Extremadura, todo un s¨ªmbolo
Los populares, con la sensaci¨®n del ahora o nunca, sue?an con arrebatar a los socialistas uno de sus feudos por excelencia
Extremadura fascina nada m¨¢s conocerla. Sin embargo, algunas dudas flotan todav¨ªa sobre una comunidad bella de paisaje, pero cautiva de su historia y castigada muchas veces por la incomprensi¨®n. Para algunos, su avance ha sido fant¨¢stico y tiene un potencial enorme, pero es la gran desconocida de Espa?a. Para otros, en cambio, su gente, su mejor recurso, ha estado atada de pies y manos por el subsidio agrario.Pol¨ªticamente, el 13-J se presenta apasionante porque una de las se?as de identidad de la regi¨®n hacia el exterior ha sido durante casi dos decenios el socialista Juan Carlos Rodr¨ªguez Ibarra y los populares creen llegado el momento del cambio.
La campa?a electoral se plantea desde pautas distintas. El PSOE, superada ya la etapa de las infraestructuras tercermundistas, abandona la pol¨ªtica del asfalto para tratar de engarzar el mundo rural con el futuro m¨¢s ambicioso de la sociedad de la informaci¨®n, en una apuesta tan interesante como peligrosa por desconocida.
Los socialistas creen que ¨¦ste ser¨¢ "un a?o determinante para la historia futura de Extremadura" y no dudan en aventurar las dificultades del proyecto: "No conocemos todas las soluciones a los muchos retos que se nos plantean, pero s¨ª sabemos c¨®mo queremos llegar a ellos".
Rodr¨ªguez Ibarra ha conocido en esta legislatura los sinsabores de gobernar sin una mayor¨ªa absoluta, algo in¨¦dito desde que lleg¨®, en 1983, al Ejecutivo. Y ha aprendido a sortear obst¨¢culos buscando el apoyo, en el momento necesario, tanto de los regionalistas como de IU o del propio PP, con el que no dud¨® en consensuar los presupuestos generales.
Ahora afronta un nuevo pulso con la seguridad que le da haber sacado de las catacumbas a Extremadura. Sus discursos preelectorales parecen confirmar el cierre de una etapa para la comunidad y la necesidad de afrontar una transformaci¨®n mucho m¨¢s profunda, un aut¨¦ntico salto de calidad.
Atr¨¢s quedan actitudes viscerales pregonando la expropiaci¨®n de fincas improductivas a duquesas o atacando furibundamente a la derecha m¨¢s recalcitrante. Engarza ahora Ibarra un mensaje m¨¢s directo, menos agresivo y en positivo. Dicen quienes le conocen que ha suavizado sus actitudes colgando de la percha su traje de tipo duro y fr¨ªo y que muestra otro talante. As¨ª, se le ve en actos p¨²blicos abrazando a su hija y despoj¨¢ndose de su rigidez ante los periodistas nativos, algo inusual.
Desde su perspectiva, el PP considera que se encuentra ante su gran oportunidad. "Mira la sala. A tope. Casi 600 personas. Hace tres a?os, no reunimos aqu¨ª a m¨¢s de 200". Mar¨ªa Jos¨¦, una afiliada de los populares, habla dentro del abarrotado sal¨®n de Moraleja, hasta el que se han desplazado el presidente del partido en Euskadi, Carlos Iturgaiz, y el ex presidente del Senado y ahora candidato a la Junta, Juan Ignacio Barrero.
Es la sensaci¨®n del ahora o nunca. Y, desde luego, para quien puede ser la ¨²ltima oportunidad es para Barrero. El propio Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar apost¨® fuerte por ¨¦l cuando decidi¨® situarlo al frente de la C¨¢mara alta, un trampol¨ªn que deber¨ªa haber utilizado, quiz¨¢, para saltar con m¨¢s fuerza a Extremadura. Derrotar al PSOE en esta comunidad tendr¨ªa para el PP una lectura de mayor alcance que la simple victoria regional. Ser¨ªa golpear a los socialistas en su feudo por excelencia, derribar t¨®picos y situar a la derecha en el poder en una regi¨®n que apost¨® hace m¨¢s de tres lustros por el socialismo. Tanto que hasta hace poco el PP ha sido un aut¨¦ntico convidado de piedra. Ahora, sin embargo, siente que casi puede hablar de t¨² a t¨² a ese oponente altivo que le ha venido mirando por encima del hombro.
La inc¨®gnita popular est¨¢ en saber si ganar¨¢ la guerra o s¨®lo batallas. ?Gobernar en Extremadura o seguir haci¨¦ndolo en las principales ciudades y ara?ar, si acaso, la Diputaci¨®n Provincial de C¨¢ceres? Su discurso es repetitivo, obsesivo: "Ibarra ha cumplido un ciclo, est¨¢ agotado. Extremadura necesita un cambio para entrar con buen pie en el siglo XXI". La ferviente simpatizante popular ofrece otro dato: "De esas 600 personas, m¨¢s de la mitad son pensionistas". Eso, seg¨²n ella, debe ser un s¨ªntoma a favor del PP, que habr¨ªa conseguido despejar los miedos en el medio rural.
Mientras tanto, Izquierda Unida se debate en problemas internos y mantiene un enfrentamiento frontal con el Gobierno socialista. Dif¨ªcilmente alcanzar¨¢ el resultado de las ¨²ltimas elecciones, con seis diputados. Tras los ¨²ltimos acontecimientos, como el pacto de la escindida Nueva Izquierda con el PSOE, su papel en la escena pol¨ªtica extreme?a est¨¢ condicionado por la absoluta falta de di¨¢logo de su l¨ªder, Manuel Ca?ada, con Rodr¨ªguez Ibarra, a quien tambi¨¦n achaca "agotamiento".
Sin elevar el tono de voz, los de IU aseguran que, "de manera t¨ªmida", representan "el semen de la alternativa al sistema". Y, sin elevar tampoco la voz, sue?an con ser "no la llave", sino "opci¨®n de Gobierno". Pero la realidad es que estos comicios pueden suponer para la coalici¨®n que dirige Julio Anguita un verdadero purgatorio.
Los regionalistas de Extremadura Unida son incombustibles pese a la precariedad de sus medios y sus oscilaciones ideol¨®gicas. Comicios tras comicios, logran penetrar en la Asamblea, lo que significa tambi¨¦n su supervivencia. Si no obtuviera la mayor¨ªa absoluta, podr¨ªan ser un buen apoyo para el PSOE. Pero exactamente igual si ganase el PP.
Otro partido minoritario, Socialistas Independientes Extreme?os (Siex), la casa com¨²n de los disidentes del PSOE, aspira a lograr un esca?o. Dif¨ªcil lo tienen, no obstante, por su falta de protagonismo pol¨ªtico entre elecci¨®n y elecci¨®n.
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