Solidaridad: una invitaci¨®n a la reflexi¨®n
Primero, todos fuimos Miguel ?ngel; despu¨¦s, todos fuimos Aitor Zabaleta; el otro d¨ªa, todos fuimos ni?os (de Centroam¨¦rica)... Todo esto est¨¢ muy bien, pero no es suficiente.Podemos soltar 150.000 pesetas ("al alcance de cualquiera", dec¨ªa el presentador de un telemarat¨®n) por el vestido del Titanic (por los ni?os de Centroam¨¦rica, quer¨ªa decir) y no le damos 10 duros al chaval que toca Imagine con su guitarra en la calle bajo la lluvia. Nos solidarizamos con los pa¨ªses que sufren fen¨®menos naturales (que est¨¢ muy bien, insisto) y no nos preocupamos por los que sufren "fen¨®menos militares". Apadrinamos ni?os africanos y permitimos que "sus padres" malvivan en nuestro pa¨ªs... No s¨¦ si somos solidarios o simplemente vemos mucha televisi¨®n.
Hay muchos yonquis, disminuidos, inmigrantes, insumisos,esperando para entrar en el manual del "buen solidario" que "cuatro famosos" parecen estar redact¨¢ndonos. Por ellos no va a haber telemaratones, as¨ª que debemos incluirlos nosotros solitos.
La elecci¨®n es nuestra: o reflexionamos o seguimos encendiendo la televisi¨®n para que nos digan de qui¨¦n nos tenemos que disfrazar al d¨ªa siguiente.
Decimos que somos un pa¨ªs solidario. Yo creo que la solidaridad es un sentimiento de izquierdas, por definici¨®n. Algo falla.- .
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