"... Y t¨² m¨¢s"

"Es muy claro que t¨² y yo tenemos un problema de comunicaci¨®n, no nos entendemos". ?sta fue la primera andanada que Borrell le solt¨® a Joaqu¨ªn Almunia. "T¨² te diriges a la Ejecutiva de una manera altiva y arrogante", respondi¨® Almunia a Borrell. "T¨² no hablas de manera normal, sino que lo haces de una manera muy agresiva", replic¨® Borrell a Almunia. "T¨² tampoco hablas con naturalidad, sino que lo haces ex c¨¢tedra, sin admitir r¨¦plica", le dijo Almunia.De vez en cuando respiraban hondo para seguir su respectivo cap¨ªtulo de reproches. "T¨² me maltrataste en la reuni¨®n del grupo parlamentario del martes; me dejaste en rid¨ªculo", se quej¨® Almunia, en tanto que Borrell no ca¨ªa en la cuenta de por qu¨¦ su secretario general hab¨ªa tenido esa sensaci¨®n. "Recuerda que en Oslo la semana pasada dijiste que yo no me ten¨ªa que ocupar de qui¨¦nes eran los candidatos auton¨®micos y municipales", contraatac¨® Borrell. "Te quejas de que no te informamos del pacto con NI y t¨² tampoco me dijiste que pensabas prescindir de Jes¨²s Caldera en la secretar¨ªa general del grupo", carg¨® Almunia.

Este cap¨ªtulo del "y t¨² m¨¢s" se prolong¨® durante una hora. Las otras dos que estuvieron reunidos tuvieron otro cariz. Primero, se rieron, despu¨¦s quedaron en intentar entenderse y, por ¨²ltimo, se pusieron a trabajar en media docena de asuntos concretos.