Debate en prosperidad
Ni Bush ni Gore ofrecen ninguna nueva frontera. El primero de sus tres debates televisados fue serio, abord¨® cuestiones concretas y gir¨®, esencialmente, sobre c¨®mo utilizar los fondos p¨²blicos sobrantes, el super¨¢vit del Estado. El candidato republicano ofreci¨® recortar m¨¢s los impuestos, y de paso la Administraci¨®n p¨²blica, mientras el dem¨®crata propon¨ªa menores rebajas fiscales y mayores prestaciones sociales. ?ste es el debate ideol¨®gico en una ¨¦poca de prosperidad. De los nubarrones prefiere no hablar ninguno. Con unas encuestas que reflejan una situaci¨®n de virtual empate, no parece que este primer intercambio verbal, respetuoso de las buenas formas, vaya a tener gran influencia para atraer a nuevos votantes o para modificar la intenci¨®n de voto, aunque Gore ha quedado ligeramente por delante de Bush. La sobrecarga de cifras -terreno que domina mejor Gore- no impidi¨® que los dos candidatos entraran a debatir problemas que interesan a los ciudadanos, con enfoques que marcan diferencias pol¨ªticas significativas, ya sea en materia impositiva, de educaci¨®n (con Bush m¨¢s partidario de apoyar a los centros privados y Gore de que desgraven los gastos en educaci¨®n universitaria), de financiaci¨®n p¨²blica de medicamentos para los jubilados (cuesti¨®n central para Gore), los efectos de la elevaci¨®n del precio del petr¨®leo, la p¨ªldora abortiva y el nombramiento de jueces del Tribunal Supremo.
El moderador introdujo en el debate algunas cuestiones de pol¨ªtica exterior, un terreno en el que Bush presenta serias carencias. Tal vez lo m¨¢s ins¨®lito es que el vigente gobernador de Tejas considere que est¨¢ en peligro la superioridad militar americana en un momento en que Estados Unidos es la ¨²nica superpotencia del planeta.
Muchas de las respuestas estaban excesivamente prefabricadas, a la medida de los distintos targets de la campa?a electoral: los ancianos, la poblaci¨®n con hijos en edad universitaria, los babyboomers que, al acercarse a la edad de la jubilaci¨®n, pueden hacer tambalear los mercados si retiran sus inversiones, las parejas j¨®venes. De todo y para todos, dentro de un l¨ªmite. Pues el objetivo declarado de ambos es atraer a las clases medias, que al cabo son las que m¨¢s votan.
Programas, promesas. Pero, como record¨® el moderador, un presidente de EE UU acaba dedicando un 90% de su tiempo a gestionar lo inesperado. Por ello cuentan las personalidades. Gore, vicepresidente durante ocho a?os, tiene una larga experiencia pol¨ªtica a sus espaldas, aunque reconoci¨® que no es "el m¨¢s excitante de los pol¨ªticos". Bush puede resultar m¨¢s simp¨¢tico, pero preocupantemente ligero, aunque durante seis a?os ha gobernado Tejas, el segundo Estado en importancia de la Uni¨®n. Clinton ha sido un pol¨ªtico controvertido, pero con una garra que se gan¨® el afecto y la admiraci¨®n de sus conciudadanos. Quiz¨¢s esta vez se resignen a elegir a un presidente al que no quieran, pero del que se puedan fiar.
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