Un minuto de locura resucita al Athletic ante el Celta
Los manuales de los entrenadores resultan en ocasiones un galimat¨ªas tan espeso, que no s¨®lo acaban con la esencia del f¨²tbol, sino que someten al espectador a un ejercicio de ¨¢lgebra y de imaginaci¨®n. Luis Fern¨¢ndez quiso probar la capacidad de interpretaci¨®n de su p¨²blico y construy¨® un equipo con la estructura de un crucigrama. La prueba resultaba tan ir¨®nica como la definici¨®n del encuentro como el partido del siglo, si no fuera porque, adem¨¢s del p¨²blico, tampoco los jugadores sal¨ªan de su asombro.A las primeras de cambio se descubri¨® el misterio: el Athletic apelaba al bandidaje frente a un ej¨¦rcito disciplinado y con la lecci¨®n aprendida. Toda la l¨®gica que derrochaba el Celta de Irureta contrastaba con el desconcierto de la cuadrilla rojiblanca. Pero el f¨²tbol es a veces compasivo con las cuadrillas y premia sus esfuerzos con ribetes de locura. El Celta muri¨® en un minuto, cuando encaj¨® dos goles tras quedarse con un hombre menos. As¨ª ech¨® por tierra todo un ejercicio de soltura futbol¨ªstica. La locura del marcador se ali¨® con la locura del f¨²tbol, que se engrandece con estos detalles insospechados en la misma medida que se aleja de la justicia. En ese minuto cerr¨® ambos ojos y premi¨® no se sabe qu¨¦ del Athletic, pero lo sac¨® de la c¨¢rcel amnistiando todos sus pecados futbol¨ªsticos. A ello contribuy¨® tambi¨¦n el perd¨®n del Celta, que no lo ech¨® del campo cuando lo tuvo todo a su favor.
En eso lleg¨® el tiempo de la locura para un Athletic loco y desaforado; en dos acciones puntuales, cuando se acercaba el final, dio la vuelta al marcador, aunque quedara sobre el terreno una imagen pat¨¦tica.
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