?Qu¨¦ es el soberanismo?
Los partidos nacionalistas compiten por la propiedad de un t¨¦rmino que ha hecho fortuna
Soberanismo es una palabra que da casi tanto juego como centro izquierda o progresismo. Cada uno la interpreta a placer; de manera que entre la acepci¨®n light y la heavy hay un abismo. En los ¨²ltimos a?os, el t¨¦rmino ha hecho extraordinaria fortuna en dos formaciones nacionalistas catalanas: Converg¨¨ncia Democr¨¤tica (CDC) y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). Incluso Uni¨® Democr¨¤tica (UDC) tuvo sus escarceos con el t¨¦rmino en 1996, cuando por boca de su l¨ªder, Josep Antoni Duran Lleida, propuso que "soberan¨ªa pol¨ªtica" sustituyera al, a su juicio, "agotado autonomismo".El soberanismo vivi¨® su a?o de gloria en 1996-1997. Fue entonces cuando abandon¨® las estrecheces de la oposici¨®n para pisar las mullidas alfombras de palacio. As¨ª, el soberanismo abandon¨® poco a poco el espacio de la oposici¨®n para dirigirse al del poder de la mano de CDC. Si ERC hab¨ªa ido convirtiendo paulatinamente independentismo en sin¨®nimo de soberanismo -aunque sin mediar ninguna bendici¨®n congresual-, fue Pere Esteve quien puso de largo el t¨¦rmino entre la alta sociedad.
El problema estriba en saber qu¨¦ significa para CDC el t¨¦rmino soberanismo. Para Esquerra est¨¢ claro que soberanismo supone una relaci¨®n tangencial entre Catalu?a y Espa?a. Pero en el caso convergente el coyunturalismo manda. "El soberanismo de Converg¨¨ncia se mueve en el marco del Estado espa?ol y oscila entre reivindicaciones de reforma de la Constituci¨®n y del Estatuto; o el cambio del Estatut; o hacer una relectura de ambos", explica Ferran Requejo, catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la Universidad Pompeu Fabra.
El norte nacionalista de CiU lo constituye el documento redactado por los profesores Enric Argullol y Antoni Bayona, que propugna releer Constituci¨®n y Estatuto. Jordi Pujol lo dej¨® claro en el discurso inaugural del und¨¦cimo congreso de su partido, el pasado viernes, cuando dio una lecci¨®n de geograf¨ªa, de subir y bajar monta?as, para ilustrar c¨®mo entender el soberanismo en ¨¦poca de estrecheces auton¨®micas y mayor¨ªas del PP. Pujol quiso, adem¨¢s, demostrar que, se haga lo que se haga, si uno es nacionalista todo est¨¢ permitido. Por ejemplo, los convergentes adec¨²an su soberanismo a las necesidades coyunturales de los pactos con el PP y no dejan de ser nacionalistas. El acuerdo con el PP obliga a CiU a releer, y a decir que no quiere reformar la Constituci¨®n. Ese coyunturalismo es criticado por Ferran Requejo, quien opina que "deber¨ªan pensarse las cosas a 20 a?os vista; eso no lo hace nadie; pero por ejemplo Pasqual Maragall lo ha hecho respecto a la fiscalidad".
Terror al federalismo
"El problema de CDC es su terror al federalismo, que es lo que deber¨ªa ser, pero por miedo a sus efectos uniformizadores no lo es", a?ade el catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la Pompeu Fabra. Y es que no todos los federalismos son iguales: "Existe el federalismo plural, que es aquel que incluye aspectos asim¨¦tricos", agrega Requejo.
El soberanismo creci¨® en Catalu?a al calor del nacionalismo de Quebec (provincia franc¨®fona de Canad¨¢) y tiene como heredero indiscutible a ERC. Este modelo -el m¨¢s extremo posible en la Uni¨®n Europea- llevar¨ªa consigo un pacto en tema de defensa (probablemente en la OTAN, pero dentro del Ej¨¦rcito espa?ol); un pacto en pol¨ªtica exterior e incluso un pasaporte en el que figurasen los nombres de Espa?a y Catalu?a. "En el terreno de la vida cotidiana cambiar¨ªan cosas del universo simb¨®lico; se podr¨ªa gobernar m¨¢s en cuestiones como sanidad, educaci¨®n o servicios sociales... Pero no ser¨ªamos como Dinamarca", explicita Requejo.
A juicio de Enric Fossas, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona (UAB), "la idea de soberan¨ªa del Estado se ha acabado; por eso no tiene sentido un soberanismo que suponga un estado nuevo".
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