Pen¨²ltimo aviso
FINALMENTE, LA comunidad internacional parece que se dispone a lanzar un serio aviso a Milosevic para que entre en la v¨ªa del di¨¢logo y negocie una soluci¨®n decente para Kosovo. La OTAN se apresta a aprobar hoy un plan de acci¨®n militar -el ¨²nico lenguaje al que parece atender el presidente yugoslavo-, respaldado por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Esta pen¨²ltima advertencia llega no demasiado, pero s¨ª bastante tarde. Pues, ante la pasividad internacional, el presidente yugoslavo ha aprovechado el verano: tras las ofensivas militares y policiales de julio y agosto ha logrado sus principales objetivos militares en Kosovo, en una escalada de la estrategia de enfrentamiento contra la que alert¨® ya en julio Felipe Gonz¨¢lez, encargado por la UE y la OSCE de una misi¨®n en la ex Yugoslavia que nunca ha logrado arrancar.La amenaza de la comunidad internacional gana en credibilidad con la creciente disposici¨®n de la OTAN a lanzar diversas posibles operaciones militares, desde ataques a¨¦reos hasta una intervenci¨®n terrestre para apuntalar un posible acuerdo de paz y salvar a las decenas de miles de refugiados que, con los fr¨ªos invernales pr¨¢cticamente encima, caminan hacia un desastre humanitario de enormes proporciones. M¨¢s all¨¢ de una lluvia de misiles de crucero, un ataque a¨¦reo contra fuerzas serbias implicar¨ªa, previamente, dar el paso decisivo de destruir sus defensas antia¨¦reas. En esta l¨ªnea, el mensaje que salga hoy de la reuni¨®n informal de los ministros de Defensa de la OTAN en Portugal debe ser claro y rotundo. Y puede venir acompa?ado del compromiso de diversos pa¨ªses de facilitar fuerzas para estos fines.
La OTAN aportar¨ªa as¨ª el m¨²sculo que le falta al Consejo de Seguridad de la ONU, que anoche aprob¨® una resoluci¨®n sobre Kosovo, conminando al alto el fuego y a establecer el di¨¢logo entre ambas partes. No era una autorizaci¨®n formal para el uso de la fuerza, pero casi, pues se hac¨ªa menci¨®n al cap¨ªtulo 7 de la Carta de las Naciones Unidas, que contempla esa eventualidad. De ah¨ª que quepa hablar de pen¨²ltimo aviso, s¨®lo un paso anterior al definitivo. Que Rusia acepte el envite indica que el viento empieza a girar contra Milosevic.
?ste, sin embargo, tiene cartas importantes en su mano. Sabe que la comunidad internacional teme como a la peste un Kosovo independiente, por la inestabilidad regional que generar¨ªa, y que se contenta con el di¨¢logo para establecer un amplio autogobierno de los kosovares albaneses -el 90% de la poblaci¨®n-, a los que Milosevic suprimi¨® en 1989 el estatuto de autonom¨ªa dentro de la Rep¨²blica Serbia. Puede ser una soluci¨®n transitoria, mientras se busca un estatuto m¨¢s definitivo, tesis que ahora ha hecho suya el mediador de EEUU en la zona, Christopher Hill. Sin embargo, no ayuda al di¨¢logo el hecho de que los kosovares est¨¦n profundamente divididos. El Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n de Kosovo (ELK) se niega a negociar y el moderado Rugova se est¨¢ quedando cada vez m¨¢s aislado entre los suyos.
Intervenir en Kosovo, o amenazar de forma cre¨ªble para con ello para forzar un di¨¢logo, se ha convertido en una urgente necesidad. Porque Kosovo puede convertirse en una tragedia a¨²n mayor de la vivida hasta ahora y porque no es un conflicto que est¨¦ aislado. Los resultados electorales de Bosnia son poco favorables, al menos en parte, al proceso de paz, con alguna sonada victoria de los serbios radicales, y Albania se hunde en una grave crisis interna. Toda la zona vive una situaci¨®n explosiva. M¨¢s vale controlarla.
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