'La primera vez que me viol¨® fue en 1982'
Tras perder las elecciones en Nicaragua, Daniel Ortega se enfrenta a la acusaci¨®n de abusar sexualmente de su hijastra

El comandante Daniel Ortega afronta su derrota en las presidenciales del domingo y la admisi¨®n de la denuncia presentada por su hijastra ante la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) contra el Estado de Nicaragua por negaci¨®n de justicia. Zoilam¨¦rica Narv¨¢ez, de 33 a?os, fue vejada desde los 11 por el ex presidente de Nicaragua (1979-90) y jefe del Frente Sandinista de Liberaci¨®n Nacional (FSLN). No tuvo valor, ni fuerzas, seg¨²n su testimonio, para resistirse a quien entonces imperaba.
'Sus atrevimientos llegaron a grados tales que no le import¨® citarme a la Casa de Gobierno, en el lugar de descanso de su despacho, e intentar ah¨ª mismo sostener relaciones en presencia de terceros, oblig¨¢ndome a ingerir licor para vencer la verg¨¹enza y la timidez'. Hace tres a?os, la hija de Rosario Murillo, pareja de Ortega desde hace casi tres decenios, denunci¨® el calvario causado, desde 1978 hasta febrero de 1998, por el ex guerrillero que lider¨® la lucha contra la dictadura de Anastasio Somoza. 'Estren¨® en m¨ª todos los instrumentos posibles de dominaci¨®n: f¨ªsicos, psicol¨®gicos, pol¨ªticos, familiares y militares'.
'As¨ª sucedi¨® durante seis a?os, haci¨¦ndome creer que mi sacrificio proteg¨ªa la revoluci¨®n'
La presentaci¨®n de cargos, hace tres a?os, caus¨® conmoci¨®n en las filas sandinistas, pero fue in¨²til. Ortega neg¨® todo e invoc¨® su inmunidad parlamentaria cuando rechaz¨® comparecer ante tribunales de justicia que respond¨ªan, seg¨²n demostraron los hechos, a los pactos suscritos entre el partido del presidente Arnoldo Alem¨¢n, conservador, y el movimiento encabezado por Ortega. Su objetivo no fue otro, seg¨²n los analistas consultados, que satisfacer las ambiciones pol¨ªticas de los dos caudillos y cerrar el espacio a la investigaci¨®n de los abusos cometidos desde el poder y del manejo fraudulento de los dineros y bienes p¨²blicos.
Los primeros manoseos contra Zoilam¨¦rica, soci¨®loga, casada hoy, con dos hijos, comenzaron a los 11 a?os, en Costa Rica, meses antes del triunfo de una revoluci¨®n que convoc¨® una generalizada solidaridad internacional. 'Vos ya est¨¢s lista', le dijo Ortega al conocer su primera menstruaci¨®n. Despu¨¦s llegaron las masturbaciones en presencia de la v¨ªctima, las violaciones, las invitaciones al uso de vibradores o de pel¨ªculas pornogr¨¢ficas, la obligada contemplaci¨®n de la filmaci¨®n de los abusos sexuales, el maltrato verbal y f¨ªsico, la progresiva sofisticaci¨®n de las perversiones. 'Me trat¨® peor que a una mujer que vende su cuerpo'.
El Centro Nicarag¨¹ense de Derechos Humanos aplaudi¨® la decisi¨®n de la Comisi¨®n Interamericana, publicada d¨ªas antes de los comicios, porque, si bien no prejuzga el fondo del asunto, 'representa un rev¨¦s a los alegados del Gobierno del presidente Arnoldo Alem¨¢n, que pretendi¨® que el organismo conociera de las violaciones de derechos humanos alegadas en la denuncia'. Ni el Partido Liberal Constitucionalista, al que tambi¨¦n pertenece el presidente electo, Enrique Bola?os, ni el FSLN, ni el Congreso, a sus ¨®rdenes, tramitaron las imputaciones contra Ortega, que aleg¨® disfrutar de inmunidad. Tampoco se abord¨® el asunto en la campa?a. S¨®lo el cardenal Miguel Obando y Bravo pidi¨® que se considerase la 'solvencia moral y profesional' de los candidatos.
El informe de Zoilam¨¦rica tiene m¨¢s de 40 p¨¢ginas y enumera las afrentas padecidas durante 20 a?os, progresivamente degradantes. La joven admite que se derrumb¨® psicol¨®gicamente y necesit¨® terapia psiqui¨¢trica de depresiones graves. Curas sandinistas a los que pidi¨® consejo le pidieron paciencia, resignaci¨®n cristiana, la inmolaci¨®n en aras de la estabilidad emocional del comandante y de su sacrosanta misi¨®n: la redenci¨®n de los pobres. Mar¨ªa, una destacada periodista nicarag¨¹ense, siempre vot¨® por el FSLN, pero dej¨® de hacerlo el domingo. 'No pod¨ªa despu¨¦s de conocer lo de Zoilam¨¦rica'.
'Se me neg¨® el derecho a existir como ser humano, se me mantuvo como objeto de otro ser', resumi¨® Narv¨¢ez, todav¨ªa hoy militante del FSLN, y a?ade: 'Me manipul¨® y me concibi¨® como el objeto sexual de un l¨ªder que se lo merec¨ªa todo. As¨ª fue que sucedi¨® durante seis a?os, haci¨¦ndome creer que con mi sacrificio aportaba y proteg¨ªa a la revoluci¨®n'.
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