?xito por entregas
Confirmando las expectativas que gener¨® su estreno, Operaci¨®n Triunfo se consolida como una oferta que, gracias al acierto de programaci¨®n y a su buena factura, ha alcanzado niveles de audiencia propios de un formato apto para todos los p¨²blicos que oxigena los ¨ªndices de toxicidad cat¨®dica. La competitividad entre aspirantes a convertirse en estrellas es est¨ªmulo suficiente para no tener que caer en el uso obsceno de su intimidad.
Ya sea en la dosis semanal de los lunes en TVE-1, alargada ahora con un oportunista especial post-Telediario, o en los res¨²menes diarios que han disparado la audiencia de La 2, el espectador sufre con los que desafinan, se distrae tarareando las canciones y descubre los diferentes prototipos humanos de esta comedia musical por entregas. Desde la chica que va de mala para que no se le note la fragilidad de sus sentimientos hasta la mosquita muerta bella y sin alma, pasando por los amigos hermanados por un buen rollete que acabar¨¢ en pu?aladas.
Y por encima de estas entra?ables miserias est¨¢ la juventud, el entusiasmo, el talento, que empiezan a resquebrajarse con las pruebas, los rifirrafes o la llegada de la prensa, que el lunes pasado les oblig¨® a posar para los fot¨®grafos, a responder preguntas t¨®picas, a impostar y a fingir un dominio de este para¨ªso artificial que tanto le interesa promover al lobby discogr¨¢fico.
El programa apuesta por una audiencia joven, capaz de moverse por el mundo interactivo de llamadas a m¨®viles y accesos a webcams y por un envoltorio dise?ado por una ambici¨®n mercadot¨¦cnica que, a base de promoci¨®n, corre el riesgo de ahogarlo todo, incluso la buena voluntad de Carlos Lozano, que borda su papel de hermano mayor enrollado. El gusto musical combina todo lo que la industria est¨¢ comercializando en sus grandes superficies: latino marchoso a lo Ricky Martin o lento a lo Luis Miguel, chorros de voz (Manu), diamantes en bruto (Rosa and Chenoa) o adaptaciones sexys hits. La planificaci¨®n del programa es un ejemplo de estructura que no deja nada a la improvisaci¨®n y que, por si acaso, siempre puede recurrir a los documentos del cautiverio en la academina, que seguro ha dado mucho m¨¢s de s¨ª que lo hemos visto.
Lo eurovisivo sigue imponindose a lo granhermanesco, que s¨®lo aparece en la cruel fase de eliminaci¨®n y veredicto del jurado y en el seguimiento de los kilos que pierde Rosa. Por ahora, las eliminadas (Geno y Mireia ) han demostrado tanta entereza que a veces uno echa de menos aquellas histrinicas y viscerales reacciones a lo qui¨¦n me pone la pierna encima para que no levante cabeza.
[La emisi¨®n por TVE-1 de Operaci¨®n Triunfo volvi¨® a ser el lunes el programa m¨¢s visto del d¨ªa, con 5.112.000 espectadores y una cuota de pantalla del 33,6%].
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