoria de ¨¦ste, en cuyo curr¨ªculum destaca la organizaci¨®n de grupos paramilitares que llevaron el exterminio a Croacia y Bosnia, hubiera acentuado a¨²n m¨¢s el actual aislamiento serbio. Washington ya anunci¨® que no tratar¨ªa con un eventual presidente, Seselj.
Las reglas del juego establecen que cualquiera de los candidatos necesita para ganar al menos el 50% m¨¢s uno de los sufragios. Si ninguno consigue ese porcentaje, como parece que va a ser el caso, los dos m¨¢s votados dirimir¨¢n una segunda vuelta. El ganador entonces lo es por mayor¨ªa simple, siempre que vote la mitad del censo. Por eso Seselj no debe ser descartado todav¨ªa.
'Supremo superviviente'
La presidencia federal que ostenta Milosevic, y a la que pretende trasladar los omn¨ªmodos poderes de que gozaba como l¨ªder serbio, s¨®lo puede funcionar suavemente con la complicidad de sus hom¨®logos de Serbia y Montenegro. La victoria en esta diminuta rep¨²blica vasalla, el pasado octubre, de un adversario de Milosevic, Milo Djukanovic (en detrimento de Momir Bulatovic), ha alterado los planes del supremo superviviente, que, encerrado en el Palacio Blanco de Belgrado que alberg¨® al dictador Josef Broz (Tito), se tiene que contentar por el momento con tener instalado como presidente provisional de Serbia a uno de los suyos, el pol¨¦mico jefe del Parlamento, Dragan Tomic.Milosevic, que seg¨²n la letra de la Constituci¨®n deber¨ªa ser una figura semidecorativa, controla en realidad, adem¨¢s del Ej¨¦rcito y la polic¨ªa, los medios de comunicaci¨®n oficiales, la extensa trama de su declinante Partido Socialista y la estatalizada y ruinosa econom¨ªa serbia. Del resultado de estas elecciones depende la reforma de la Carta Magna y el futuro del autoproclamado arquitecto de la paz en los Balcanes, Slobodan Milosevic, quien ha desempe?ado los papeles de pir¨®mano y bombero con el mismo entusiasmo.
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