Fue un bald¨®n
La corrida fue un bald¨®n. Para todos menos para el arnedano Diego Urdiales, pero fue un bald¨®n. La ganader¨ªa de Manolo Gonz¨¢lez envi¨® a Logro?o un lote cortado por el mismo patr¨®n: el de la mansedumbre tonta, aborregada y claudicante de cada d¨ªa. El festejo comenz¨® con presagios de negros nubarrones con la devoluci¨®n del primero. Salt¨® a la arena un ejemplar de Loreto Charro con s¨ªntomas de haber pasado muchas ferias de corral en corral. La plaza entera estall¨® en una bronca contra el toro, pero el animal, que se fren¨® incierto en los primeros capotazos de un Jos¨¦ Antonio Carretero firme y lidiador, deriv¨® en d¨®cil y pastue?o haciendo honor a su sangre Atanasio.Caballero anduvo por all¨ª con desgana. El manchego estuvo muy superficial con un toro que humillaba y se desplazaba con son en la muleta. Le recet¨® una faena larga y encimista por todos los terrenos de la plaza sin decir nada al p¨²blico, ni al toro ni a s¨ª mismo. Con el que abandon¨® la feria volvi¨® a salir con similar ¨¢nimo adocenado. El borrego se mov¨ªa sin humillar, y cuando un espectador, mediada la faena, consigui¨® que atronara el pasodoble, el torero, visto lo visto, levant¨® su estoque y orden¨® a los profesores de la Agrupaci¨®n Musical Logro?esa su silencio inmediato. La banda fren¨® en seco y el matador cogi¨® la pa?osa con la izquierda y volvi¨® el tost¨®n de los pases despegados, de las carreritas y del destoreo.
Pep¨ªn Liria no fue capaz de presentar faena a ninguno de sus dos enemigos.
Con su primero, muy flojo y distra¨ªdo, se entretuvo en pasar por sus alrededores como si con ¨¦l no fuera la cosa. El toro no val¨ªa un duro y se comport¨® como una losa gran¨ªtica para la sangre N¨²?ez. No fue muy diferente la trama con el que cerr¨® su aciaga tarde. El animal sali¨® derrengado de los chiqueros, continu¨® en esa misma l¨ªnea con los picadores y en la muleta no hizo sino poner la cara por las nubes y esperar la muerte engallado. Liria le dio, sin embargo, fiesta por alto, y el toro, que continuaba derrengado y trastabillado, se defend¨ªa todav¨ªa m¨¢s. Al coger el estoque, el astado se encampan¨® de puro manso y pasar aquel fort¨ªn le hizo vivir a Liria momentos de agitaci¨®n. Por tres veces busc¨® el rinc¨®n, pero s¨®lo logr¨® tres pinchazos. Al final cogi¨® el descabello y se quit¨® de en medio el toro para alivio suyo y de la plaza, que lo abronc¨® en toda regla.
El riojano Diego Urdiales se presentaba en Logro?o y el p¨²blico lo ovacion¨® de salida. No sali¨® a devolver los saludos, y se encontr¨® de principio con un animal que se mov¨ªa pero en el que la humillaci¨®n no estaba entre sus intenciones. Diego tampoco consigui¨® templarlo mas que en una tanda, y los enganchones fueron la nota definitiva. Sin embargo, al final, cuando la noche se adue?aba del coso, Urdiales se la jug¨® con firmeza. El toro empuj¨® en el caballo y se sostuvo en pie toda la faena. El toro ten¨ªa cierta alegr¨ªa pero ninguna clase. La emotividad lleg¨® porque se centr¨® con la embestida, sobre todo con la mano derecha, consinti¨¦ndole mucho pero sin poder bajarle la mano. Sufri¨® un leve achuch¨®n con la izquierda y decidi¨® continuar por la senda de los derechazos, templados unos y ligados otros, hasta terminar con la habitual coda de manoletinas. El toro acus¨® mucho tanto pase por alto y tambi¨¦n se engall¨® antes de entrar a matar. Sin llegar a ponerle los pitones a la altura del toro de Liria, Urdiales descubri¨® la muerte y consigui¨® una buena estocada de efectos fulminantes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.