El secreto de la competitividad
La competitividad empresarial es un asunto altamente complejo porque los factores y circunstancias que influyen en ella son muy numerosos, desde los espec¨ªficos de cada compa?¨ªa hasta los derivados de lo que suele denominarse efecto pa¨ªs: estabilidad macroecon¨®mica, eficiencia del sistema educativo, dimensi¨®n y flexibilidad del mercado de capitales, etc¨¦tera. Por ello, como ocurre con otros conceptos dif¨ªciles de entender, pero de los que se intuye que su puesta en pr¨¢ctica exige alg¨²n tipo de esfuerzo, se han extendido algunas ideas reducidas de m¨²ltiples experiencias que se ofrecen a los empresarios en tono de aviso a navegantes. Y de tales advertencias hay dos que parecen especialmente sugerentes: uno, las ventajas competitivas son persistentes, una vez que se tienen, pero cuando se empiezan a ganar o perder se mueven con asombrosa velocidad; y dos, la competitividad industrial ya no est¨¢ basada en los recursos naturales, como anta?o, sino en el conocimiento.El caso de las empresas vascas es bien elocuente. El subdesarrollo de los servicios, que desemboca en lo que los economistas llamamos d¨¦ficit terciario, ha sido una constante y tambi¨¦n una obsesi¨®n que ha acompa?ado a la econom¨ªa vasca durante largos a?os. La imagen de una industria resplandeciente tuvo siempre la contracara de unos servicios a la empresa inadecuados, casi con la ¨²nica excepci¨®n de los de car¨¢cter financiero. La industria vasca cay¨® despu¨¦s del pedestal, empujada por una reconversi¨®n que se nos hizo eterna, y m¨¢s de uno pens¨® durante esos agitados a?os que estaba entonando su particular canto del cisne mientras se retiraba del papel estelar que durante siglo y medio represent¨® en la creaci¨®n de riqueza y bienestar. Muchos corazones industriales se encogieron de hombros con los malos augurios.
El simple paso del tiempo ha demostrado lo err¨®neo de aquellos pron¨®sticos y la industria ha vuelto a ser el sector m¨¢s din¨¢mico de la econom¨ªa vasca. Ha desaparecido quiz¨¢s el industrialismo que emergi¨® de la cultura decimon¨®nica de la tonelada (de producci¨®n o de registro bruto qu¨¦ m¨¢s da), pero sobrevive la industria sustentada en el conocimiento cient¨ªfico, en los intangibles empresariales (calidad, I+D, dise?o, marketing...), firmemente apoyada por un sector de servicios especializados que ha resucitado de sus cenizas. El milagro, el doble milagro, se ha producido y hoy podemos decir con orgullo que tenemos una industria competitiva y que contamos con un sector de servicios de ingenier¨ªa, arquitectura y consultor¨ªa perfectamente capaz de acompa?arla en el interminable camino de la mejora de su competitividad. El d¨¦ficit terciario ha pasado a la historia, la complementariedad con la industria se ha fortalecido en las ¨¢reas m¨¢s avanzadas de ambos sectores y tanto los servicios de apoyo a la gesti¨®n empresarial, como los enfocados al procesamiento de las im¨¢genes y los datos o al tratamiento de la innovaci¨®n son ya parte integrante de lo que algunos soci¨®logos llaman la econom¨ªa informacional, ¨¦sa que se desarrolla a gran velocidad de la mano de las tecnolog¨ªas relacionadas con el universo de Internet y que hoy esconden el secreto de la competitividad.
Se ha mejorado tanto que, siendo muy alta su vinculaci¨®n con la empresa y la sociedad vasca (baste con citar su protagonismo en obras tan emblem¨¢ticas como el Museo Guggenheim, la Acer¨ªa Compacta de Bizkaia, el Metro de Bilbao...), m¨¢s de una y m¨¢s de dos de las ingenier¨ªas asociadas en AVIC y participantes en el Cluster del Conocimiento han desbordado el territorio de la comunidad aut¨®noma y compiten, bastante m¨¢s que decorosamente, en el mercado nacional e internacional.
Roberto Velasco es catedr¨¢tico de Econom¨ªa Aplicada y consejero de Idom Ingenier¨ªa y Consultor¨ªa SA.
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