Eusko Ikaskuntza recoge en un libro la historia de la cinematograf¨ªa vasca
La Sociedad de Estudios Vascos, Eusko Ikaskuntza, hace un gui?o a la cinematograf¨ªa con la publicaci¨®n de El cine del Pa¨ªs Vasco: de Ama Lur (1968) a Airbag (1997). La obra, de Carlos Rold¨¢n, recorre la historia del arte del celuloide desde sus inicios como "instrumento de arma pol¨ªtica" hasta las propuestas creativas de realizadores como Bajo Ulloa, Armend¨¢riz o Medem que se despegan de esos or¨ªgenes. Todas han contribuido a que el cine sea hoy "baluarte de la cultura vasca moderna".
El libro, presentado ayer en el marco del Festival Internacional de Cine de San Sebasti¨¢n, se asienta en una tesis doctoral. Es por tanto un texto cient¨ªfico que profundiza no s¨®lo en la evoluci¨®n de la cinematograf¨ªa, sino tambi¨¦n en el contexto hist¨®rico que le ha visto crecer. Y plantea las grandes interrogantes que surgen en los debates entre profesionales del sector. ?Se puede hablar de un cine vasco? "La cinematograf¨ªa vasca existe", dice Rold¨¢n, "atendiendo a un criterio de producci¨®n. Lo que supone un error es pretender que existe como escuela, al estilo de la nueva ola francesa o del nuevo cine brasile?o". Carlos Rold¨¢n se expresa con conocimiento de causa. Ha dedicado sus ¨²ltimos cinco a?os a estudiar "la intensa evoluci¨®n" de esta manifestaci¨®n cultural. La cinematograf¨ªa vasca tuvo en sus comienzos en los a?os setenta un claro corte militante que pudo suponer un impulso, a juicio del autor del libro. "Quiz¨¢ la represi¨®n que cae sobre el Pa¨ªs Vasco con Franco (...) reactiva las posturas nacionalistas y arrastra consigo un florecimiento del amplio abanico de expresiones culturales aut¨®ctonas. El mundo del cine tambi¨¦n se deja llevar por este impulso". La producci¨®n de los primeros a?os estuvo marcada por la falta de medios, el cine era sobre todo de cortometrajes. La ruptura se produjo en los a?os ochenta con las primeras ayudas del Gobierno vasco. "Entonces comenz¨® a hacerse un cine m¨¢s profesional, largometrajes con posibilidad de llegar al p¨²blico", afirma. En todo caso, Rold¨¢n insiste en que las producciones encerraban todav¨ªa mucho contenido nacionalista. "Hacer una comedia se consideraba una frivolidad. Ni el Gobierno vasco ni la opini¨®n p¨²blica ve¨ªan con buenos ojos este g¨¦nero en medio de una situaci¨®n tan convulsa". La introducci¨®n de otras tem¨¢ticas, la aparici¨®n de la comedia y los filmes de ficci¨®n vascos, no lleg¨® hasta la los noventa, de la mano de los nuevos realizadores como Bajo Ulloa, Medem o Alex de la Iglesia. La publicaci¨®n desvela los avatares de la pol¨ªtica cinematogr¨¢fica que ha desembocado en la situaci¨®n del cine vasco actual. "Entre 1980 y 85 la pol¨ªtica del Gobierno vasco es ejemplar; gracias a las subvenciones a fondo perdido se hicieron cantidad de pel¨ªculas. El error llega a partir de entonces cuando comienza a producir por cuenta propia para rentabilizar la inversi¨®n". El cambio propici¨® la confrontaci¨®n con parte de los cineastas que vieron en el Gobierno "una competencia desleal". Los productores optaron por asentarse en Madrid y, a juicio de Rold¨¢n, "esa es la mayor evidencia del fracaso de Euskal Media, incapaz de aprovechar esa fuente inagotable que hay de cine vasco". El autor se asombra del potencial de los profesionales vascos del sector que han convertido "el cine en el baluarte de la cultura vasca moderna". Reconoce que existen problemas para la distribuci¨®n, pero afirma: "El cine si es bueno, llega".
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