Audiencias sonrientes

Estos viejos trianeros -entre 65 y 75 a?os de edad cada uno, m¨¢s de 400 si sumamos- que ahora suben a los escenarios conmueven y emocionan antes que nada. No son grandes artistas pero hacen lo que saben hacer con tal convicci¨®n que la audiencia se les rinde desde el primer momento, y anchas sonrisas afloran a todos los rostros.Triana es, o fue, por supuesto, mucho m¨¢s que lo ofrecido por estos aficionados que se han quedado en el cupl¨¦, la mejicanada e incluso unas pinceladas de cantos negros americanos hechos por Curro con voz profunda. Pero verles juntos sobre el tablado es una estampa impagable que no olvidaremos. Cada uno con sus gestos propios, las maneras que ya no pueden cambiar porque seguramente las hicieron durante todas sus vidas: La del Maera se santigua cuando se dispone a cantar, La del Pati amansa con un gesto de sus manos la excesiva fuerza de sus compa?eros cuando le hacen el son con las palmas... y todas, si llega el caso, airean las enaguas sin ning¨²n complejo.

Cuando cantan o bailan ellos disfrutan m¨¢s que nadie. Esperan los aplausos, casi los piden, con esa conmovedora inocencia que s¨®lo asoma a veces a los ojos de los viejos y de los ni?os. Son aplausos que se les deben, ciertamente, por su alegr¨ªa de vivir y por transmit¨ªrnosla generosamente.

Como artista invitada actu¨®, acompa?ada por la guitarra de Jos¨¦ Luis Postigo, una jovenc¨ªsima Roc¨ªo Segura, cantaora almeriense cuyo nombre va ganando m¨¦rito a medida que se la conoce mejor.