La cultura del ruido
- La alegr¨ªa de todos los d¨ªas. Si mira a su alrededor notar¨¢ que: a) Pujol convoca elecciones auton¨®micas, por m¨®vil, desde la cumbre del Aneto -3.404 metros, glups-; el conseller de Presid¨¨ncia, que recibi¨® la llamada, interpret¨® que con la alocuci¨®n "uf es que uf estoy uf que echo uf el bufo uf macho uf", el President quer¨ªa decir 17 de octubre, pollo; b) un mill¨®n de personas se unen a la b¨²squeda de se?ales de vida extraterrestre inteligente -de lo que se deduce que ya han descartado encontrar se?ales de vida inteligente terrestre-; c) la defensa de Pinochet se crece y se pone flamenca: la semana pasada ped¨ªa la libertad de su defendido, y ¨¦sta puede pedir la presidencia de Endesa o Galicia; d) el GIL optar¨¢ por un modelo mediterr¨¢neo para urbanizar Ceuta -?Estambul 99?-. Noticias del coraz¨®n: en un acto promocional de su esposa, Clinton toc¨® el saxo; Hillary estuvo toda la cena con los dedos cruzados rogando que, en el ¨²ltimo momento, Clinton no se equivocara de vocal y optara por otro instrumento. Ana Obreg¨®n se rompe el menisco; jugaba al tenis y, posiblemente, pens¨® en otra cosa a la vez. La Pantoja interrumpe durante varios minutos una actuaci¨®n para expulsar de la sala a los fot¨®grafos que fotografiaban a Paquirr¨ªn -la Asociaci¨®n Planetaria de Mel¨®manos concede a esos fot¨®grafos el Coraz¨®n P¨²rpura-. Palma: una infanta gana un concurso de salto h¨ªpico ayudada ¨²nicamente por su caballo. Por lo dem¨¢s, estoy en Chipiona, C¨¢diz.- Chipiona, C¨¢diz. Chipiona. All¨ª naci¨® ese fen¨®meno de la biolog¨ªa musical llamado Roc¨ªo Jurado. Aunque pregunto y no hay ninguna central nuclear pr¨®xima. La vida es rara. Seg¨²n la prensa especializada, esta ma?ana a primera hora est¨¢ por aqu¨ª su hija en estado de me-separo-no-me-separo, lo cual no es una noticia. Todo el mundo, desde el principio del mundo, est¨¢ en ese estado. ?Por qu¨¦ interesa tanto el micro-estado Roci¨ªto? Ni idea. Supongo que los famosos son s¨ªmbolos de los casos de la vida. Los s¨ªmbolos de los casos de la vida antes no eran los famosos. Eran los tontos de pueblo. Ah¨ª est¨¢n los casos de la vida simbolizados por grandes tontos de pueblo como Pepe Leches, Picio, el cojo Clavijo, Panarra, Pini o, snif, la gran Mar¨ªa Martillo. Su sustituci¨®n por los famosos indica que los famosos son tontos de pueblo posmodernos -?cybertontosdepueblo?-. El tonto de mi pueblo, por otra parte, iba por la calle arrastrando ramas de laurel. Te paraba y te daba una y te dec¨ªa algo en la lengua universal e incomprensible del tonto de pueblo planetario. Quiz¨¢s, cuando te daba el laurel te dec¨ªa en cierta manera lo mismo que el esclavo que aguantaba el laurel a C¨¦sar: recuerda que eres mortal. No s¨¦ qu¨¦ caso de la vida ilustraba el tonto de mi pueblo, pero uno lo miraba y se le romp¨ªa el coraz¨®n. Uno vive de las cicatrices de su coraz¨®n. Roci¨ªto no me rompe el coraz¨®n. Bueno. Chipiona est¨¢ repleta de turistas. Sevillanos. Vienen en coche. Con la abuela. Las playas est¨¢n repletas. Uno mira una playa y cree que es el Woodstock del turismo con abuela.
- La fragilidad. Las playas y las aceras se llenan de gente que no cabe en su biquini, gorda, flaca, fea, bonita. Muchas personas pasean hablando con la boca llena, cumpliendo dos de las tres funciones que puede cumplir una boca. Hay muchos abd¨®menes con cicatrices de operaciones. La calle est¨¢ llena de personas que pasean sus cicatrices por la calle. Se vean o no, todo el mundo tiene cicatrices. Las cicatrices paseadas por la calle llenan la calle de la belleza que crea la naturalidad ante la adversidad. Otras culturas optan por esconder a sus gordos, a sus feos, a sus tontos o a sus cojos. Aqu¨ª avanzan con ba?ador, recordando que todos somos gordos, feos, tontos y cojos. Es decir, fr¨¢giles. En Chipiona hay carros de caballos. Las familias con feo, o con gordo o con etc. se suben a los carros y dan vueltas por Chipiona y se r¨ªen de la luna con la boca llena de dientes. De noche paseas por Chipiona y descubres que esos carros est¨¢n estacionados frente a las casas de sus propietarios, en la calle. Son calles con la gente sentada en la calle. Parecen la calle de Do the right thing. Sentadas en los bordillos hay tambi¨¦n personas que recuerdan que somos extraordinariamente fr¨¢giles. La vida es tremendamente dura y tremendamente hermosa. Que ma?ana estoy en San Sebasti¨¢n. P¨¢senlo.
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