La odisea de dos bi¨®logos
La odisea de Jordi Petriz y ?scar Fornas, los dos j¨®venes cient¨ªficos que se quedaron en el paro pese a haber revolucionado las t¨¦cnicas de citometr¨ªa de flujo con una nueva y sorprendente aproximaci¨®n, parece haber llegado a su fin, por ahora. El pasado mes de julio, apenas unos d¨ªas despu¨¦s de desvelar su precaria situaci¨®n, recibieron la llamada de Joan Rod¨¦s, director de investigaci¨®n en el Hospital Cl¨ªnico de Barcelona y del consorcio p¨²blico de investigaciones biom¨¦dicas Idibaps. Rod¨¦s les propuso incorporarse a su centro de forma inmediata para proseguir una propuesta cient¨ªfica con un enorme potencial en el ¨¢mbito cl¨ªnico, proposici¨®n que ya se ha concretado.Las investigaciones de Petriz y Fornas se iniciaron en el Instituto de Investigaciones Oncol¨®gicas (IRO) de Barcelona, dependiente tambi¨¦n de la administraci¨®n sanitaria auton¨®mica. All¨ª desarrollaron una nueva aproximaci¨®n a la citometr¨ªa de flujo que, en esencia, ven¨ªa a simplificar el manejo de la t¨¦cnica y mejoraba sensiblemente los resultados obtenidos. La t¨¦cnica, que se utiliza de forma rutinaria para informar de la cantidad y calidad de las c¨¦lulas sangu¨ªneas, adem¨¢s de para verificar el grado de malignidad de c¨¦lulas tumorales, suele verse enmascarada por el uso de reactivos qu¨ªmicos que alteran la calidad de las muestras. Petriz y Fornas, en un trabajo que fue publicado en la edici¨®n de Nature Medicine de julio pasado (ver EL PA?S del 5 de julio), solventaron este problema.
Los dos cient¨ªficos, sin embargo, se vieron envueltos en un c¨²mulo de dificultades que llegaron a poner en peligro el ¨¦xito de sus investigaciones. Como tantos otros en Espa?a, su puesto de trabajo en el IRO era precario. Petriz dispon¨ªa de un contrato de sustituci¨®n en el que no se le reconoc¨ªa su categor¨ªa laboral como investigador y Fornas constaba como t¨¦cnico de formaci¨®n profesional. Ambos contratos llegaron a su fin antes de culminar las exigentes revisiones planteadas por Nature Medicine, por lo que debieron afrontarlas por su cuenta.
Tras la publicaci¨®n del art¨ªculo en la revista cient¨ªfica y, como reconocen ellos mismos, tras la difusi¨®n de su particular odisea en este peri¨®dico, su vida cambi¨® de rumbo, tanto en lo personal como en lo profesional.
La soluci¨®n a su caso, admite sin tapujos Joan Rod¨¦s, que figura entre los autores m¨¢s citados de origen espa?ol en el mundo de la biomedicina, ha llegado de una forma un tanto at¨ªpica y tiene "mucho de lecci¨®n". Los dos investigadores enviaron, tras su salida del IRO, multitud de cartas a instituciones cient¨ªficas y a investigadores de relieve. Una de las misivas lleg¨® a Andreu Mas Colell, responsable de la pol¨ªtica cient¨ªfica en la Generalitat catalana, quien actu¨® como mediador ante Rod¨¦s. ?ste, quien a su vez tambi¨¦n hab¨ªa tenido un contacto previo con los investigadores, actu¨® con presteza y les ofreci¨® un contrato de tres a?os en el Idibaps.
Rod¨¦s entiende que la soluci¨®n que han recibido "es temporal", aunque significa un "punto de inicio", y que la presteza con la que se actu¨® vino motivada en parte por la trascendencia de su trabajo y, tambi¨¦n, por su difusi¨®n en los medios de comunicaci¨®n.
La mediaci¨®n pol¨ªtica, que Rod¨¦s no niega, pone sobre el tapete la situaci¨®n de un n¨²mero indeterminado de investigadores, que algunas fuentes elevan hasta cerca de los 10.000, dotados de contratos precarios. Buena parte de ellos se han formado en el extranjero y se han acogido a los contratos de reincoporaci¨®n que ofrece la Administraci¨®n espa?ola. ?stos, a raz¨®n de 800 anuales con una dotaci¨®n de 2.500 millones de pesetas en total, tienen una duraci¨®n de tres a?os, m¨¢s otros dos prorrogables, que alcanzan al 70% de las solicitudes de pr¨®rroga, seg¨²n la Administraci¨®n.
El problema viene cuando terminan estos contratos. Las plazas de trabajo raramente se estabilizan por lo que ni el investigador ni la l¨ªnea emprendida tienen continuidad. Ello obliga a una di¨¢spora de j¨®venes valores que, en determinadas ¨¢reas como la biolog¨ªa molecular, puede provocar que el 40% de una promoci¨®n de cient¨ªficos en formaci¨®n resida en el extranjero y hasta el 70% de los doctores surgidos de la misma disponga de una plaza estable en otros pa¨ªses, por lo que apenas se plantean su regreso a Espa?a.
Hoy por hoy, no se conocen ni el n¨²mero ni otros datos de investigadores espa?oles en el extranjero.
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