Rociadas
TEREIXA CONSTENLAEl Roc¨ªo es tan especial, tan especial que lo mismo da que quita. A Carmen Mart¨ªnez Bordi¨², ya saben, la mujer invisible de entrevistas ininteligibles, le ha concedido algo insospechable: amor por la escritura. A pesar de que en su largo historial de primicias y exclusivas no figuran las preferencias literarias de la ex Carmencita, en el ¨²ltimo camino (no es de Escriv¨¢ de Balaguer) y en una conversaci¨®n de aqu¨ª te pillo, aqu¨ª te mato, ha confesado que le gusta escribir. "Y si me lo proponen, lo har¨¦", le suelta a la periodista. Traqueteada por el agotamiento que produce recorrer Do?ana, cruzar el r¨ªo a bordo de una barca y bailar sevillanas sin parar, goz¨® de unos minutos de lucidez al definir su libro: "Es muy simple".
Pero el Roc¨ªo tambi¨¦n quita. A Carmen Ord¨®?ez, aunque parezca imposible, le quit¨® las palabras. "No puedo explicar lo que siento". Y dicho esto, una se imagina que se aire¨® la melena de adelante atr¨¢s para provocar un escalofr¨ªo en la hermandad de Triana, aunque llevaba el pelo recogido en un mo?o rociero. Tampoco su hermana Bel¨¦n supo explicarle a la periodista Marina Bernal, autora de las minientrevistas de palabras invisibles, qu¨¦ es el Roc¨ªo. Unas vivencias, unos momentos, una emoci¨®n. Est¨¢ claro que es muy diferente de una noche de discoteca, unas vacaciones o la vida misma.
Pero lo m¨¢s rociero de esta edici¨®n ha sido el reencuentro de Lolita e Isabel Pantoja, juntas y arm¨®nicas a la sombra de los pinos. Tan a gustito, que cantan los hermano Carmona (Ketama) en el nuevo videoclip que grabaron en la plaza de San Juan de la Palma, mientras el tr¨¢fico de carretas rocieras ejerc¨ªa su derecho de pernada sobre las calles de Sevilla. La cantante de luengas melenas ha aclarado algo sobre el secreto atractivo de la romer¨ªa. Por lo visto, como vayas un a?o, ya est¨¢s fastidiada de por vida. "Ya no puedes dejar de venir un a?o m¨¢s", dice. Por si acaso, mejor no probar. Mira que si tiene raz¨®n, y una acaba condenada a zapatear de campera en las arenas del camino un a?o tras otro.
Aun as¨ª, incorporarse a partir de cierta edad tiene sus trabas. Los advenedizos de ¨²ltima hora no est¨¢n muy bien vistos, al menos por Mar¨ªa del Monte, int¨¦rprete de himnos rocieros de lectura doble, que han inspirado el nombre de su casa de la aldea, Acomp¨¢?ame: "Yo ven¨ªa desde peque?a, con mi familia". Una rociera a?eja, no como Boris Izaguirre, que se ha tirado una semana pensando qu¨¦ ropa ponerse para no desentonar.
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