En el nombre del PADRE

A?o tras a?o, los responsables de distribuir la riqueza nos contienen el salario a la mayor¨ªa de los trabajadores del pa¨ªs para "manejar" la inflaci¨®n. Un simple ejercicio de matem¨¢tica b¨¢sica nos muestra que, metiendo la mano un poco en el monedero de muchos, se puede engrosar la cartera, de por s¨ª abultaba, de unos cuantos.La declaraci¨®n del impuesto sobre la renta del ejercicio 1999 nos viene a confirmar esta vieja regla. La enga?osa ingenier¨ªa de reducci¨®n de retenciones a cuenta -utilizada para camuflar nuestra evidente p¨¦rdida de poder adquisitivo- nos sumi¨® en una somnolencia transitoria, pero el entramado de casillas de la declaraci¨®n nos ha devuelto bruscamente a una realidad bastante distinta de la que nos promet¨ªa la milonga preelectoral del partido en el Gobierno.

El resultado final del ejercicio econ¨®mico no admite dudas. Cada a?o, muchos ganamos un poco menos para que unos pocos puedan ganar bastante m¨¢s. Claro, que otros siguen careciendo de casi todo. ?Ser¨¢ esto acaso la globalizaci¨®n?, que vean su futuro en globo siempre los mismos.

Hasta encontrar una respuesta, vamos a pedirles asesoramiento al se?or Piqu¨¦ y a sus colegas, a ver si nos ense?an alg¨²n truquete para beneficiarnos de la legislaci¨®n triburaria vigente. ?Qu¨¦ torpes debemos parecerles!- Carmen Mart¨ªn Moreno, Juan Carlos Sanz Mart¨ªn y Mar¨ªa Jos¨¦ Blanco Santos. Madrid.