Final en gincana
En el masaje estoy, recibiendo el trato que me merezco. O sea bueno, como casi todos los d¨ªas. Pero s¨ª, sin exagerar, hoy me lo merezco especial. La etapa se ha complicado, he tenido una aver¨ªa, he pasado un susto y me he dado un buen calentoncillo al final.El d¨ªa ha empezado muy vivo, con m¨¢s intentos de corte que el domingo y tuvimos que estar bastante atentos hasta que sali¨® la fuga del alem¨¢n (Voigt) y el dan¨¦s (Blaudzun). Adem¨¢s, los del Cofidis quer¨ªan estar listos y han tratado de infiltrar a Vandenbroucke en alg¨²n corte, con lo que hemos tenido que multiplicarnos. Pero por fin sali¨® el corte bueno y la cosa se calm¨® un poco. Pero no mucho. Viendo como sacaban tiempo los escapados, que enseguida se pusieron en seis minutos, parec¨ªa que por detr¨¢s ¨ªbamos parados, pero no. En esos momentos nosotros, en el pelot¨®n, march¨¢bamos a 41 por hora, o sea, que la pareja atiz¨® bien. Poco a poco les rebajamos, y en el avituallamiento ya los ten¨ªamos a 3 minutos. Pero entre que com¨ªamos y descans¨¢bamos un poco, se volvieron a ir a la media docena de minutos. Pero luego, nada, ya cayeron m¨¢s deprisa.
A 25 kil¨®metros de la meta empezaron mis problemas con los pi?ones, la cadena se ca¨ªa y tuve que cambiar de bicicleta. Para entonces ya estaba la carrera acelerada del todo y tuve que sufrir bastante entre los coches. Y por poco me trago una mediana a la salida de la curva. Pero nada, supe reaccionar bastante bien y la cosa se qued¨® en susto. Sin embargo, todav¨ªa nos quedaba el final, que ha sido en gincana, rotonda, rotonda, mediana, frenazo, frenazo, y siempre en tensi¨®n. Las c¨¢maras de televisi¨®n podr¨ªan meterse un d¨ªa en mitad del pelot¨®n en esos momentos. Aunque no puedan transmitir el olor a goma quemada que lo invade todo, s¨ª podr¨ªan mostrar el humillo blanco que sale de todas las frenadas. Y hay montones de ellas.
Al final, ca¨ªda. Pr¨¢cticamente inevitable. Detr¨¢s, porque para entonces ya hab¨ªamos dejado delante el sitio a los de sprinters, se va m¨¢s o menos bien, pero delante quieren ir todos resguardados a rueda, y cuando se llega a un embudo, pues eso, pueden ajustarse y pasar justos los cinco o seis primeros, pero en cuanto dejas un hueco, el s¨¦ptimo tiene que corregir la trazada, enganch¨®n y al suelo. Millar, al menos, ha tenido suerte y ha ca¨ªdo contra las balas de paja. Y luego ha demostrado que estaba muy fuerte, se ha recuperado enseguida y ha enlazado r¨¢pido con el pelot¨®n. Claro, que como era previsible, yendo tan enfilado todo, tambi¨¦n le han picado un corte. Nueve segundos, que no parecen mucha p¨¦rdida, pero no saben ustedes lo dif¨ªcil que es ganarlos.
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