El Gobierno ofreci¨® a los GRAPO liberar a 30 presos a cambio de su disoluci¨®n
Dos enviados del Gobierno se comprometieron ante una comisi¨®n de los GRAPO-formada por presos, sus abogados y dirigentes en la clandestinidad del PCE(r) a poner en libertad a 30 de los 52 miembros de la organizaci¨®n terrorista si renunciaban definitivamente a la lucha armada. Durante cuatro reuniones, celebradas entre el 10 de diciembre y el 23 de febrero, los representantes del Gobierno y de los GRAPO llegaron incluso a pactar un comunicado conjunto en el que se establec¨ªa la legalizaci¨®n del PCE(r) -brazo pol¨ªtico de la organizaci¨®n terrorista- a cambio de la paz definitiva. Todo salt¨® por los aires la madrugada del pasado 13 de marzo.
Tres bombas, colocadas en otras tantas delegaciones de Hacienda de Madrid, se convirtieron ese d¨ªa en la respuesta violenta de la organizaci¨®n al fracaso de las negociaciones. "Los presos", asegura Juan Manuel Olarieta, uno de los abogados habituales de los GRAPO, "se llegaron a creer que el Gobierno iba esta vez en serio; y la verdad es que se estuvo muy cerca del acuerdo". ?Qu¨¦ pas¨® entonces? "Nuestros interlocutores", a?ade Olarieta, que asisti¨® a las reuniones, "frenaron de pronto y los representantes de los presos se sintieron estafados".El ¨²ltimo cap¨ªtulo de la larga historia de desencuentros entre el Gobierno y los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre se inici¨® a finales del mes de noviembre de 1997. Dos hombres, que se identificaron como "miembros del equipo de interlocuci¨®n del Gobierno " se presentaron sin avisar en el despacho profesional de Juan Manuel Olarieta. "El Gobierno tiene mucho inter¨¦s", dijo uno de ellos, "en reanudar las conversaciones encaminadas al fin de la organizaci¨®n".
Unos d¨ªas m¨¢s tarde, el 10 de diciembre, se produjo la primera reuni¨®n. Olarieta se hab¨ªa puesto. en contacto con los miembros m¨¢s significativos de los GRAPO en prisi¨®n y con los dirigentes del PCE(r). Aceptaron sin demasiadas vacilaciones la invitaci¨®n del Gobierno, pese a que no era la primera vez que un di¨¢logo de esas caracter¨ªsticas hab¨ªa fracasado por un motivo u otro. Sin ir m¨¢s lejos, los presos y el Ejecutivo- representado entonces por dos agentes del Cesid que se hac¨ªan llamar Alberto y Enrique- sostuvieron entre el 17 de abril de 1996 y el 7 de febrero de 1997 una serie de reuniones en la prisi¨®n de Sevilla 2 que terminaron en el fracaso. Ahora parec¨ªa distinto, y los buenos augurios se confirmaron desde el principio.
El Gobierno -por boca de sus enviados- lleg¨® a ofrecer la posibilidad de que unos 30 ex terroristas recobrasen la libertad de forma progresiva. Esta operaci¨®n, que los representantes gubernamentales calificaron de muy generosa y muy dif¨ªcil de explicar a la sociedad, no lo es tanto para el colectivo de presos. Seg¨²n sus c¨¢lculos, unos 15 grapos tendr¨¢n que ser puestos en libertad en los pr¨®ximos dos a?os, al haber cumplido ya la pr¨¢ctica totalidad de la condena.
Durante las dos reuniones siguientes -el 13 de enero y el 4 de febrero, en una prisi¨®n de Madrid que las dos partes prefieren mantener en secreto- la comisi¨®n de los GRAPO y los "miembros del equipo de interlocuci¨®n del Gobierno" pactaron un comunicado conjunto, al que ha tenido acceso EL PA¨ªS y que carece de cu?o oficial. El texto establec¨ªa, de manera prioritaria,que el trabajo pol¨ªtico del PCE(r) se podr¨ªa desarrollar " en igualdad de condiciones que el resto de los partidos , sin menoscabo alguno de la libertad de expresi¨®n, manifestaci¨®n y reuni¨®n". A cambio, claro est¨¢, de que "estas actividades se desarrollaran dentro del marco legal vigente,sin recurrir a la violencia".
Disoluci¨®n total
"Una vez alcanzado este acuerdo b¨¢sico de respeto a la libertad y de no empleo de la' violencia como m¨¦todo de lucha pol¨ªtica", continuaba el texto, "el Estado determinar¨¢ e impulsar¨¢ los procedimientos necesarios para poner en libertad al colectivos de presos del PCE(r) y de los GRAPO". En los ¨²ltimos dos p¨¢rrafos del comunicado -cuyo borrador fue redactado en origen por los enviados del Gobierno y rectificado de forma m¨ªnima por la comisi¨®n de presos-, los GRAPO se compromet¨ªan a anunciar, en primer lugar, "el cese de las actividades, con car¨¢cter indefinido" y, en caso de llegar a un acuerdo definitivo, "su disoluci¨®n total y permanente, a partir del momento en que se resuelva, totalmente, el problema del colectivo de presos".Sin embargo, durante la ¨²ltima reuni¨®n de las cuatro -el 23 de febrero- se rompi¨® el ritmo. "Los representantes del Gobierno", seg¨²n el abogado Juan Manuel Olarieta, "empezaron a exigir cosas de las que antes ni siquiera hab¨ªan hablado, se not¨® que quer¨ªan frenar de nuevo el proceso; y los presos entendieron que se estaba volviendo al navajeo de ocasiones anteriores". El 24 de febrero, en las c¨¢rceles por las que est¨¢n repartidos los 52 presos de la organizaci¨®n terrorista ya flotaba la sensaci¨®n de que el di¨¢logo se hab¨ªa roto de nuevo. Por si quedara alguna duda, el 11 de marzo, Enrique Cuadra Echeand¨ªa, uno de los presos del colectivo, aprovech¨® un juicio en la Audiencia Nacional para advertir que al GRAPO a¨²n le quedan "muchos kilos [de explosivos] en la reserva".
Tres de esos kilos estallaron dos d¨ªas despu¨¦s, el 13 marzo, y aunque no se produjeron desgracias personales (la forma de colocar los artefactos hace suponer que los terroristas no buscaban v¨ªctimas en esta ocasi¨®n), los atentados dejaron malherida a la negociaci¨®n y, con ella, a la esperanza del fin definitivo de la banda.
El Gobierno, que siempre ha guardado en silencio los fracasos sucesivos del di¨¢logo con los GRAPO, s¨®lo reconoce esta vez, y de manera extraoficial, que los contactos se produjeron. "La paz y el di¨¢logo que lleva a ella", dijo el abogado Olarieta a este peri¨®dico, "son como un jarr¨®n chino, que si se rompe no hay pegamento que lo restaure". Para el Gobierno, en cambio, quien ha roto, y de forma muy violenta, las espectativas de paz son los terroristas, al colocar las bombas de Madrid.
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