"En Norteam¨¦rica se suma, en Catalu?a se resta" RAM?N DE ESPA?A
Pregunta. Bonito espect¨¢culo est¨¢n dando tus compatriotas con su inacabable recuento electoral...Respuesta. Conmigo no la tomes. Yo ya envi¨¦ mi voto por correo.
P. ?Tambi¨¦n votas en Espa?a?
R. No puedo. Despu¨¦s de 30 a?os aqu¨ª sigo siendo un extranjero. Para adquirir la ciudadan¨ªa espa?ola hay que renunciar a la norteamericana. ?sta es una particularidad muy espa?ola. Y muy catalana tambi¨¦n. Aqu¨ª, en vez de sumar, se prefiere restar. Si te gusta Carles Riba, no te puede gustar Enric Casassas.
P. T¨² te lo buscaste, con esa man¨ªa tuya de convertirte en catal¨¢n.
R. Tambi¨¦n mis abuelos decidieron un buen d¨ªa ser norteamericanos. Llegaron de Rusia y de Alemania y tuvieron la suerte de encontrar un pa¨ªs que prefiere sumar a restar. Pero que conste que no me quejo ni me dedico a lloriquear, o sea que no comparto las principales aficiones de la cultura catalana. Aficiones que, francamente, no conducen a ninguna parte. En una ¨¦poca de globalizaci¨®n cultural, Catalu?a deber¨ªa ser un pa¨ªs normal con todas las v¨ªas de comunicaci¨®n con el exterior abiertas.
P. Tal vez no se exploran bien esas v¨ªas...
R. Sobran quejas y falta organizaci¨®n. F¨ªjate en Palau i Fabre. Tiene varios libros de relatos buen¨ªsimos, algunas obras de teatro muy interesantes... Pues bien, le hemos colgado el sambenito de amigo de Picasso y de ah¨ª no nos movemos. Palau i Fabre tiene traducciones de Ausi¨¤s Marc al franc¨¦s, en bellos endecas¨ªlabos, y nadie ha sido capaz de echarle una mano para encontrar editor en Francia. Nuestra ¨²nica contribuci¨®n al conocimiento internacional de Catalu?a consiste en pedir el Nobel para Mart¨ª i Pol, como si no hubiera otros poetas en Catalu?a.
P. Tampoco conseguimos hacernos o¨ªr mucho en Espa?a.
R. Para entenderse hace falta buena voluntad en las partes implicadas. Hay intelectuales madrile?os que han le¨ªdo a James Thurber o a O'Henry, pero jam¨¢s se les ha ocurrido leer a Pere Calders. Lamentablemente, tambi¨¦n hay catalanes que nunca han le¨ªdo a Unamuno... No s¨¦, tengo la impresi¨®n de que el Estado de las autonom¨ªas no ha fomentado el respeto y el conocimiento mutuos, sino el encastillamiento rencoroso de cada comunidad en su propio gueto.
P. ?Sab¨ªas algo de Catalu?a antes de llegar a Barcelona en 1970?
R. Nada de nada. Mira, yo estudi¨¦ espa?ol, b¨¢sicamente, para jorobar a mis padres, probos burgueses jud¨ªos de Beckley, West Virginia, que consideraban el franc¨¦s la lengua de la cultura. Para ellos estudiar espa?ol era una p¨¦rdida de tiempo, pues era el idioma de los pringaos. No serv¨ªa ni para entenderse con el servicio, porque los criados, en mi adolescencia, a¨²n eran negros. Pero yo me mantuve en mis trece y acab¨¦ viniendo a Barcelona para estudiar en la universidad. As¨ª descubr¨ª que exist¨ªa Catalu?a, un pa¨ªs con una lengua propia y, entre otras cosas, un poeta descomunal llamado Joan Maragall.
P. ?Te cost¨® aclimatarte?
R. M¨¢s me hubiera costado en Beckley, West Virginia. No, de hecho las costumbres de aqu¨ª me recordaban las de mis abuelos. Las comidas en casa de mi abuela, en Baltimore, empalmaban con las cenas. En mi pueblo, lo realmente aburrido era ir a comer a casa del padre de mi mejor amigo, que era pastor episcopaliano y consideraba esto de comer como un tr¨¢mite.
P. No ejerces mucho de jud¨ªo, ?verdad?
R. Ni t¨² de cat¨®lico, ?no? La diferencia entre t¨² y yo es que t¨² nunca has sido humillado por tu religi¨®n y yo s¨ª. D¨¦jame que te cuente una breve e ilustrativa historia. De peque?os, mi hermano y yo ¨ªbamos cada semana al cine, y nuestra madre nos acompa?aba hasta la taquilla y sacaba las entradas. Luego se desped¨ªa de nosotros. No supimos por qu¨¦ se empe?aba en acompa?arnos hasta un d¨ªa en que fuimos nosotros solos y el taquillero, viendo que no estaba por all¨ª mam¨¢ para protegernos, nos dijo: "Yo no vendo entradas a jud¨ªos". Cosas as¨ª imprimen car¨¢cter, ?no crees?
P. ?Todav¨ªa est¨¢bamos as¨ª a finales de los a?os cincuenta?
R. Otra historia did¨¢ctica. Cuando el atentado contra Kennedy, yo estaba en el colegio, con la maestra y los dem¨¢s alumnos, escuchando la radio. Kennedy estaba que si se mor¨ªa o sobreviv¨ªa. Cuando el locutor dijo que hab¨ªa muerto, un compa?ero se levant¨® y dijo en voz alta: "Le est¨¢ bien empleado, por dar tanta cancha a los negros". ?Crees que la maestra le ri?¨®? No, se limit¨® a mirar hacia otro lado y a hacer ver que no hab¨ªa o¨ªdo nada.
P. Una actitud muy poco cristiana en un pa¨ªs en el que a todo el mundo se le llena la boca con Dios. F¨ªjate en Joe Lieberman.
R. A menudo olvidamos que, en sus inicios, Norteam¨¦rica fue una teocracia. A¨²n celebramos el D¨ªa de Acci¨®n de Gracias, una herencia de los puritanos del Mayflower. Y ac¨²erdate de cuando pillaron a Clinton con los pantalones bajados: ?lo primero que hizo fue reunir a un mont¨®n de pastores y reverendos y adoptar un aire contrito!
P. ?Tu actividad principal sigue siendo la poes¨ªa?
R. La poes¨ªa me obsesiona. Desde siempre. Escribo poes¨ªa. Traduzco poetas catalanes al ingl¨¦s. Y me queda tiempo para la docencia: doy clases de filosof¨ªa en la escuela Benjamin Franklin.
P. Cuando te conoc¨ª, eras profe en el Instituto de Estudios Norteamericanos.
R. Durante 13 a?os. Es una pena lo del IEN, ?no? John Zvereff intent¨® que fuera un centro cultural de referencia y sus jefes s¨®lo quer¨ªan una academia de idiomas. Pero es un problema general: f¨ªjate en el Instituto Fran¨¦s o en el British Council. Lo que fueron refugios intelectuales en los que pod¨ªan respirar los disidentes del franquismo se ha convertido en sitios en los que el yuppy aprende un idioma con el que medrar en su empresa. Y lo peor es que, por parte catalana, ni la Generalitat, ni el Ayuntamiento, ni nadie se ha tomado la molestia de meter baza y tratar de reorientar la situaci¨®n. Una l¨¢stima.
P. Ya s¨¦ que el voto es secreto, pero... ?a qui¨¦n votaste?
R. A Gore, claro. Me da cierto miedo la presencia de Bush en la Casa Blanca. Es el tipo que peor puede gestionar la previsible crisis econ¨®mica porque es de los que les dicen a sus compatriotas que cambien de coche, de casa, que se hipotequen hasta las cejas. Norteam¨¦rica se basa en el consumo, en que corra el dinero. Cuando yo era peque?o, ese dinero exist¨ªa, pero ahora es virtual... Mira, Reagan no era inteligente, pero era listo, y Bush no es ni una cosa ni otra.
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