Petardos

NEGRITASEl Ayuntamiento de Estepona ha prohibido la venta y el uso de petardos y artefactos pirot¨¦cnicos en todo su municipio. El alcalde, Antonio Caba, emiti¨® un bando el pasado d¨ªa 22 tras el que los artefactos explosivos quedan proscritos en la ciudad. Quiz¨¢s por eso la actriz Pen¨¦lope Velasco no tiene que hacer de pin-up en la serie Mediterr¨¢neo, que actualmente se est¨¢ rodando en el parque Selwo de la localidad. La irresistible mujer, que encarna a una veterinaria en pr¨¢cticas, declar¨® sonriente: "Lo que m¨¢s me gusta es que no tengo que hacer de chica explosiva y de cosas como estas, que es lo que estoy acostumbrada a hacer".Josema Yuste, que hace de jefe de relaciones p¨²blicas de un parque de la naturaleza, tambi¨¦n ha acatado la ley del silencio con toda naturalidad. "Le tiro un piropo a una y a otra, pero no me como una rosca. Tendr¨¦ que contentarme con un Playboy", dijo acerca de su papel. M¨¢s contento estaba Jos¨¦ Luis Lorenzo, del que da la impresi¨®n que le gusta jugar con TNT. En la nueva temporada de la serie, que comenzar¨¢ en enero, habr¨¢ tri¨¢ngulos amorosos a todo tren, asegur¨®.

Al que ning¨²n bando lograr¨¢ callar es a Gabriel Corrado, que en Mediterr¨¢neo encarna a un zo¨®logo que consigue enamorar a Ana Duato, la jefa del equipo de veterinarios. En la presentaci¨®n de la serie el actor argentino se acerc¨® y en una explosi¨®n de sinceridad asegur¨®: "Ten¨ªa muchas ganas de darle un beso a Ana, as¨ª que se lo di y me encant¨®". Duato, por su parte, se ausentar¨¢ de la serie unos cap¨ªtulos, nadie sabe si Caba y su prohibici¨®n ha tenido en este asunto algo que ver. Porque el veto incluye "cualquier artefacto que atente contra la paz y la tranquilidad ciudadana o que ponga en peligro la integridad f¨ªsica".

La serie es todo una apolog¨ªa de los defensores del apacible reino animal y vegetal. Esta "brigada antiestropear el Medio Ambiente" -como la calific¨® el actor de Martes y Trece- intentar¨¢, de acuerdo con las nuevas reglas que rigen la localidad, poner todos los medios para que vuelva a reinar la paz. Y, de paso podr¨¢n punto y final a costumbres casi tan arraigadas en la pen¨ªnsula como el gusto por el foll¨®n. As¨ª, por ejemplo, luchar¨¢n en la peque?a pantalla para evitar que los locales hagan saltar a una cabra por un campanario.