Por tel¨¦fono, gracias LLU?S IZQUIERDO
El tel¨¦fono facilita la comunicaci¨®n, acorta distancias y propaga una informaci¨®n con frecuencia esquem¨¢tica. Pero desde el poder, el tel¨¦fono elimina discusiones, favorece la incomunicaci¨®n e impone la distancia del mandato sobre los s¨²bditos; no tiene por qu¨¦ informar ni recurrir a esquemas siquiera. O eso cree. Como si fuera lo propio de un ensimismamiento de mando en plaza, el poder llega a ense?orearse del poderoso. En tal caso, hasta es conmovedor que lo ¨²nico propio de algunos pol¨ªticos sea el poder, tal vez por su convicci¨®n ¨ªntima de que es lo ¨²nico propio que tienen. No es mucho, aunque puede ser demasiado, si tal manera de producirse ocurre desde la m¨¢xima instancia del poder auton¨®mico, de Catalu?a en nuestro caso, y a 3.300 metros de jadeante (el President es muy humano) altura orogr¨¢fica. El President, en excelente forma f¨ªsica por cierto, ha necesitado 300 metros de altura m¨¢s que los rasos 3.000 auton¨®micos para decidir, por fin, que el 17 de octubre es un buen d¨ªa para renovar, si las c¨²spides le ayudan, su ret¨®rico diktat. Bueno, m¨¢s vale tarde que nunca; tal vez no hemos sabido ver en sus demoras un recato inaudito, compensado ahora por una brusquedad imputable sin duda al ozono. Reconozcamos que su estilo para anunciar la convocaci¨®n de elecciones auton¨®micas resulta espectacular. Con el telefonino entre jadeo y jadeo, mirando lentamente una Catalu?a tanto m¨¢s entra?able cuanto m¨¢s lejana, el President debi¨® de tomarse un respiro -o no- y accion¨® su pensamiento: Joan (por el presidente del Parlament, Joan Revent¨®s), que el 17 de octubre; cambio y cierro. Fant¨¢stico. Al fin y al cabo, bastantes a?os tuvimos que aguantar (Jordi Pujol como algunos de los que m¨¢s) la imposici¨®n tajante del poder. De manera que algo sorprende en su caso semejante falta de contemplaciones. Pero si gobernar no es s¨®lo dar ¨®rdenes, habr¨ªa valido la pena -Revent¨®s tambi¨¦n es honorable, como presidente del Parlament- dar la fecha en persona. La convocatoria de unas elecciones desde el rigor y la cortes¨ªa parece obligada. Habr¨ªa favorecido una serena confrontaci¨®n ciudadana, s¨®lo atenta a la diferencia de programas, y eliminado de la pol¨ªtica la pasi¨®n de coleccionar cumbres como met¨¢fora del obligado mandato de ejercerla. Dicen que a partir de los 3.000 metros, el mal de altura va en aumento. Veo al presidente de la Generalitat, en la clausura de la Universitat d"Estiu de Prada, con la mirada puesta en el cielo y los brazos listos para conquist¨¢rselo. Gracias a ¨¦l hemos obtenido visiones impagables, lentamente acumuladas a lo largo de 20 a?os: la visi¨®n creciente de una Catalu?a legendaria y la visi¨®n menguante de una Barcelona que realmente crec¨ªa. Todo visiones: la de una Catalu?a tan europea que acabar¨¢ regada por el R¨®dano y la de una Barcelona tan cosmopolita que, por presi¨®n universalista nacional, deber¨ªa resolver tal ant¨ªtesis mediante el recelo constante hacia el castellano y el doblaje del mundo al catal¨¢n. El imaginario pujolista, convenientemente aserrado y ajardinado en las terrazas donde ello sea posible, revela el ensue?o m¨ªtico de Montserrat. Peregrinaciones hasta el Santuario (?qui¨¦n que es, no es montserratino?), focs de camp, la acendrada fruici¨®n de estar api?ados hablando de lo mismo en una lengua sagrada por prohibida, todo ello configura para las gentes que habitamos esta tierra m¨¢s de medio siglo una saga de reivindicaciones que ha sido una mina para el Gobierno de CiU. La gracia que para m¨ª como para ellos deseo es que sea definitivamente provisional, pues ya va periclitada. Es inevitable que la sardana figure como un Bien Nacional, junto a gegants y castellers. Pero asociarse a tal constelaci¨®n de maravillas es poseer un reino que ya no es de este mundo; que es de todos, y cada uno lo disfruta o metaboliza a su manera. Ello entra?a otras maneras de producirse, otro estilo distinto al de las solas sublimaciones excursionistas. La llamada de Jordi Pujol a Joan Revent¨®s revela una displicencia alarmante, debida quiz¨¢ a un cierto cansancio, si no a un cansancio cierto. ?Cansancio de mandar tanto tiempo? ?Cansancio de mandar tan poco? ?Cansancio de tener que mandar m¨¢s? ?Simple dolor en las articulaciones? Si tan en forma se sent¨ªa, ?por qu¨¦ no se dio una vuelta por Sant Salvador, donde le habr¨ªa recibido encantado Revent¨®s, o no repar¨® en la conveniencia de convocar el Parlament? En el primer caso, habr¨ªa tenido la oportunidad de nadar, que es tambi¨¦n un buen ejercicio, aunque algo sensual, ciertamente. En el segundo, habr¨ªa conferido a la fecha por ¨¦l decidida la solemnidad protocolaria que las fuerzas pol¨ªticas, y ¨¦l mismo, merecen. A pesar del Aneto, su anuncio luci¨® algo dom¨¦stico. En cualquier caso, las declaraciones monta?osas de Jordi Pujol son preocupantes, y ha de inquietar a los ciudadanos su posible o presumible agotamiento: Montseny, Pedraforca, Pica d"Estats, Aneto... ?podr¨¢ llegar al Mont Blanc? M¨¢s valdr¨ªa que se tomara un respiro. O, en cualquier caso, facilit¨¢rselo desde luego con la m¨¢s generosa, expeditiva y cort¨¦s de las voluntades, manifiesta al acudir democr¨¢ticamente todos a las urnas el pr¨®ximo 17 de octubre.
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